Por: Cristian Torres Rodríguez
“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”, “¡Es la invasión de los imbéciles!” sostuvo Umberto Eco, el fallecido escritor y filósofo italiano en sus últimos días. Pese a su generalización, en las redes sociales llegan a diario ‘memes’, textos que dan verdades a medias y toda suerte de insultos contra políticos odiados, equipos de fútbol rivales, personalidades públicas que por razón o ignorancia se postran en la lengua de todos o en las teclas de muchos, gentes del común que se vuelven famosos por un día y claro, columnistas incómodos. Ni que hablar de lo que llega en cadenas de WhatsApp.
Ante los hechos cotidianos protagonizados por cualquiera, algunos opinan como gurús de lo que sea, pontifican, afirman como testigos falsos y pregonan supuestos argumentos en el vaivén de la cuerda floja que va de la verdad a la mentira y cruzan esa línea delgada entre la crítica y la falta de respeto, la ofensa y hasta la amenaza. Pero a partir de hoy, ya no será lo mismo.
En un primer paso y muy importante para Colombia, la Corte Constitucional en su sabiduría y al parecer fallando en derecho como corresponde, -lejos de los intereses políticos a los que acostumbraron sus últimas noticias-, tras una acción de tutela emitió una sentencia en la que advierte que, cada uno es responsable de lo que dice contra otra persona o contra una organización.
En el fallo de los magistrados Cristina Pardo, José Reyes y Alberto Rojas, se indica que los ciudadanos deben verificar antes de publicar en cualquiera de las redes sociales o atenerse a las consecuencias, explicado así de manera coloquial. Quiere decir que aquellos que se creen Terminators de sofá desde una cómoda sala de apartamento, que quieren exterminar a los que piensan diferente, deben ser cuidadosos con lo que publican.
Dice la sentencia además que, la libertad de expresión termina cuando empieza el derecho del otro a mantener su buen nombre. Mejor dicho, por delincuente que sea, eso no se puede decir, pues en Colombia todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario o una autoridad judicial los condene.
Así que aquellos que teclean con la furia de los dedos y que van escribiendo “paramilitar”, “guerrillero”, “mamerto” o “fascista” a cuanto discrepante se encuentren, corren el riesgo de ser denunciados penalmente o expuestos a rectificaciones. Entre otras cosas, ¿cabrá cuando tilden a alguien de: ‘Castrochavista’?
¡Cuidado con lo que comparte!
De otra parte, aunque el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia señala que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación”, ¡Ojo con esto!, porque hay quienes se creen periodistas, abren blogs o páginas web que las convierten en plataformas de noticias falsas (fake news, dicen los gringos), porque los ojos judiciales prestarán atención a aquellos que faltan a la verdad.
Así las cosas, los aficionados a publicar información o señalamientos deben tener en cuenta que son sujetos de responsabilidad social. En definitiva, no se puede difundir información falsa. Las personas o cibernautas deben tener las pruebas para sustentar, la sentencia dice que se desconoce el principio de veracidad cuando la información se sustenta en “rumores, invenciones o malas intenciones”.
Según Microsoft y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijin), en su primer ‘Índice de Civismo en la Red’, los ‘millenials’ son la población que más comete infracciones en línea. Se avecinan elecciones y queda una pregunta suelta, ¿podrán las autoridades hacer seguimiento a las cuentas falsas que multiplican sus insultos en época electoral?
Ver fallo: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2017/t-695-17.htm
¡Vea pues! ahora los Colombianos decentes y honestos que estamos hastiados con toda la «Porquería» que pasa en nuestro país, no podemos hacer huso de la !LIBERTAD DE EXPRESION¡ porque según este «Mocoso» estamos violando la Constitución, y no podemos llamar a los «Asesinos y Corruptos» por su nombre, y pone su perfil, de Leguleyo, Tinterillo, y «docto graduado en Sigüenza», como vocero de los «Cacaos de Chibchombia» (bien pueda demándeme y quíteme si puede mi pensión, ganada en el campo de batalla, defendiendo la Constitución y la Patria, Con Honor, Hidalguía y Valor) cuando este !Infante¡ estaba en algún colegio y luego en una universidad estrato seis (me imagino) porque no lo vi defendiendo al país de las Masacres de las Narco FARC, Narco Paramilitares, Narcotraficantes, Falsos Positivos, los Ajusticiamientos de Lideres Campesinos y Defensores de Derechos Humanos, despilfarro al Erario Publico, Interbolsa, Odebrecht, Yidis política, Agro ingreso Seguro, Chuzadas, Doce Apóstoles, Paramilitarismo, Chirijara, etc., etc., etc., etc., A la «Guacherna de Colombia no nos da miedo sus amenazas e intimidaciones !QUE TAL¡
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