El psicólogo Daniel Kahneman encontró en sus estudios sobre la conducta humana que el ser humano es una máquina para saltar a las conclusiones y obviar los procesos. Nosotros queremos y anhelamos resultados inmediatos, menos preciamos el proceso y el trabajo que se requiere para el resultado. Lo metódico y el uso de los tiempos se los ha llevado el afán y la creencia de lo inmediato. Mucho más en la política.
Las mentes que saben entender los procesos también entienden la importancia de los tiempos, saben que la suerte es la unión de la preparación con la oportunidad, y que el objetivo se alcanza tarde o temprano, pero se alcanza. Gustavo Petro lo entiende, y no solo tiene 8 millones de seguidores, también tiene a más de 10 millones de colombianos anhelando resultados inmediatos del gobierno de Duque.
El país no está una maravilla, tenemos una serie de problemas e inconvenientes que se deben afrontar con liderazgo y contundencia. La reforma tributaria, la laboral, a la justicia y a las pensiones gritan a más no poder. La gente se concientizo que la economía tiene que diversificarse empoderando la agricultura y la industria. Los jóvenes entienden el poder de la educación con calidad y la piden de manera gratuita.
La seguridad carece de la autoridad de las instituciones principalmente por falencias en la justicia. El sistema de salud pide mejor calidad y reformas a las EPS. Gracias a la corrupción, la sociedad siente rechazo contra la dirigencia política y los funcionarios públicos. Tenemos pendiente más del 50% de la implementación del acuerdo de paz. Y para variar, el Gobierno no tiene mucho capital para poder financiar proyectos de inversión y gastos de funcionamiento, la regla fiscal esta estrecha.
Duque no la tiene fácil, y aunque muchos estemos contentos por cerrarle la puerta a la izquierda radical por unos años, debemos ser cocientes que esto no termina aquí y que por el contrario apenas empieza. Petro va a aprovechar cada oportunidad para ganar popularidad, cada error del Gobierno para ganar credibilidad, y cada desacierto para consolidar su base populista.
Nos podemos concientizar que la izquierda llegara en algún momento al poder, o podemos empezar a trabajar de manera eficiente y con ética para de verdad solucionarle los problemas a la gente. Que los funcionarios públicos y dirigentes políticos tradicionales trabajen de manera honesta y por bien del país. Que podamos mejorar nuestros procesos productivos y consolidar la confianza inversionista sobre la economía.
Que podamos rodear al Presidente y generar una unión desde el centro, para así exigirle a las industrias que mejoren sus prácticas con el medio ambiente, pero apoyarlas a que tengan mejores retornos. Debemos unirnos para sacar adelante las reformas estructurales que requiere el país, y hacerle entender a la gente que para llegar a una paz estable se requiere un proceso.
La responsabilidad no la tiene quien pierde, la tiene quien gana. La responsabilidad esta en actuar, generar resultados y comunicarle rápidamente a la gente el camino y los procesos de las decisiones que se tomen. Porque al final del día quien decide si fue o no fue un buen gobierno, es la gente, esta misma gente que decide quien será su presidente en el 2022.
Comentarios