Quiero extender estas líneas como un abrazo de solidaridad y de acompañamiento a los cientos de cubanos que han entregado su vida por una causa en común, aquellos con creencias tan fuertes que lo han entregado todo en defensa de valores perpetuos que no son negociables tales como la libertad, la justicia y la dignidad humana. Quiero extender mi voz de amistad a los jóvenes en toda América Latina que han sido asesinados, desaparecidos, torturados o encarcelados simplemente por el hecho de pensar diferente frente a un régimen o gobierno que refleja su mayor clímax de debilidad cuando coarta las libertades individuales y viola los Derechos Humanos. El 29 de Febrero de 2015, se conmemora el aniversario 64 del natalicio de Oswaldo Payá, un héroe que lo dio todo, aún pago con su propia vida el precio de ver una Cuba libre de represión y con una juventud esperanzada en un mejor futuro.
Así como Rosa María Payá, hija del disidente cubano, hoy miles de jóvenes en toda América Latina levantan su voz contra las injusticias que vemos cada día en la sociedad. Hoy muchos valientes se convierten en ejemplo de un fin pro democracia, los jóvenes a los cuales me refiero actualmente conforman la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia –RLJD-, la cual tuvo su acto inaugural en diciembre del 2014 en Ciudad de México en medio en uno de los momentos más convulsionados que atravesaba la juventud de la región. La RLJD estuvo presente en la marcha histórica y multitudinaria llevada a cabo en la calle Reforma donde miles y miles personas se movilizaron por los 43 estudiantes asesinados en Ayotzinapa; aquel movimiento de la sociedad civil fue llamado #DiaDeLaIndignacion, siendo una muestra del necesario activismo democrático que está llamado a realizar la juventud, difundiendo en redes sociales su inconformidad, y a la vez, brindando soluciones a través de una sociedad civil activa en su máxima expresión.
Todos tenemos un compromiso común con la defensa de los Derechos Humanos de la región sin importar raza, condición, edad, género o estrato socio-económico; todas las organizaciones sociales y políticas, estudiantes de educación media, universitarios de diferentes instituciones de educación pública y privada superior, maestros, trabajadores, grupos de la sociedad civil, organismos de derechos humanos y diversos colectivos debemos comprometernos con la democracia. No solo se trata de salir a las calles y protestar, sobre todo, consiste en que unidos reflejemos nuestra solidaridad con el dolor de las masacres, las víctimas y el deterioro social causado por la corrupción moral de nuestras instituciones, sumado a la indignación producida por la impunidad. Hoy desde la distancia estamos de corazón en Cuba como hermanos, ya que América Latina y el Caribe es una gran familia.
La reflexión que quisiera dejar por sentado en cuanto al bono demográfico que estamos viviendo en América Latina y el Caribe, es que debemos aprovechar esta coyuntura, ya que al estar en una región joven, tenemos un espacio lleno de oportunidades y de creatividad para florecer, no podemos ser indiferentes a los tiempos que estamos viviendo. La juventud está llamada a ocupar los puestos decisión para influir en los destinos de nuestras naciones, el verdadero cambio vendrá de un ejército de jóvenes empoderados, con una visión y proyección de la sociedad a largo plazo y con liderazgo real. Estamos viviendo un momento histórico a nivel Latinoamérica, nos adentramos a un post-conflicto intergeneracional con un eventual proceso de paz en un país como Colombia, vivimos cruciales cambios de Gobierno en países como Guatemala, Argentina y la profunda inestabilidad política en naciones como en Brasil, Venezuela, México y Haití, sin olvidar la reciente victoria de NO a la reelección en Bolivia. América Latina y el Caribe está cambiando y es nuestro deber moral defender la democracia con valores y principios, además tenemos la gran responsabilidad de fortalecer la institucionalidad a través de una sociedad civil activa y emergente.
Es sencillo percibir que la población joven es una de las más vulnerables a sufrir flagelos y padecer situaciones adversas, tales como: pobreza, violencia intrafamiliar, tratas de personas, abuso y violencia sexual, embarazo adolescente, desnutrición, explotación laboral, desempleo, falta de educación y suicidio. Los índices y la estadísticas acerca del estado actual de la juventud en Latinoamérica no son las más alentadoras, por ello el propósito de la RLJD ha sido trabajar en pro de los derechos civiles y políticos de la juventud, sembrando en cada uno de ellos el deseo ser parte de los proceso de incidencia en sus comunidades, la única solución es participar, por eso mi llamado es claramente a instar a los jóvenes a participar en la función pública, especialmente en los asuntos políticos.
A pesar de las dificultades que se presenten, no está de más recordar que la excelencia está en los detalles, es vital como juventud tener buenas relaciones para recibir apoyos suficientes en el desarrollo de cualquier iniciativa, y desde ahora se debe cultivar la legitimidad y la credibilidad que son vitales para desempeñar cualquier ejercicio en lo público. Debemos aprender de los aciertos y de los errores cometidos. Tengo la más firme convicción de que el trabajo en equipo y en red es mucho más efectivo, eficaz y trabajando unidos podemos llegar más lejos.
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