Isaías 53
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Es muy común que en los días santos estemos inundados de películas, artículos, celebraciones y todo tipo de manifestaciones religiosas que conmemoran el suceso más importante que haya tenido lugar en la historia de la humanidad, como lo fue el paso de Jesús por esta tierra. Y me causó particular intriga el artículo de Juan Gossaín publicado en eltiempo.com.
No por los aterradores relatos que allí se dan sobre los padecimientos del hijo de Dios al morir crucificado, después de tortuosos castigos y humillaciones inmerecidas; tampoco me sorprendió que todo lo que se argumenta y se comprueba sea producto de estudios hechos por científicos e historiadores, total, absolutamente todos los detalles están en la biblia y por más que intenten desmentirla, en cualquier aspecto que toquen, siempre se llega a concluir que lo que dice en esas páginas es verídico.
Lo que me llena de intriga es la forma en que las personas están leyendo estos datos médicos y escalofriantes por demás, de lo que padeció Jesús al morir por la humanidad en esa cruz. ¿Será que pasan por encima de esas palabras como leyendo una vieja historia de terror, o una leyenda que no entra en contexto hoy en día y de la que hay que acordarse, porque por tradición todos lo hacen? ¿Será que ante semejante acontecimiento, al leerlo la gente sólo atina a recrear en su mente la imagen de ese Jesús que nos vendió la tradición y la religión: adolorido, moribundo, con una corona de espinas en su cabeza, derrotado y sin poder alguno? ¿Será que hasta ahí llega el efecto que produce acordarse del salvador del mundo por estas épocas? ¿Será que mientras están leyendo esas líneas, las personas no se dan cuenta que leen todas y cada una de las cosas por las que hubieran tenido que pasar de no ser porque él se puso en nuestro lugar? ¿No será posible que en la mente de los lectores se puedan romper esas paredes levantadas a base de tradición y mentiras, y así tal cual pasó ese viernes hace más de dos mil años con las cortinas del templo, se rompan en dos y puedan entender que ese sufrimiento que padeció Jesús no fue para que hoy nos diera lástima y ya? ¿En serio no habrá nadie tan inteligente como para pensar en que hay un trasfondo espiritual que ha hecho que por siglos el nombre de Jesús siga teniendo tanta fama y aún más que al principio? ¿No le causa curiosidad a nadie qué pasó después de que Jesús sufriera tanto sin aparente razón alguna?…
Es increíble que se hagan semejantes investigaciones acerca de tal suceso y se deje la historia a medias, exceptuando nada más ni nada menos la parte más importante. Es como asistir a la final de un mundial y al momento de la definición por penales tener que irse del estadio sin presenciar ni conocer el resultado. Usted se preguntará ¿Y quién es tan incoherente como para hacer algo así? Ahora entiende el porqué de mis preocupaciones. No puede quedarse sin el desenlace de este relato. No puede permitirse conocer la historia que tiene la facultad de cambiar su vida, de alterar su presente y mejorar su futuro, sólo hasta la mitad. Si cree que eso fue todo, ha sido engañado por muchos años.
Todo eso que se ha comprobado que sufrió Jesús fue el castigo de su paz. Debe entender hoy que ese castigo lo merecía usted por llevar una vida llena de cosas mal hechas que desagradan a Dios. ¿No se detuvo a pensar ni por un instante la razón por la cual él recibió todo eso sin haber cometido errores, sin haber pecado, sin caer en falta alguna; no se le hace sospechoso? Alguien tenía que pagar, pero Jesús no merecía esto, no tenía que pagar simplemente porque no debía nada, pero él puso su vida, lo reemplazó a usted, pagó su deuda, sufrió, padeció y murió en su lugar.
La parte de la historia que más debe tener en cuenta pasa 3 días después. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno que da su vida por alguien más. Usted leyó las pruebas inequívocas de todo lo que sufrió Jesús y si no había cometido pecado, entonces murió por alguien más, murió por usted. ¿O acaso cree que usted ya pagó por lo que debe? ¿Será que por ir a la iglesia por un par de veces en esta semana santa, ya alcanzó a cubrir los pecados? ¿Cree que ya hizo lo que Jesús? Es por eso que pido que revise la manera en que está leyendo estos datos sobre el salvador. Ante una muestra de amor tal, ni siquiera la muerte pudo retenerlo. La paga del pecado es la muerte; ¿Cómo podía la muerte sostener a Jesús si en su ser no había pecado? Al encontrase de frente la muerte con él, encontró amor, misericordia, perdón. Irremediablemente resucitó, y con eso le dio vida a todos los que creemos en él.
Es así como este relato deja de ser de terror para convertirse en una historia de amor, en la historia más importante y verídica de la humanidad, en la historia que aunque pasó hace miles de años, aún hoy sigue transformando realidades, cambiando vidas, dando esperanza, salvando personas. Si cuando comenzó a leer pensó que era la historia de la muerte del hijo de Dios, ahora tiene que saber, que es más bien el relato del comienzo de la nueva vida. Y tan es así, que buscando un poco dentro de su corazón y usando algo de fe, podrá creer que el hijo de Dios pasó por todo ese sufrimiento y murió en su lugar para salvarlo no sólo a usted, sino a toda su casa también.
No lea de Jesús de manera impersonal y religiosa. Sé los paradigmas y encasillamientos en los que nos ha hecho caer la religión por muchos años. Pero tal vez ha estado lejos de Dios porque no lo ha conocido realmente. Así como es verídico todo lo que tuvo que pasar Jesús por esos días, hay muchas historias reales más en la biblia que si las estudia, seguro conocerá lo poco aburrido que es Él realmente y lo mucho que aplican sus enseñanzas y ejemplos para nuestra vida hoy en día. Vamos, atrévase a conocerlo de verdad, estoy seguro que valdrá la pena. Se sorprenderá de lo real y necesario que es para seguir adelante en esta vida y de lo vigente que está, no en una iglesia, ni en fotos, ni en una semana; sino, muy en lo profundo de su corazón…
Estoy totalmente de acuerdo hay que leer la Biblia para conocer realmente al Jesús vivo y esperanza de todos los que creemos en el.
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