América Latina: entre la resiliencia, la incertidumbre y el optimismo
América Latina no sufrió en gran escala la recesión de la crisis económica del 2008, pero lo poco que sufrió, lo terminó devastando la caída generalizada de los precios de las materias primas, la corrupción organizada de los gobiernos y el detrimento de la relación comercial con el resto del mundo.
En Brasil, durante los gobiernos de Dilma Rousseff y Lula da Silva, se redujeron los índices de pobreza y desigualdad al mismo tiempo que aumentó la corrupción, el desequilibrio fiscal y disminuyó la relación comercial con el resto del mundo, lo que tuvo una consecuencia de 8 periodos trimestrales de contracción económica entre el 2015 y el 2016. También generaron caos político y credibilidad en sus gobiernos mediante una corrupción ya comprobada, como lo fue por ejemplo el caso del Lava Jato.
Esto ha causado que Brasil viva entre la resiliencia y la incertidumbre: en la resiliencia porque se muestra que para el primer trimestre de 2017 se creció 1% después de 8 meses de recesión y en la incertidumbre porque se muestra la necesidad de realizar procesos de reformas y ajustes a la economía, que les permita disminuir el déficit fiscal, aumentar la confianza de los inversionistas, incentivar la capacidad utilización de sector industrial y disminuir las altas tasas de desempleo.
Adicionalmente, el problema de Brasil tuvo repercusiones en Argentina, donde se provocó que se vivieran procesos de incertidumbre cambiaria, atados a la comprobación de casos de corrupción en Brasil, y con ello fuertes depreciaciones del peso argentino a tal escenario donde, según el informe mensual macro de Latam, se cree que el peso argentino podría llegar a tocar $18 X USD para el 2017 y $20 X USD para el 2018 con la condición de que no se dicten fuertes reformas económicas y políticas en Brasil.
Sin embargo, Argentina también vive dentro del optimismo a causa del crecimiento económico que en el primer trimestre de 2017 fue bueno, argumentado por alzas en el crecimiento de la agricultura y la construcción de obras públicas que creció 27.1% en este periodo. Pero vive en incertidumbre, dado que el nuevo gobierno de Macri y el BCRA no han podido disminuir la inflación que tiene predicciones del 22% para el 2017, ya que el margen de maniobra del BCRA es escaso con una tasa de política monetaria sobre el 26.25% y cualquier alza en la tasa de intervención afectará directamente la demanda de dinero interna.
México, por su parte, vive entre la resiliencia y el optimismo. En la resiliencia porque después de la elección de Trump, se creó la incertidumbre de la relación comercial y el papel de México en el TLCAN, generando así una depreciación del peso mexicano, a tal punto que se alcanzó $21 X USD y poniendo en duda la relación comercial con EUA; sin embargo, vive en el optimismo porque se comprobó con el paso del tiempo, que estas políticas de Trump afectaron la economía de manera cíclica y no estructural. Ahora México le está viendo el lado bueno a la relación comercial con EUA, porque mientras que los índices manufactureros en EUA sigan creciendo, y el dólar se estabilice entre un $18 y $20 X USD, las exportaciones de bienes primarios de parte de México seguirán mostrando cifras positivas.
Sin embargo, los riesgos siguen alimentando la incertidumbre en México, porque una depreciación del peso mexicano hace que sea mejor exportar los bienes que venderlos en el mercado interno y con esto se alimentara una alta inflación. Inflación que para abril ya se situaba en el 5.82%, siendo esta la principal preocupación del Banxico, que plantea alzas moderadas sobre la tasa de referencia de política monetaria, pero siendo un arma de doble filo, dado que estas alzas podrían ocasionar una recesión en la demanda interna de dinero.
Chile también vive entre la resiliencia, la incertidumbre y optimismo. Con la disminución del precio del cobre, se afectó directamente la actividad minera y los subsectores asociados a esta, como lo fue la inversión, la construcción y servicios empresariales dedicados a la extracción de minerales. Pero vive en la resiliencia y con optimismo porque para el primer trimestre de este año, según el informe de política monetaria del Banco Central de Chile para el mes de mayo, el crecimiento fue dinámico en los sectores asociados a productos importados, bienes de consumo durables y la inversión en maquinaria y equipo. También vive entre la incertidumbre de las próximas elecciones presidenciales, y cómo estas afectarán las cuentas fiscales del gobierno, porque por ejemplo Michelle Bachelet aumentó el consumo público en el último año en un 5%.
Y por último Colombia, que fue duramente afectada por la caída de los precios del petróleo, vive en la incertidumbre de los resultados de una reforma tributaria aplicada para este año, que disminuyó la confianza del consumidor y con ello la variación de precios que al mismo tiempo da luces de optimismo, de una inflación a mayo del 0.23%. Inflación que le da margen al Banco Central para seguir recortando la tasa de política monetaria y con ella dinamizar la economía desde la demanda y la oferta de dinero.
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