“Hay un lugar llamado «cielo» donde el bien aquí inacabado se completa; Y donde las historias no escritas, y las esperanzas no cumplidas, se continúan. Podemos reír juntos todavía”. J.R.R. Tolkien
Esta es una historia celestial, los hechos que les voy a relatar suceden en una sucursal del paraíso que los foráneos conocen por el seudónimo de ‘Coffee Land’, bueno, al menos los más generosos, pues no sólo se produce el coffee, también otro producto calidad exportación que –curiosamente- empieza por “co”.
Allí habitan unas cuantas decenas de millones de almas, gobernadas por unos ángeles muy santos que han logrado la prosperidad para todos. En Coffee Land no existe pobreza, inseguridad, corrupción o inequidad. Las longevas y deterioradas instituciones fueron modificadas por sapientísimos asambleístas, que, iluminados por la visión futurista de su director lograron comprender la inoperancia del antiguo sistema. En una ocasión se preguntaron, “¿para qué discutir de forma copiosa los proyectos del líder si él nunca se equivoca?”, seguidamente llegaron a la ingeniosa conclusión que bastaría con mencionarlos y pasar de forma inmediata a la aprobación del Concejo. Es más, en un acto de humildad entregaron sus facultades, para que fuera él – su líder – quién decretara los proyectos, sin la intromisión de sus torpes delegados.
Lo mismo sucedió con los magistrados, ilustres figuras en las antiguas jefaturas. Embebidos por la sabiduría del jefe supremo decidieron consultarle cada decisión, cada investigación y cada pronunciamiento. Nada puede ser aprobado sin el visto bueno del líder. Así las cosas, transcurría la vida con total tranquilidad en este terruño, con una pequeña excepción. Una legión de ángeles rebeldes, pero muy buenos, conocidos como: RAFC (Reunión de Ángeles por la Felicidad de ‘Coffeland’) no estaban de acuerdo con la forma en que se había administrado el paraíso terrenal. Detalle que no es pequeño y causa especial atención, puesto que sus fortunas habían crecido de manera indescriptible gracias a la producción y comercialización del producto que no es coffee. Tal cual, la prosperidad para todos cobraba especial sentido para ellos, un vivo ejemplo de superación.
La verdad es que los ángeles santos y los RAFC, desde antes del inicio del gobierno célico de Coffee Land se venían reuniendo para dirimir sus visiones – en apariencia y sólo en apariencia – irreconciliables. Consiguiendo después de años de diálogo un verdadero acuerdo entre ángeles. Los santos les prometieron valiosos espacios en el Concejo, un trato justo por parte de los magistrados y unos buenos ingresos, cumpliendo su sacra promesa de prosperidad. Los RAFC, por su parte, aseguraron decir la verdad, lo cual no suponía un reto para ellos, y dejar su lucha rebelde, entregando todas sus armas. Por supuesto sólo eran unos 7000 instrumentos, entre ellos: liras, arpas, trompetas y bombardinos. ¿Qué más podrían tener unos seres inmaculados?
Y así fue como la única disputa irresoluble, el último resquicio de insatisfacción de la civilización se erradicó. Hemos llegado al fin de la historia, una verdadera, no ese ‘cuentazo’ que nos vendió Francis Fukuyama. Nos alimentaremos de paz, pensaremos en términos de paz y actuaremos en concordancia. Es este el auténtico modelo perfecto.
Apostilla: Hay que poner los ojos en nuestro vecino de la ribera oriental del Orinoco, contrario a lo que los áulicos de Juan Manuel afirman, la política internacional ha sido un desastre, el país padecerá una ola de inmigración sin precedentes en su historia republicana. En el corto plazo Colombia debe empezar una ofensiva diplomática, instando a los demás países del hemisferio a exigir la renuncia inmediata de Nicolás Maduro y acompañar al pueblo venezolano en la restauración del orden democrático.
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