Por: Sebastián Zapata Callejas
Indiscutiblemente en el país existen varios temas que necesitan de cambios estructurales, que se caractericen por poderse aplicar desde el gobierno nacional como desde los gobiernos locales. Por ello es de suma importancia que los grupos de presión y los gremios interesados expresen sus demandas y propongan soluciones que hagan parte del orden del día de las personas que ostentan los altos cargos del país. Claramente es aún más importante que estos últimos, los que toman las decisiones, tengan la voluntad política y económica de hacer las cosas.
Y es que más allá de que existan muchos sectores como, por ejemplo, el tributario, el pensional y el de la salud, que necesitan de acciones drásticas para su mejora, un gran reto en la actualidad es optimizar las condiciones de gran parte de los jóvenes en el país, porque sin lugar a duda tal sector de la población es básicamente el motor de desarrollo de cualquier comunidad.
No en vano la “sangre joven” tiene, por lo regular, una capacidad inigualable de generar ideas; desarrollar múltiples trabajados y actividades relacionadas con la innovación y creatividad; despertar la mentalidad del progreso; y otras cualidades más. Además, en términos cuantitativos este grupo etario en Colombia tiene un número cercano a los 13 000 000 de ciudadanos. A manera de ilustración, los jóvenes colombianos representan una cantidad superior a la de habitantes de naciones enteras como Bélgica, Bolivia y Ruanda.
Pese a que, en teoría, el “orden natural” de una sociedad se funda en el garantizar las condiciones necesarias para el impecable desarrollo de sus jóvenes, es claro que, en ciertos contextos sociales, como Colombia, no se alcanza ese estado ideal en la población joven, debido a factores, como la desigualdad, los altos niveles de miseria y pobreza, el olvido gubernamental, las menguadas capacidades estatales, la aplicación de políticas mal enfocadas, entre otros.
Una pequeña muestra de ello es que en Colombia alrededor del 18% de los jóvenes están desempleados (cifra de 2018), más del 40% de la población joven se encuentra económicamente inactiva (cifra de 2017), 1 de cada 2 jóvenes que entran a la universidad no culmina su programa de estudio, en algunos establecimientos penitenciarios más del 37% de sus reos son jóvenes (cifra de 2017) y casi el 10% de los delitos que se comenten en territorio nacional involucra a jóvenes (cifra de 2015).
En este orden, se evidencia la necesidad de ejecutar reformas contundentes en el sector de los jóvenes. Para lo cual se requiere, por un lado, que este sector ciudadano proponga y exija soluciones tangibles e integrales a sus problemáticas.
Y por el otro lado, se necesita de un apoyo decidido e incondicional por parte del gobierno y de los legisladores para establecer una serie de planes, políticas, programas y proyectos, que apunten a la mejora sistemática y multidimensional de las facetas sociales que tiene dicho grupo poblacional.
En este último asunto vale la pena resaltar algunos avances que se dan gracias al trabajo sensato de ciertos sectores políticos, como es el caso del partido político Cambio Radical, el cual va presentar en los próximos días en el Congreso de la República – en cabeza de sus legisladores jóvenes y gracias a los aportes y contribuciones del sector de Juventudes Cambio Radical- todo un paquete legislativo que involucra una serie de programas, lineamientos y políticas que van ayudar inimaginablemente a toda la juventud colombiana.
En conclusión, solo basta por decir que frente a los grandes retos que afrontan las personas que están en la franja de 18 a 28 años de edad en el país, se necesita hacer un esfuerzo colectivo en pro de desarrollar el heterogéneo potencial de la juventud colombiana, el cual, como se sabe de antemano, se enmarca en una diversidad de conocimientos e ideas, infinitas capacidades, además, de sobresalientes talentos y habilidades.
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