Por: Diego Rodríguez Saza – Eskarlata
Es lógico que los lideres políticos que hacen parte de los malabares de la corrupción se cubran con la misma cobija, armen sus estrategias y pongan sobre la mesa su mejor jugada.
Los dueños de la corrupción siempre tendrán los abogados más efectivos, los estrategas en comunicación e imagen de mayores resultados y a su favor el apoyo de empresarios de alto poder, incluyendo medios de comunicación vorazmente influyentes en la opinión pública.
Lo triste es que existan ciudadanos fuera de las élites que apoyen y defiendan a los corruptos que han causado daño al país. Dichos ciudadanos caminan por la calle discutiendo y debatiendo sin argumentos todo aquello que en los canales de comunicación con mayor audiencia exponen.
Un procurador destituido por corrupción es colocado como embajador en la OEA, un fiscal con enredos en uno de los casos de corrupción más sonados en Latinoamérica posiblemente seguirá en el poder, un ex ministro de hacienda con procesos dudosos en los llamados “bonos de agua” es nuevamente nombrado como ministro y un ex alcalde a quien entregan un suma de dinero en efectivo de 20 millones de pesos (según vídeo) y en cuya explicación aún quedan dudas y contradicciones son solo algunos ejemplos de quienes hacen parte de la política colombiana actual. Líderes políticos que en pro de atornillarse en el poder han vendido su ética o lo poco que conocían de ella. Es así como se unen los partidos tradicionales con los partidos que emergen de la misma corruptela, se alimentan de ella y después muestran su cara de salvadores de la nación ante el “Castrochavismo” y el temor infundado de volvernos como Venezuela.
Buscan a como de lugar sacar del aire a los programas de mayor contenido crítico e investigativo, tal como ya lo hicieron con Pirry por enfrentar directamente y sin filtros, las ollas podridas de la política oscura. Ahora vemos como sale del aire misteriosamente el programa Los puros criollos que se venía transmitiendo con sus antiguas temporadas (esperemos qué sucederá con la nueva temporada) y de forma preocupante viene la ley MiniTic que pone en el filo del abismo al Canal Uno.
Si aún tenemos el orgullo de ser colombianos, tengamos el criterio de exigir lo que es justo para el país, los que sean “MUY URIBISTAS”, exijan a todo el gabinete del Centro Democrático cuentas claras de los presuntos casos de corrupción; los que sean “MUY PETRISTAS”, pidan explicaciones claras sobre el dinero recibido por Petro como lo muestra el vídeo expuesto en plenaria por la senadora Paloma Valencia.
No es posible que por ser uribistas tengan que comer entero y defender a un fiscal que ya perdió la credibilidad ante el pueblo colombiano, o celebrar que un ex procurador que ha sido uno de los personajes más radicales frente a las organizaciones que defienden los derechos humanos ahora sea la cara del país ante la OEA.
¿No creen que una educación de calidad para los colombianos es el máximo miedo que tienen los corruptos, políticos y empresarios que manejan nuestro país?
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