Querido lectores, les voy a contar una triste historia:
La historia comenzó en 2008 cuando radicaron una queja anónima ante la Alcaldía local de Puente Aranda, afirmando que el G12 estaba haciendo una construcción frente a su auditorio para celebración de sus cultos; sin embargo, la norma decía que este suelo era de uso industrial y por tanto no se podía permitir su uso para celebraciones. Al final de dicho año la Alcaldía confirmó que dicha construcción era ilegal y se emitió una sanción a Misión Carismática. Fue una multa de 92,3 millones de pesos y, a pesar que MC la pagó, le dieron dos meses para adecuar la construcción a las normas urbanísticas; lo que que era, básicamente, comenzar el proceso para hacer el cambio de uso del suelo para seguir funcionando. Sin embargo, este proceso no se dio y lo que hicieron fue vincularse a un plan parcial de renovación urbana denominado “Triángulo de Bavaria” que, hasta ese momento, estaba comenzando estudios.
A raíz de lo anterior, en 2011, la Alcaldía local decidió multar nuevamente a Misión Carismática. Esta vez el pago sería de los mismos 92,3 millones de pesos, pero tendrían que hacerlo cada tres meses hasta que no cumpliera con las normas para su funcionamiento. ¿Entonces que pasó? ¿Hicieron el pago? Sí, pero únicamente el primer trimestre a pesar de seguir incumpliendo. Según ellos, no efectuaron el resto de pagos porque la Secretaría de Hacienda no les hizo los cobros cada tres meses (legalmente hablando). Es decir, nunca les llegó un cobro electrónico o en físico de la multa, así que MC siguió con sus celebraciones (cultos, aperturas y cierres de campaña de personajes “ilustres” como: Santos, Uribe, y hasta Enrique Peñalosa) en una construcción ilegal como si nada hubiese ocurrido. Y acá entre nos, como que las administraciones locales y distritales de la época se hicieron los de oídos sordos, porque no hubo pronunciamiento alguno hasta 2016.
Ya en julio de 2016, con nueva administración local y distrital, se procedió a reabrir el caso y a notificar cada uno de los cobros sin pago a MC. Sin embargo, según ellos, la notificación les llegó a principios de 2017, fecha para la cual la construcción ya estaba en norma dado que desde octubre de 2016 había quedado en firme y en ejecución el Plan Bavaria, del cual ellos hicieron parte. Según MC entre la decisión de pagar un multa trimestral en 2011 y 2017 pasaron cinco años y, según la ley, si en este tiempo no se ha hecho efectivo el cobro, la sanción queda totalmente invalidada. A partir de esto, MC envió una carta a la alcaldesa local de la época exponiendo estos argumentos pero, según ellos, la carta nunca fue respondida y, aparentemente, en la Alcaldía nunca le dieron trámite alguno. ¡Qué belleza!
Conforme a ello, Misión Carismática decidió llevar el caso a otra instancia: la Secretaría de Gobierno. Allí, por supuesto, resolvieron su caso y, finalmente, la alcaldesa local de Puente Aranda firmó una resolución revocando el cobro que le habían hecho a esta ‘magna’ organización…
Así ganó Misión Carismática, ganaron los políticos que hacen sus “pequeños” eventos en el G12, ganaron sus seguidores y creyentes. Pero, ¿adivinen qué? Perdió Bogotá, perdió más o menos ‘la bobadita’ de 2.800 millones de pesos (que era el acumulado de los cinco años que “no” se cobraron las multas), dinero que hubiese servido, no sé… para construir dos o tres parques que tanto le hacen falta a la UPZ “Zona Industrial” donde está ubicado el G12, o un colegio… no sé, solo opino…
¿Culpa de quién? De la administración local, distrital o del G12. ¡Culpa de la vaca! porque como es común en este país: acá la culpa no es de nadie, acá no hay dolientes, acá los jodidos son los ciudadanos de a pie… Los privados, lucrándose de la ciudad; y sus ciudadanos, sufriendo día a día por problemas de inseguridad, de movilidad, por el pésimo sistema de salud y por otros tantos “por menores” que cada uno de ustedes conoce muy bien.
Otro dato, todos los eventos que organizan lo hacen con el beneplácito de la policía.
Disponen de auxiliares, patrulleros y de oficiales para la seguridad del lugar y las diferentes actividades, y todo a costillas de los impuestos de los contribuyentes que pagamos honestamente.Ese personal debe dedicarse a mejorar la seguridad de Bogotá, y que contraten a privados.
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