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Luego de una tarde entre libros, debo admitir que pese a  la deliciosa comida peruana, la Feria del Libro me dejó un mal sabor de boca. Aquí les dejo mi lectura de la Feria, que con algunos pequeños cambios, bien podría servir para cualquier edición pasada o venidera

Lo bueno

El país invitado: La delegación peruana ha sido la más numerosa  en todas las versiones de la Feria. Vinieron con música en vivo, baile, comida exquisita y literatura de calidad. Lo más sobresaliente, sin duda, fue la presencia de Vargas Llosa, el nobel peruano que se vio opacado por el improvisado homenaje a García Márquez.

Los lanzamientos: Para esta ocasión, hubo tres lanzamientos que a mi parecer, fueron los más destacados: Fernando Vallejo lanzó su nueva novela Casablanca la bella, y aprovechó la ocasión para otra de sus clásicas diatribas contra el Establecimiento; Jorge Franco lanzó su novela El mundo de afuera, recientemente reconocida con el Premio Alfaguara e impresa a las carreras para aprovechar el cuarto de hora de la feria; y Ricardo Silva lanzó su Libro de la envidia, una novela con visos biográficos que desmitifica el célebre suicidio del poeta José Asunción Silva.

Tres stands nacionales: El del Centro de Memoria Histórica que persiste en su labor quijotesca de luchar contra el olvido en una sociedad amnésica; el del Instituto Caro y Cuervo que ha resistido a los embates del neoliberalismo y continúa publicando interesantes estudios de filología y lingüística  y, por supuesto,  el stand de la Casa de poesía Silva, que aunque tiene algunos libros muy costosos, recoge de manera rigurosa el pasado y el presente de la poesía colombiana.

Lo malo

La omnipresencia de Panamericana: Esta editorial, librería, patrocinadora, productora y tienda de regalos arrasa en ventas y en presencia. Vi el famoso logo naranja al menos en cuatro pabellones, uno de ellos dedicado exclusivamente a sus ventas; y de promociones, más bien poco.

La feria no se reinventa: No sé si sea por falta de gestión o de creatividad, pero no veo mayor innovación. Año tras año se ven a los mismos con las mismas. Tuvieron que pasar 25 años de feria para que se atrevieran a traer un premio nobel, recién el año pasado. Este año vino otro; ojalá esas excepciones se vuelvan costumbre. El pabellón de la caricatura debería trastearse a la Feria del Hogar.

Los precios de los libros no son de feria: Da igual ir a la feria a comprar un libro que comprarlo en la Librería Lerner o en la mentada Panamericana. Los precios suelen ser los mismos y las promociones se limitan a obras que nadie lee y que durante el año son alimento de polillas en alguna bodega. No se consiguen con facilidad buenas traducciones ni ediciones críticas serias. Por ejemplo, en todo mi recorrido no pude encontrar ni un solo libro de Gredos.

Lo feo

El asombroso auge de libros de autoayuda, que tristemente, se venden como nunca. Para muchos lectores, escritores como Paulo Coelho o el padre Linero son ídolos, las editoriales lo saben y aprovechan para venderlos hasta en la sección de comidas. En esta misma línea hay un sinnúmero de libros instructivos para enamorar, para superar la tusa, para identificar las malas energías, para hablarle duro al jefe, para ser su propio jefe, para maquillarse en casa, para ser una buena mamá, para ser un mal papá, para irse sin mirar atrás, para volver arrepentido… En fin. Si a usted le gusta la lectura fácil y las respuestas obvias se sentirá en su salsa.

Publicar un libro ahora es asunto de artistas polifacéticos: Ernesto Calzadilla escribió hace un tiempo en Twitter que el libro de Amparo Grisales era el mejor libro que había leído en su vida. Sospecho que no mentía porque no tiene el perfil de voraz lector. Es chistoso verlo en Twitter, pero llegar a la feria y ver que muchos quieren comprar Mi cuerpo consciente, de la Grisales -o el último libro de la actriz, modelo y presentadora del momento, en el que seguramente habla sin aspavientos de relaciones de pareja y/o de su testimonio de cómo supero sus traumas-, me resulta tristísimo y vergonzoso.

No sobra decir que  lo anterior obedece a mi experiencia personal y a mis muchas mañas como lector, ni tampoco sobra advertir que pese a lo dicho, no hay mejor plan por estos días que ir a la feria y hacerse una opinión propia.

Twitter: @andresburgosb

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