Una lectora me escribió una historia de amor y dolor en la que terminó, sin saberlo, siendo la tercera en un triángulo amoroso. A manera de catarsis ella quiso compartir su drama con los lectores.
En mi anterior entrada planteaba la idea de que una amante no siempre es la mala del paseo sino que puede ser la víctima. Eso le pasó a Juliana, una mujer que conoció las dos caras del amor al mismo tiempo.
Por cuestiones laborales, Juliana conoció a un ingeniero llamado Diego. El tipo parecía una buena persona, tenía un trabajo estable, vivía con su mamá y era padre de un niño, producto de su relación anterior, al que le dedicaba todo su amor.
Cuando empezaron a salir, a Juliana no le preocupó que su novio tuviera un hijo, ni cuando iban los tres al parque ni cuando la mamá del niño llamaba a Diego por teléfono a exigirle el dinero de la manutención. De hecho, pronto Juliana empezó a querer a ese niño como si fuera propio, como si fuera ella la pieza que faltaba en un hogar lleno de amor.
La relación fue evolucionando. Juliana conoció a su suegra y era invitada frecuente a la casa de Diego y él, por su parte, empezaba a planear una vida junto a ella. Hablaban de convivencia, de un segundo hijo, de matrimonio…
Después de un año de relación dieron un paso importante: con mucho esfuerzo lograron reunir el dinero necesario para pagar la cuota inicial de un apartamento; por esos meses, Diego no estaba pasando un buen momento económico, en parte por la cuota que debía pagarle a su ex pareja mensualmente, así que fue Juliana quien aportó casi la totalidad de los recursos requeridos, para eso tuvo que adquirir un par de deudas y hacer grandes recortes en su economía personal. No importaba, finalmente estaba construyendo un hogar junto al hombre que amaba y su alegría no podía medirse con dinero.
El matrimonio era el paso a seguir. En el círculo familiar y laboral de Juliana todos lo sabían y lo celebraban aunque la pareja aún no había fijado una fecha para el evento.
Un buen día Juliana fue a visitar a su futuro esposo pero cometió el grave error de no avisarle. Cuando llegó a la casa, su suegra abrió la puerta y la miró como si se hubiera encontrado con un espanto. No le permitió la entrada a la casa donde muchas tardes fue la invitada de honor. Algo raro ocurría.
Lo que pasó después parece sacado de una telenovela mexicana: aparece una tercera mujer en escena, le recrimina a Juliana haber sido la amante de su marido, la empuja, le grita; la suegra en silencio, el niño llorando, Juliana estupefacta.
Diego era casado y convivía con su esposa en la misma casa que Juliana visitó tantas veces. El muy astuto aprovechaba las largas jornadas laborales de su esposa, que era enfermera, para hacerle creer a Juliana que era separado. El cinismo de Diego fue heredado directamente de su madre, quien sabiendo toda la verdad siempre calló.
Juliana se había convertido sin querer en la amante de Diego, en la quitamaridos. Y ahora que lo había descubierto todo tenía que enfrentar al mundo llevando el estigma de ser la mala del paseo. De un momento a otro, Juliana no sólo perdió a su futuro esposo y al niño que quería como si fuera suyo, sino también el dinero que había invertido en un apartamento del que luego desistiría y en el que actualmente vive Diego con su hijo y su esposa, que le perdonó la infidelidad. El infiel sacó provecho de su aventura, la amante perdió hasta su autoestima.
Hoy Juliana siente que ya superó ese capítulo de su vida. Admite que cometió muchos errores y que no estuvo atenta a los cabos sueltos que iban dejando las mentiras de Diego. Se vio obligada a cambiar de trabajo, pagó sus deudas y por fin, después de dos años de silencio, tiene el coraje de contar su historia que incluso sus amigos más cercanos desconocen. Sabe que somos machistas y que aún luego de abrir su corazón serán muchos los que la juzguen, pero no le importa porque luego de su duelo ha comprendido que hay que hablar, servir de ejemplo, hacer catarsis para no seguir envenenándose con tanto dolor que había tenido que soportar sola.
No siempre la amante es la mala del cuento, en muchos casos, como en el de Juliana, la amante es la víctima.
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Si, como Juliana, usted también quiere que los lectores conozcan su historia, lo invito a que me escriba un correo a andresburgosb@hotmail.com, puede que la catarsis le ayude a descifrar el dolor del duelo y de paso su ejemplo le pueda servir a muchos.
Twitter: @andresburgosb
Juliana me alegra mucho que hoy hables de una prueba superada, mujer eres un claro ejemplo de que el amor nos enceguece y el entorno y varios factores nos envuelve en una relación que no es la mejor, seguramente tuviste muchas señales para darte cuenta, pero en ocasiones es mejor para no dañar el rato pasarlas por alto y terminamos mintiéndonos a nosotros mismos.
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las mujeres tienen un sexto sentido y malicia indígena muy desrrollado, los hombers son bestias para mentir… así que este caso de juliana no es cfreible para mi.
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Que tristeza que este mundo este lleno de hombres y mujeres falsos que engañan y mienten descaradamente, esto que le paso a Juliana solo la hará mas fuerte, peor son muchos casos de mujeres que engañan al marido dejándose preñar del mozo y le achacan la responsabilidad al marido y no conformes se vuelven a dejar preñar de otro mozo, eso si es triste.
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Piensa mal y acertarás , es posible que la esposa del tipo este , el tipo este y la mamá del personaje se hayan puesto de acuerdo para estafar a Juliana , perder lo material es doloroso pero hubiera sido peor si Juliana se hubiera quedado suplicando amor , Dios ,la vida o en lo que ustedes crean va dando señales y puede que en este momento la familia de este personajito esté disfrutando de tan mala accion , pero lo que por agua viene, por agua se va y el karma es lento pero inexorable.
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Historias como ésta suceden a diario, lo que pasa es que no todo el mundo tiene el valor de contarlo. Vivimos en un mundo donde los intereses y las apariencias son las que predominan. No soy abogado, pero no entiendo porqué Juliana no pudo quedarse con el apartamento que habían comprado y el cuál le correspondía por haber sido quién más aportó para su compra. Yo creo que aparte del engaño, aquí se configura al menos un delito: abuso de confianza o estafa. Juliana debió haber acudido ante la justicia a reclamar lo que le correspondía por derecho propio, ese hubiera sido el mejor castigo para su amante, la madre de éste y su esposa.
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Que historia taaan boba!!!!..perdi mi tiempo leyendo esto..
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Pues la susodicha habrá aprendido a no ser tan confiada, de otro lado deja mucho que desear la actitud de los demás protagonistas, la mamá conchuda alcahueta, la esposa qué le hace creer que el tipo le será fiel después de ésto y el tipo merece un buen escarmiento…Evalúen esto una amante a la oficial: «Yo sí sabía que usted existía lo que pasa es que me enamoré y esperaba que me diera una vida mejor»… perdón, si no se la dan al primer y más puro amor que les hará creer que lo harán con ellas que aparte de cotudas con paperas, con qué autoridad exigirán buen comportamiento después de lo que hicieron?…meterse en rancho ajeno no es adecuado ni correcto.
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Que tal la mamá en el plan de Celestina….y que tal la lección de vida para el nieto…y que tal la esposa viviendo en el apartamento que pagó la otra señora…
Todos los días se aprende de la vida…
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Uno tiene que fijarse a quien se arrima,,,y sobre todo no soltarle el billetico al primero que le pinta pajaritos en el aire, conclusión: investigue bien con quién va a salir, así sea una noche.
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Que man tan mamon, parece una vieja cantaletuda y se cree duen~o de la verdad. Si bien, hay alguna Julianas en este mundo, no nos dejemos tapar el sol con esa sombra. No puedo siquiera contar las veces que he presenciado lo totalmente opuesto, como el caso de la bella compan~era que prefirio a su jefe casado por encima de su compan~ero a quien tambien le calentaba la oreja. Esta ‘pobre victima’ lo hacia a sabiendas que la mujer del jefe venia a todas las fiestas de la empresa y que nuestro amigo regaba la baba por ella, asi lograba ascender en la empresa fingiendole al idi-ota jefe discolo y quiza disfrutaba realmente con nuestro compan~ero joven otras cosas mas mundanas. Al final, cuando la mujer del jefe lo mando al carajo, quitandole el trabajito que parecia le apalancaba su padre, el suegro del jefe, entonces nuestra avivata amiga lo acuso de acoso sexual y asi se lo logro quitar de encima … jaja, no me alegro pero como que se siente fresco, no? Y no, la mujer fatal esta nisiquiera siguio con nuestro amigo, lo cambio por otro que ademas de los raticos le daba mas platica.
Eso por contar el caso que mas asco da, pues si es cierto que hay unos machotes que engan~ando a mujeres quieren validar la escases de materia entre sus piernas, tambien hay muchas mujeres que a sabiendas de la existencia de otro hogar le siguen la cuerda a uno que les guste hasta que el juego desemboca en otras consecuencias. Aqui hay pocos que pueden lanzar la primera piedra y menos que utilicen esta como otra excusa para demonizar a los hombres, ese disco ya esta muy rayado y les esta quedando grande lograr lo que quieren.
Su amiga hizo bien al terminar esa relacion inmediatamente, no se deja ver pero si le acepto un nuevo encuentro al canalla ese no tiene de que quejarse, la mama del energumeno ese, sera que tiene algo que la justifique en frente de los ojos de todos? La mujer del mequetrefe? Irse a vivir al apartamento que la amante pago? Donde estan los escrupulos?
Ve amigo? es muy facil pasar revista y ver que nadie se salva en esto, muchas veces cuando se busca por fuera es porque ya nada de lo que se encuentra adentro satisface. Y eso aplica tanto para el hombre como para la mujer.
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Interesante reconstruccion de la historia y analisis de este tipo de sucesos.
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