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En Twitter: @Hugoleonrojito

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A raíz del asesinato de un agente de la DEA en Bogotá, víctima del paseo millonario, me sentí en la obligación moral de escribir sobre el tema pues es a nosotros, los taxistas, a los que nos afectan más este tipo de noticias. Basta con percibir la desconfianza de algunos pasajeros el día posterior al crimen. La gente se subía al carro con miedo, lo miraban a uno como diciendo: Dios mío ojalá este señor no me vaya a robar.
Me da tristeza que el titular en EE.UU. sea que taxistas colombianos le quitaron la vida a uno de los suyos. Ya hace algunos meses había leído en un medio de alta circulación que la mala fama de los taxistas bogotanos traspasa fronteras. Por eso la gente vive predispuesta y tiende a generalizar. En las noticias, el general Martínez da declaraciones en las cuales dice que dos de los capturados son taxistas que se volvieron delincuentes.
Por eso tomo la vocería como uno de los muchos taxistas honestos que tiene este país para aconsejarle a usted señor usuario a tomar medidas de precaución cuando utilice el servicio público individual. Recuerde que en seguridad es mejor exagerar siempre.

1. En la medida de lo posible trate de tener un taxista amigo, alguien de confianza como un vecino o un recomendado de la familia y trate de pactar sus desplazamientos siempre con é.
2. Los ladrones siempre se van a aprovechar de su desespero o afán para tomar un taxi, por eso no se acelere si cuando llama a una de las centrales no le contestan, Twitter está caído, o una de las aplicaciones que está empleando está muy lenta. Recuerde que su familia prefiere que llegue tarde a casa, pero que llegue.
3. Si inevitablemente tiene que salir a la calle no coja el primer taxi que pase, tómese su tiempo analizando a la persona que maneja, yo hago lo mismo cuando recojo un pasajero (en casi siete años trabajando en esto, gracias a Dios nunca me han atracado), tírele psicología a la selección del personaje que lo va a llevar a su destino y aunque esto no garantiza nada, si resulta de gran ayuda.
4. Aunque no se puede estigmatizar a los conductores que manejan carros viejos, mejor absténgase de tomar vehículos de este tipo, pues a veces es en estos automóviles que realizan ilícitos.
5. Jamás aborde el taxi que se le ofrezca, ese que le hace cambio de luces, el que le pita y se da cuenta de que sitio sale.
6. Trate de no tomar los taxis que estén esperando afuera de bares, discotecas, restaurantes o entidades  financieras porque le pueden estar haciendo seguimiento.
7. Los mismos pasajeros me han enseñado que es bueno llamar a un conocido informando la placa del taxi,  hablando fuerte para que el conductor se entere de que está siendo identificado. El taxista no tiene porque molestarse: el que nada debe, nada teme.
8. Me he fijado también que cuando llego al aeropuerto pasajeros analizan y esperan a un taxi con ocupante, y ese es el vehículo que toman. Puede ser una buena medida en cualquier punto de la ciudad.
9. Por ningún motivo se suba a un taxi que no tenga el tarjetón autorizado en un lugar visible, sin ese documento uno no puede trabajar y a los vehículos que no estén al día en pagos como rodamiento, frecuencia, seguros, etc.,  no se les expide ese permiso de trabajo. Verifique que coincida la foto del conductor con el que va manejando.
10. Si se encuentra cerca de un centro comercial, clínica o teatro, donde al interior existan puntos seguros para tomar taxi con una empresa debidamente autorizada, es mejor se se dirija a ese sitio, haga la fila y espere con paciencia. No confíe en esos puntos externos donde se hace un señor con chaleco fluorescente (por ejemplo, a la madrugada, en la 85 con 15) donde promulgan el taxi seguro.
Si bien muchos de estos consejos están basados en la intuición, nunca sobrará  tomar este tipo de medidas para tratar de no ser blanco fácil de los amigos de lo ajeno. Finalmente recuerden que la rutina es el peor enemigo de la seguridad.

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