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@hugoleonrojito

La semana pasada el señor Uldarico Peña representante legal de Taxis Libres, basado en un estudio contratado por ellos, propuso para 2014 subir la carrera mínima en Bogotá de $3.500 a $4300. Esto generó polémica entre las autoridades distritales, medios de comunicación, usuarios y entre los mismos taxistas.

Como conocedor del tema porque a eso es a lo que me dedico y sabiendo los gastos mensuales de un taxi, tengo que decir que $500 sería un incremento justo para equiparar los altos costos de la gasolina y otros repuestos que pide un vehículo de servicio público. Otro aspecto que mucha gente desconoce es que nosotros no tenemos aportes parafiscales. No hay seguro de salud, ni pensión ni mucho menos subsidios para los hijos y tampoco una caja de compensación familiar. Ni hablar de estar afiliado a una A.R.P. Tampoco hay un período de vacaciones paga, si no se trabaja pues no se gana.

La gran mayoría de conductores tienen que pagar un arriendo diario de $80.000 en lo que se denomina turno largo ( 6am a 10pm ) y $60.000 en turno de 12 horas. El taxista también asume el valor del combustible que aproximadamente es de $45.000 diarios, dependiendo del tipo de vehículo que se tenga y el lavado que varía entre $5.000 y $7.000. Cuando el carro es a gas la cuota sube a $90.000 y la tanqueada baja a $27.000.

Todo esto quiere decir que el conductor empieza a facturar su sueldo después de reunir $130.000. Por eso las jornadas tienen que ser largas para obtener ganancias que valgan la pena. Y estás largas jornadas se realizan en medio del caótico tráfico bogotano, el estrés y la deteriorada malla vial.

Hay que tener en cuenta que coger taxi en la capital es realmente barato si se compara con otras ciudades del país, como por ejemplo Bucaramanga, donde los recorridos son más cortos y la carrera mínima cuesta alrededor de $4400, los servicios al aeropuerto valen más teniendo en cuenta que en kilómetros los recorridos en ciudades como Medellín y Cali son dispendiosos porque quedan a las afueras de dichas ciudades, pero en Bogotá los tiempos de los desplazamientos debido al trancón y los problemas de movilidad suelen ser durar mucho más.

Por todo lo anterior me parece que podría ser una medida justa para los conductores de servicio público individual. Pero a continuación viene el otro tema por el cual se ha generado la polémica, sobre todo entre los usuarios que se quejan con razón sobre la medida que se podría adoptar.

¿Realmente se merecen los taxistas de Bogotá este incremento? ¿El mal servicio, los maltratos al que muchos conductores guaches y maleducados a los que solo les interesa su propio bienestar someten a los pasajeros ameritan este incremento? ¿El servicio al cliente es tan bueno como para ganarse esa dádiva? ¿Por qué no hacer un compromiso de cambiar esa mala actitud hacia la comunidad y después si ganarse ese derecho?

La propuesta desde todo punto de vista es impopular, así sean cien pesos que se le suba a la tarifa como ocurre siempre a principio de año la gente jamás estará de acuerdo porque lamentablemente el gremio de los taxistas goza de “mala fama bien ganada”. Imagen negativa en la que debemos trabajar para tratar de cambiar porque día a día llegan muchas nuevas buenas ideas como las aplicaciones para los teléfonos inteligentes que generan competencia.

Si no nos ponemos las pilas, empresas inclusive que trabajan con vehículos que no son amarillos, sino de placa blanca y que algunos tildan de competencia desleal, pero que si se preocupan por atender de una forma digna al pasajero, nos desplazarán inevitablemente, haciendo cada día menos rentable este oficio.

Por eso a pesar de ser taxista, pero poniéndome en los zapatos de los miles de usuarios que a diario tienen que escuchar un ¿para dónde va? (así se llama este blog irónicamente) o un “yo por allá no voy”, concluyo que subir las tarifas de taxi en Bogotá es una verdadera propuesta indecente. No tenemos autoridad moral para pedir nada mientras no demostremos un cambio de actitud radical hacía los pasajeros que pagan por un servicio y que son los que nos permiten llevar el sustento diario a nuestros hogares.

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