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CAPÍTULO LXXIII.Unos instantes cerca de un Papa llamado Francisco.
Qué BELLO es poder dejar registrado un MOMENTO SÚBITO… Este que nos regala el PADRE LUIS FERNANDO MUNERA SJ quien nos comparte ese pedacito de TIEMPO privilegiado que desde la emoción le tocó en gracia VIVIR y al que de manera muy generosa nos lo REPARTE… Tómese Ud también la misma DELICADEZA y disfrute como si estuviese acompañándolo en la EMOCIÓN….
“Desde que supe que el Papa vendría a Colombia se abría la puerta para que se diera un encuentro privado con los Jesuitas, como había sucedido en otros países. Me emocionaba la idea, pero solo se vino a hablar de este encuentro a pocas semanas de la visita: habría un espacio privado con los Jesuitas, de una media hora, en Cartagena. Algunos recibimos la visita con emoción, para otros era falta de austeridad religiosa, yo no lo dudé y finalmente fui con otros tres compañeros a Cartagena para esperar el momento.
Nada era ordinario, el día era especial, había que estar desde muy temprano dentro del claustro y esperar, éramos un grupo de unos sesenta jesuitas, siguiendo todo por televisión y comentando; en el momento del golpe en el Papamóvil se vivió preocupación, la salud del Papa era suficiente razón para suspender su agenda.
Llegó la hora indicada, el momento del Angelus y nos llamaron al patio del claustro. Unos sesenta Jesuita, sin más selección que una inscripción previa, entre los que había un buen número de jóvenes estudiantes, algunos mayores, pero nos acomodamos en las sillas dispuestas sin orden ni jerarquías. Cuando llegó el personal de seguridad y se nos anunció que ya venía el Papa alguien entonó sin preparar la llamada “Marcha de San Ignacio”: “Fundador sois Ignacio y General, de la Compañía real que Jesús con su nombre distinguió”, los Jesuitas no cantamos muy bien y esta no fue la excepción, pero la emotividad y el corazón pudieron más.
El Papa se sentó frente a nosotros y nos pidió hacer algunas preguntas, “denme pedal y vamos conversando”. Tímidamente fueron surgiendo preguntas y el Papa fue hablando, de ello queda un pequeño registro que publicó el P. Spadaro y que circula por las redes, el contenido es bastante cercano a mi memoria.
Por momentos olvidaba que estaba frente al Papa, me sentía frente a un abuelo sabio dándonos consejos fruto de su experiencia y su sabiduría: “aprendan de la gente”, “que el conocimiento que aprenden en las Universidades sea útil para resolver problemas”, “cuando trabajen con jóvenes pónganlos en movimiento”, “el pueblo no es una categoría política, sino una categoría mística”, “acompañen a su pueblo a acercarse y reconciliarse”, “me ha conmovido el cariño”.
Salvo una consideración sobre la moral cristiana leída desde la experiencia de la misericordia, que es doctrina tradicional de la Iglesia, en su Encíclica Amoris Laetitae, no hubo consideraciones teológicas ni grandes elaboraciones. No obstante, estaba en un momento único de mi vida, frente a un hombre único, como dice el Evangelio “nos ardía el corazón mientras nos hablaba”. ¿Qué es lo que lo hace tan especial?
Francisco habla de lo que ha vivido, sus palabras están cargadas de experiencia, de convicciones alcanzadas en el caminar a pie en medio de la gente, escuchar y dejarse conmover por los dolores y las esperanzas de la gente. Sus palabras recogen una sabiduría alcanzada en una vida de tensiones, de servicio, de silencio y escucha. Habla desde el corazón y no dice nada que no crea.
Su serenidad, su sencillez,… no te parece estar frente al Papa. Además de que simboliza algo que está más allá de cualquier persona humana, sus gestos y sus palabras vienen de lejos. No se puede explicar, pero esta persona nos dice algo del Dios en el que creemos, su presencia tiene una fuerza inusual. Por momentos cerraba los ojos y me sentía en oración, luego los abría porque no quería perderme ningún gesto.
Hubo algunos obsequios, el libro con los testimonios de la canonización de Pedro Claver, alguna camiseta,… muchos aprovecharon su momento. Al final oró un instante y nos dio su bendición, para nosotros y los que nos piden orar por ellos. Hasta allí llegó la cordura, también quisimos tocarlo, estrechar su mano y tomarnos fotos desordenadamente (no quedé en ninguna de ellas). Cuando su agenda le mandó retirarse, se escucharon gritos: “Te queremos Francisco”, “Viva el Papa”. Un encuentro familiar, que nos movió el alma.
Volviendo sobre esta experiencia, que probablemente nunca se repetirá en mi vida, siento nostalgia y un gran compromiso: el Papa cuestionó mi vida, mi compromiso como religioso y sacerdote, mi cercanía con la gente. Dios está cerca de nosotros, hay esperanza, pero si queremos responder a lo que nos está pidiendo nuestra realidad, necesitamos salir de nuestras seguridades y darle a la Iglesia un rostro capaz de comunicar al Dios misericordioso y cercano del Evangelio.”
Tremendo TESTIMONIO de un sacerdote que en el DÍA a DÍA hace GALA de la impronta que a gritos pide SU SANTIDAD , esas cosas que no tienen PRECIO , para todo lo demás…existen ejemplos como este…ojalá UD sepa descubrirlos…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Padre LUIS FERNANDO MUNERA SJ
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE
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