CAPÍTULO QUINTO.De la ENCÍCLICA del PAPA (e) BENEDICTO XVI.“CARITAS in VERITATE”.Parte 41..
De la ENCÍCLICA del PAPA (e) BENEDICTO XVI… HOY este APARTADO…
En este homenaje; a partir de ahora PÓSTUMO; dice el PAPA (e) BENEDICTO XVI..:
”El tema del desarrollo coincide con el de la inclusión relacional de todas las personas y de todos los pueblos en la única comunidad de la familia humana, que se construye en la solidaridad sobre la base de los valores fundamentales de la justicia y la paz. (C.V. 54)
CAPÍTULO QUINTO
LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA HUMANA
I. LAS RELACIONES INTERPERSONALES
EN LA VIDA DE LA HUMANIDAD
57. Colaboración fraterna
a. Colaboración entre creyentes y no creyentes
El diálogo fecundo entre fe y razón hace más eficaz el ejercicio de la caridad en el ámbito social y el marco más apropiado para promover la colaboración fraterna entre creyentes y no creyentes, en la perspeciva compartida de trabajar por la justicia y la paz de la humanidad. Los Padres conciliares afirmaban en la Constitución pastoral Gaudium Et Spes: «Según la opinión casi unánime de creyentes y no creyentes, todo lo que existe en la tierra debe ordenarse al hombre como su centro y su culminación». (G.E. 12)
Para los creyentes, el mundo no es el fruto de la casualidad ni de la necesidad, sino de un proyecto de Dios. De ahí nace el deber de los creyentes de aunar sus esfuerzos con todos los hombres y mujeres de buena voluntad de otras religiones, o no creyentes para que nuestro mundo respondas efectivamente al proyecto divino: vivir como una familia bajo la mirada del Creador.
b. La subsidiaridad
Sin duda, el principio de subsidiaridad es expresión de la inalienable libertad humana. La subsidiaridad es ante todo una ayuda a la persona, a través de la autonomía de los cuerpos intermedios. Dicha ayuda se ofrece cuando la persona y los sujetos sociales no son capaces de valerse por sí mismos, implicando siempre una finalidad emancipadora, porque favorece la libertad y la participación a la hora de asumir responsabilidades. La subsidiaridad respeta la dignidad de la persona, en la que ve un sujeto siempre capaz de dar algo a los otros.
La subsidiaridad, al reconocer que la reciprocidad forma parte de la constitución intima del ser humano, es el antídoto más eficaz contra cualquier forma de asistencialismo paternalista. Ella puede dar razón tanto de la múltiple articulación de los niveles y, por elo, de la pluralidad de los sujetos, como de su coordinación. Por tanto, es un principio particularmente adecuado para gobernar la globalización y orientarla hacia un verdadero desarrollo humano.
c. El gobierno de la globalización
Para no abrir la puerta a un peligroso poder universal de tipo monocrático, el gobierno de la globalización debe ser de tipo subsidiario, articulado en mútiples niveles y planos diversos, que colaboren recíprocamente.
La globalización necesita ciertamente una autoridad, en cuanto plantea el problema de la consecución de un bien común global; sin embargo dicha autoridad deberá estar organizada de modo subsidiario y con división de poderes, tanto para no herir la libertad como para resultar concretamente eficaz.
Cualquier parecido con la REALIDAD es mera COINCIDENCIA.
Aún se recuerda el CONCEPTO inspirador de la ENCÍCLICA que tanto APORTA …
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Mons.ENRIQUE SARMIENTO ANGULO
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE
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