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En Twitter: @moleskine32
Esta semana, un amigo periodista y experto cazador de oportunidades me preguntó que, en caso de reencarnación, quién preferiría ser: Gay Talese o Ryszard Kapuscinski. La respuesta fue: Prefiero ser Ryszard antes que Gay. Y vino la argumentación.
El periodista Gay Talese resulta un mero carpintero cuando se pone al lado de Ryszard Kapuscinski. Kapuscinski era más que un reportero, era un intelectual, un filósofo, un novelista que trabajó para agencias de noticias. Por el contrario, Gay Talese es un señor vanidoso y le recordaremos por su perfil a Frank Sinatra y unos cuantos párrafos más. Sus libros están atados al Periodismo Literario, allí está su originalidad, pero hasta ahí no más. Kapuscinski, por el contrario, tiene de todo: cuento, novela, ensayo, política, opinión, sociología, filosofía, historia, etc.
Para Kapuscinski el periodismo era un instrumento para narrar, no un fin. Hay un punto clave donde el señor K, como se le conoce, se diferencia del resto de periodistas. Para un periodista corriente le resulta imposible remarcar la nota con una cifra estadística. Kapuscinski, por el contrario, no utiliza los números para explicar la desgracia de tal, tal, tal. Su técnica narrativa es tan efectiva que el lector no necesita de ninguna estadística para entender, a fondo, los graves problemas que azotan la historia.
En el prefacio de su libro Música para camaleones, Truman Capote dijo que «la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero es sutil, pero brutal». Gay Talese sabe escribir muy bien, pero está lejos de ser un artísta, como creo que fue el señor K. Por eso lo prefiero. La cantaleta mía siguió con mi amigo. Pero acá dejemoslo así, no sea que los siga aburriendo. De todos modos, no es gratuito que los libros del señor K no se sepan ubicar en las librerías. A veces están en la sección de periodismo, de antropología, incluso en novela.  

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