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Hace 40 años, Gabriel García Márquez recibió el premio Nobel y toda su obra comenzó a influenciar al mundo entero. Pero Gabo, hola Perogrullo, no solamente es Cien años de soledad.
Sea esta la oportunidad para hablar de otra gran obra del escritor.
Desde el 10 de diciembre de 1982, Gabriel García Márquez se volvió famoso a nivel mundial y sus libros, personajes y peripecias comenzaron a correr por la sangre de los lectores de todo el mundo, entre ellos Del amor y otros demonios.
Esta novela cuenta el romance entre una niña llamada Sierva María de Todos los Ángeles y el padre Cayetano Delaura, un cura ingenuo y rezandero.
La historia ocurre en Cartagena de Indias, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se conservaba en América el comercio negrero. Este intercambio, que favorecía a los señores feudales con el padrinazgo de la iglesia, como regente moral de la sociedad y el estado, es el telón de fondo que Gabo usa para llamar “otros demonios” a los efectos del amor.
Jorge Luis Borges, tan ácido como siempre, dijo que “enamorarse es producir una mitología privada”. Y yo le creo.
Tal vez por ello me gusta lo que dijo Bernard Shaw: “enamorarse es exagerar enormemente la diferencia entre una persona y otra”.
Puntos de vista, porque ya cada quien escogerá.
Por su parte, el periodista y cómico Henry-Louis Mencken dijo que “el amor es el triunfo de la imaginación sobre la inteligencia”.
Y para Gabo, al parecer, el amor era un demonio, un diablo, un ángel caído. Gabo, siempre Gabo, con ese gran averno suyo adentro sacándolo para nosotros.
Y es que desde el título de la novela, Gabo unifica al amor con una fuerza oscura, sobre todo cuando esa posesión sentimental se produce entre un sacerdote y una niña de doce años. En efecto, Del amor y otros demonios comienza cuando Sierva María de Todos los Ángeles es mordida en el tobillo por un perro con mal de rabia. Sierva María de Todos los Ángeles: un gran nombre para un personaje garciamarquiano.
Los médicos anuncian la muerte de la niña. Con el tiempo comienza a mostrar cierta extraña conducta agresiva y se cree que está poseída por el demonio. Entonces el obispo ordena su reclusión en el convento de Santa Clara para que sea exorcizada. El cura que lleva a cabo los exorcismos es el padre Cayetano Delaura, quien es seducido por la presencia misteriosa de la niña.
Ambos se enamoran. Sus encuentros suceden en la noche cuando él, de manera furtiva, entra al convento. En adelante sigue la aventura y la invitación para leer hasta el final de la novela.
Heinrich Heine dijo: “Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor.”
Lo que yo creo es que no se puede soportar un romance si la otra persona carece de un pequeño infierno interior. El amor es un demonio, dijo García Márquez. Tal vez por eso, un amigo sentenció una tarde, cuando nos fuimos a montar en el carro, “Maneje usted que yo estoy muy enamorado”.
Queda la invitación para leer esta gran novela de nuestro premio Nobel.

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