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Nada peor que una pareja celosa, sin embargo hay quienes lo aguantan y llenos de amor entregan aparte de su libertad básica de ser humano, claves bancarias y de internet como señal se «confianza». Hágame el favor esa tremenda abominación.

Yo antes de contar esta historia, les diré que NUNCA, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia consciente y en mis cinco sentidos, entregaré ninguna de mis claves de nada, ni siquiera de Netflix y tampoco pediría NI exigiría a ninguna pareja sus claves porque me parece una falta de respeto DIGNA de mandar una relación al carajo sin contemplación alguna.

Y además, estoy seguro que la dueña de mi corazón JAMÁS haría siquiera el mínimo intento de solicitar ese requerimiento porque eso es meterse con la PRIVACIDAD DIGNA del otro. Para mí estás cosas son tan privadas como entrar al baño a hacer caca. No se comparte. ¡Punto!

Ahora sí y después de tomar aire para bajar los humos por el párrafo anterior les voy a narrar una historia que es más una lección de vida que toda persona celosa debería leer, y aunque no les sirva de nada prepárense para leer esta triste historia…


Carla encontró un recibo, por 3 millones de pesos de una agencia de viajes, lo encontró después de esculcar el cajón de las medias de Álvaro, su esposo. Eran las 9 a.m. y él se acababa de ir a trabajar, Carla no había podido dormir de solo pensar por qué Álvaro, quien siempre había sido un buen esposo, llevaba días actuando tan raro.

De un momento a otro él comenzó a estar muy misterioso; según él vivía cansado por el exceso de trabajo en un «proyecto» del que era encargado y llegaba tarde todos los días.

Carla ya sabía lo que sucedía. No necesitaba comprobarlo más, las señales eran correctas y evidentes.

El cansancio de Álvaro en las noches, las llegadas tarde, los mensajes sin respuesta y el teléfono apagado en algunas ocasiones eran señales evidentes de que había una amante en medio de su relación. Y Carla ¡no lo iba a permitir!

Esa noche, al llegar Álvaro, Carla lo recibió normal y mientras comían simplemente le exigió todas las claves de celular y bancos. Lo hizo sin pena, con sevicia y dolo y él aceptó sin preguntar por qué.

Eso, amigos, fue como echarle un fósforo encendido a un bidón de gasolina para Carla quien esa noche se acostó furiosa ante el asombro de Álvaro que no entendía muy bien la situación pero tampoco le prestó mucha atención.

Al otro día, después de que Álvaro se fue a trabajar, Carla aún despelucada y sin bañarse pasó toda la mañana revisando con minucia las redes sociales de su esposo sin encontrar nada, ni un indicio de infidelidad.

Pero Carla estaba convencida de que algo escondía y el recibo de 3 millones en la agencia de viajes era su prueba reina, así que decidió ir más a fondo, y bolsillo a bolsillo de la ropa de su marido fue esculcando hasta que su persistencia dio frutos. En una tarjeta arrugada había un nombre y un teléfono… Julieta.

¡Así que esta es la perra! Dijo Carla emputecida con la vida… Ahora sí había confirmado TODO. Ahora necesitaba un plan, porque sobre ella nadie iba a pasar.

¡Así que esta es la perra!

Álvaro llegó esa noche y no le habían guardado comida, no dijo nada y se fue a la cama cariñoso con Carla quien furiosa lo rechazó y Álvaro después de insistir, preguntar y rogar por una explicación se fue a dormir a la sala.

Al otro día Álvaro entró en la habitación, Carla se hizo la dormida y aunque él intentó despedirse, no obtuvo respuesta. Y las cosas simplemente quedaron así.

Carla se levantó en cuanto Álvaro se fue llamó al número de la tarjeta…
Una mujer responde.
– ¿De dónde contestan?
– Soy Julieta, ¿quién habla?
En ese momento el odio invadió a Carla y a gritos le dijo todo lo que sentía, lo vagabunda y zorra que era y luego colgó el teléfono.

Acto seguido, con tijera en mano destruyó toda la ropa de Álvaro y la regó por todo el apartamento.

Gritó, lloró y dejó salir su furia… hasta que se durmió.

En la noche… Carla despierta con un ruido, Álvaro llegó. Ella se levanta y sale del cuarto echándole la madre a su esposo quién aterrorizado ve su ropa en el piso hecha tirones mientras ella lo golpea a puños por su infidelidad.

La cosa termina mal, interviene la Policía y Álvaro termina en el hospital con tres puntos en la frente, mientras Carla se queda con sus padres.

Todo termina.

Dos días después, los padres de Carla van por sus cosas, han cuadrado con Álvaro para que él no esté. Ha dejado todo en cajas y encima un sobre… el sobre tenía una carta que decía…

«Mi amor.
Han sido días duros, haz soportado mis horarios, mi cansancio y mi estrés. Pero ya es tiempo para los dos. Te invito a vivir unos días de playa conmigo como una segunda luna de miel.
Te amo»

La nota también incluía dos pasajes para una isla caribeña.

Álvaro nunca volvió con Carla.

Bastó una pregunta para evitar todo.

Asumimos… Siempre asumimos

Gracias por leer

Feliz semana

Por

Pineda.

Pd: Álvaro se cuadró con Julieta y se fueron de viaje. Carla nunca supo que Álvaro tenía Twitter.

Por eso no den las claves, al menos las verdaderas.

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