Andrés se despertó animado esa mañana soleada de sábado. Era un día especial porque se iba a ver por primera vez con Ana, una mujer que “conoció” a través de una red social y con la que llevaba algunas semanas hablando. No se habían podido ver antes debido a que Ana no vivía en la misma ciudad que Andrés, y después de mucho esfuerzo, tanto monetario como de tiempo habían logrado que ella viniera a verlo y así hacer real un encuentro que llevaban esperando con ansias.
Andrés es un tipo decente y precavido, aunque confía en Ana, sabe que las redes sociales son de cuidado y que no toda la gente es tan real o dice la verdad como suele decir, sin embargo, ha hablado con Ana de asuntos importantes, de su vida, sueños y planes, incluso juntos han compartido imágenes calientes y videos, los cuáles ellos esperaban hacer realidad esa noche.
Para este fin la pareja reservó una habitación en un hotel, todo estaba listo y Andrés arreglado y perfumado se dirigía al aeropuerto para encontrarse con su adorada Ana, habían decidido que estaría por el fin de semana y pues obviamente querían aprovechar el tiempo, además ella no conocía la ciudad; así que el día se veía prometedor y muy romántico.
Al llegar al aeropuerto Andrés estaba muy nervioso, pensaba en qué pasaría si a Ana no le gustara una vez lo viera en vivo y en directo, pensaba si estaba bien vestido y todas esas pendejadas importantes que se piensan en el momento previo a conocer a alguien que nos gusta por primera vez.
De repente, entre la multitud, Andrés vio a una mujer que caminaba entre la gente y pues ahí estaba ella… Era Ana, la misma con la que Andrés llevaba días hablando, la misma a la que Andrés le había enviado fotos y ya le decía “Amor” con fluidez. Ahí estaba Ana…. Pero era diferente. Ana ya no le gustaba a Andrés, no era lo que esperaba… La desilusión.
Ana, sin embargo, se abalanzó emocionada sobre Andrés y con un beso en la boca lo saludó amorosa mientras lo estrujaba en un fuerte abrazo. Él, mientras tanto, y sin corresponder del todo el beso ni el abrazo; pensaba en cómo obrar ante la mujer que había llegado a verlo. Pensaba que ella ya estaba ahí, que no conocía la ciudad y que aunque todo lo que esperaba de Ana se había desvanecido, tenía que ser amable y seguir con el plan, pero esta vez con ciertos límites, y si se daba la oportunidad, ser sincero y cerrar este ciclo con amabilidad y altura.
Así que Andrés decidió tomar las cosas como venían, tratar de pasarla bien y hacer que ella no se sintiera mal por su culpa, entonces siguió los planes establecidos; fueron a almorzar, visitaron varios lugares, hicieron compras y entre líneas se besaban con timidez.
Las cosas no iban tan mal a pesar de todo ya que Ana, quien era muy amable, tampoco insistía mucho para establecer situaciones románticas, lo que tranquilizaba mucho a Andrés quien llevaba el plan como si estuviera pasando la tarde con una buena amiga.
Llegó la noche y entre los planes estaba salir a tomar unos tragos, Andrés le propuso a Ana ir a un buen lugar, pensaba que quizás ese era el momento perfecto para ser sincero y terminar con decoro la situación.
Llegó la noche y entre los planes estaba salir a tomar unos tragos, Andrés le propuso a Ana ir a un buen lugar, pensaba que quizás ese era el momento perfecto para ser sincero y terminar con decoro la situación.
Pero Ana insistió en que no quería salir e invitó a Andrés a tomarse un trago en el hotel que habían reservado, él no tuvo más opción que aceptar con el pensamiento claro de que no pasaría nada más que un par de tragos y luego se iría para su casa.
Cuando entraron a la habitación, las cosas comenzaron a salirse de control, Ana se convirtió en una mujer insistente, melosa, intensa. Prácticamente empujó a Andrés sobre la cama tratando de quitarle la ropa, a lo que él, muy incómodo reaccionó deteniendo la situación; y ese fue el momento perfecto para decirle a Ana lo que había sentido cuando la vio. Nunca fue grosero, fue sincero y Ana reaccionó entendiendo la situación. También estaba triste, pero lo tomó con calma. Se levantó, sirvió dos tragos, le dijo a Andrés que no había problema y cerraron brindando por la amistad.
Pasaron 5 minutos más o menos después de que Andrés tomara el trago, cuando comenzó a sentirse muy mal, mareado, como si estuviera perdiendo la fuerza y control de su cuerpo. En ese momento sabía que algo andaba mal y cuando miró a Ana ella solo le dijo que se tranquilizara, que todo estaría bien.
Andrés trató de levantarse, pero no tenía fuerzas intentó gritar, pero Ana le tapó la boca con su mano… A partir de ese momento, todo se hizo borroso, gris…
Andrés trató de levantarse, pero no tenía fuerzas intentó gritar, pero Ana le tapó la boca con su mano… A partir de ese momento, todo se hizo borroso, gris…
Estuvo consciente un buen tiempo, solo que inmóvil, como en trance… Así estuvo un rato hasta que lentamente perdió el conocimiento mientras veía a Ana encima suyo.
Andrés despertó con un fuerte dolor de cabeza, estaba desnudo pero arropado con las cobijas, rápidamente entendió que seguía en el hotel y lo primero que pensó es que tal vez lo habían robado, se incorporó despacio y en la mesa de noche, al lado de la lámpara, estaba su billetera, el celular y las llaves del carro. Nada faltaba.
También había una nota en un papel doblado. Cuando Andrés la abrió, ésta decía lo siguiente:
“No creíste que vendría hasta aquí a perder mi tiempo ¿no? PD: Pagué el hotel. Atte. Ana”
Andrés nunca denunció, sintió vergüenza y prefirió el silencio. Nunca supo nada más de Ana, ella cerró sus redes sociales y el teléfono desapareció.
En esta época donde la seguridad ciudadana está fuera de control y andamos con miedo por las calles, la palabra acoso se ha hecho muy popular, debemos tener en cuenta que todos podemos sufrir situaciones como estas, por eso hay que estar atentos y seguir nuestros instintos cuando alerten peligro.
Y recuerden que esta situación no les sucede solo a las mujeres. Ellas también pueden ser victimarias.
¿Cree usted que hay muchas mujeres capaces de hacer estas cosas?
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