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Le hablo a usted, la que camina y sonríe a los desconocidos porque solo quiere ser amable, la que despierta todas las mañanas sin quejarse por tener que madrugar, la que canta con un murmullo en el transporte público mientras mira por la ventana con esperanza.

Le hablo a usted, la que dice ser normal aunque en secreto se considera hermosa, la que no pierde la fe en el amor y sigue creyendo en los amigos aunque ya no los vea tan seguido.

La que trabaja duro, duerme poco y nunca deja de soñar. Usted, la que no se mete con nadie, no critica y prefiere ahorrarse sus opiniones para no afectar a nadie, la que se viste a su propia moda y ama andar en tenis, la que se preocupa por los demás y agradece en silencio antes de comer.

Le hablo a usted, la que se siente sola y necesita hablar tranquila con alguien pero no tiene a quién acudir.

Le hablo a usted, la que se siente sola y necesita hablar tranquila con alguien pero no tiene a quién acudir.

Porque está agotada y su paciencia está a punto de reventar, le hablo a usted que tiene que lidiar todos los días en silencio con el maltrato de su jefe porque no se puede dar el «lujo» de mandarlo a la mierda y dejar su trabajo.

Usted que llora en las noches recordando las burlas de sus compañeros de trabajo cuando de refieren a usted como «gorda», y aunque para el mundo a usted no le importe, en su privacidad le ofende en el alma.

Así como cuando esos desconocidos invisibles con poco cerebro y mucha cobardía que abundan en sus redes sociales le dicen con crueldad que usted «vende humo», que es «fea» y que es «tonta» cada vez que usted hace públicos pedazos de su vida.

Le hablo a usted que no entiende por qué personas que no la conocen la odian tanto, si en su corazón esa palabra no existe y mucho menos hacia un desconocido.

Le hablo porque sé que está triste aunque sus fotos sean sonriendo, le hablo porque es hora de decir basta y dejar la tolerancia a un lado, mostrar su valentía no para enfrentar, no para agredir, mucho menos para responder.

Pero sí para para seguir siendo usted, poniendo más fotos donde se sienta bonita y sexy, escribiendo lo que piensa sin filtros por miedo a lo que esos invisibles poca cosa puedan decir.

La invito a bloquear, eliminar y reportar a todo aquel que la haga sentir incómoda, a darles olvido como respuesta mientras usted sigue su camino mostrando y escribiendo lo que quiera.

Porque le diré que esos que se dedican a criticarla, juzgarla y burlarse, se retuercen de ira en sus miserias cuando usted los ignora, porque son tan pequeñitos, debiluchos y perdedores que no son capaces de darle la cara y se ocultan como ratas en perfiles falsos para ofenderla.

La invito a no dejarse afectar por ellos, seres a los que la envidia no los deja vivir tranquilos y al mismo tiempo quieren quitarle su tranquilidad.

Le escribo a usted que se ha sentido matoneada por sus mismos «Amigos chistosos», a usted que se identificó con este texto porque lo ha vivido, aunque no lo diga.

Porque creo que todos hemos sentido alguna vez la incomodidad de un comentario, y el mundo gira en torno a las redes sociales, y como en la vida, hay que desechar lo que no sirve para vivir tranquilos.

La vida es muy corta para darles un pedazo a unos cuantos que no la tienen

Gracias por leer.

Pineda.

 

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