Cuando yo era niño, esto varios años atrás, contaba los meses para la llegada de la navidad; una fiesta que siempre fue importante para mi familia.
Recuerdo que los meses se pasaban lento, los días eran largos y los tiempos eran mejores, al menos habían más esperanzas.
Supe ser niño, atravesé con valor y sufrimiento mi adolescencia y viví mi juventud a plenitud hasta ahora.
Sin embargo por alguna razón que nunca podremos comprender, el mundo comenzó a acelerar haciendo más veloces nuestros días.
La abuelita de un buen amigo, una vieja sabia que muchos consideraron extraterrestre y visionaria, llegó un día a contarnos mientras tomaba ron, el por qué de este «Acelere» en una teoría muy interesante.
Desde que nacemos comenzamos a hacer fila para morir, según está escrito en nuestro destino; nuestros cuerpos comienzan a envejecer desde que abrimos los ojos a la vida.
El truco según esto sería vivir lento, tomar las cosas con calma, disfrutar de todo, dejarnos sorprender y sobretodo entender que la vida un suspiro.
Y desde ese momento se activa un «reloj de vida» que tiene claro nuestro día final y simplemente comienza a correr en una cuenta regresiva imparable.
Es ahí cuando comenzamos a vivir, y a medida que vamos estableciendo contacto con nuestro etorno, nuestros cerebros se van llenando de información haciendo que el tiempo se vaya acelerando a ese ritmo.
Es lo que llamamos «Saber de la vida». Estamos programados para que la velocidad de nuestros días dependa de la velocidad con la que vivimos.
Es decir, si lo pensamos bien, cuando niños vivíamos despacio porque todo nos sorprendía y de verdad disfrutábamos los momentos… Hoy solo queremos que el tiempo pase rápido.
Y pues de eso definitivamente no se trata la vida.
El truco según esto sería vivir lento, tomar las cosas con calma, disfrutar de todo, dejarnos sorprender y sobretodo entender que la vida un suspiro.
Dejemos de querer que todo suceda ya, dejemos de crear cuentas regresivas que solo aceleran la vida y vivamos sin tiempo. Disfrutemos de estar aquí.
Dejemos que el tiempo nos lleve sin tener en cuenta las fechas, quizás así nos hagamos tolerantes, pacientes y tranquilos.
Y así, de repente, podamos comprender mejor aquello que nos cuesta entender, podamos valorar más el abrazo de alguien o el plato de comida que preparó Mamá.
La vida es una colección de momentos que se convierten en una biblioteca de enseñanzas, llenémosla despacio y disfrutando de cada uno a plenitud.
Emprendamos proyectos sin pensar en los resultados inmediatos, hagamos lo que soñamos sin poner el tiempo como barrera.
Disfrutemos de cada despertar viéndolo como una nueva oportunidad… Vivamos con calma.
Al final y al cabo, si ya tenemos el tiempo en cuenta regresiva no hay de qué preocuparnos.
Feliz semana para todos.
Por
Pineda
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