El Estado colombiano está desvinculado de la migración colombiana porque parte de sus poderes públicos son incompetentes. En el poder ejecutivo, la Cancillería solo tiene ojos para el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con el resto del mundo; pero ha sido incapaz de materializar la importancia de la migración colombiana dentro de la estructura del Estado. Solo hay un programa de gobierno llamado “Colombia Nos Une” que intenta fortalecer vínculos con los colombianos en el exterior y sus familias, pero actúa a la deriva de los recursos humanos y financieros disponibles.
Primer propósito: convertir los intereses de la migración colombiana en parte de la estructura del Estado mediante la creación y puesta en marcha del Viceministerio para las Migraciones, con presupuesto y agenda de gobierno propia.
Por otra parte, no se cuenta con una representación fuerte dentro del poder legislativo. La debilidad es por partida doble. Carecemos de un número de representantes acorde con la población que sumamos y los representantes que tenemos no nos representan. En la reforma de equilibrio de poderes de 2015 le quitaron una curul a la circunscripción internacional, dejando la representación de más de cinco millones de colombianos en el exterior en manos de una sola silla en el Congreso.
Como si fuera poco, al revisar los datos de la organización Congreso Visible, encontramos que en este periodo legislativo, tan solo el 15% de los proyectos de ley presentados por los congresistas del Partido de la U y del Partido religioso Mira, elegidos para representar a la migración colombiana, están directamente relacionados con los colombianos en el exterior. Es decir que el 85% de su gestión parlamentaria representa otros intereses.
Segundo propósito: Como mínimo, aumentar en el Congreso a “cinco” el número de curules para la circunscripción internacional e implementar modelos de amplia representación parlamentaria transnacional como lo hace Francia, Italia o Ecuador. Una mayor representación en el congreso, significa mayor respaldo de los partidos políticos para posicionar los intereses de la migración colombiana en el legislativo. También se traduce en mayor presión y control sobre el gobierno y las actuaciones de la Cancillería.
El Estado y sus distintos gobiernos ven al migrante colombiano como un negocio que solo sirve para sostener la economía nacional a cambio de nada. El envío de remesas ronda los cinco mil millones de dólares anuales y en respuesta el gobierno sube el impuesto de timbre, le quita una curul a los colombianos en el exterior y le da el visto bueno a una serie de leyes inoperantes que desconoce el aporte, conocimiento, oficio y saberes de la comunidad migrante.
Tercer propósito: Una acción puntual es la exoneración del impuesto de timbre nacional para los trámites consulares en el exterior, por ejemplo, con la expedición del pasaporte. El impuesto de timbre nacional es regresivo, obsoleto, con bajo poder de recaudación y no le sirve a un sistema tributario moderno. Un cambio en la visión del Estado con hechos concretos, convertiría a la migración colombiana en una aliada para el desarrollo académico, cultural y económico de la nación.
Tres propósitos que vienen bien para iniciar el 2018: el viceministerio para las migraciones, más curules en el Congreso y la caída del impuesto de timbre. Tres soluciones que pueden mejorar la calidad de vida de la comunidad migrante, pero que no llegarán fácilmente, porque aún seguimos distraídos con el capote mientras la espada hace su labor introduciéndose en el corazón del animal. Creemos que el problema es el Estado, pero el problema real somos nosotros mismos que no sabemos trabajar alrededor de objetivos y agendas comunes.
En 2018 mi deseo está por encima de los tres propósitos. Deseo con mucha fuerza que podamos trabajar unidos para combatir el ego, desmitificar los liderazgos mesiánicos y ejercer el auténtico poder ciudadano. Solo algo nos impide llegar a lo más alto y lo tenemos todos los días mirándonos frente al espejo.
Cambiemos la fe por el esfuerzo, la envidia por la admiración y el lamento por la solución.
Un cambio al interior en cada uno de nosotros nos dará el poder necesario para despertar al león dormido que llevamos dentro. Sin duda, sería la transformación más potente de la migración colombiana en su historia.
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