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Los recientes eventos políticos que han ocurrido en Venezuela, Bolivia y Ecuador han llevado a algunos analistas a vaticinar el fin del proceso de integración que se ha tratado de impulsar en Suramérica, especialmente en la región Andina. La realidad es que, a pesar de que las políticas implementadas en estas naciones han afectado las instituciones suramericanas, la integración regional es aun viable y mas importante aun, necesaria
Lo cierto es que históricamente las naciones latinoamericanas han dejado que un proceso que lleva casi el mismo tiempo que el de la Unión Europea no haya llegado a consolidar instituciones ni siquiera comparables a las de esa región. Muchos gobiernos de todos los estigmas políticos han menospreciado la importancia de la integración y no se ha convertido hasta ahora en el proyecto prioritario que debía ser. Algunos dirán que nuestros países tienen demasiados problemas internos por resolver para enfocar cualquier tipo de esfuerzo o interés en un proceso de integración. Esta visión miope de la realidad internacional es lo que esta haciendo que la región se rezague frente a otras como el sudeste asiático, que hace 30 anos era más pobre y subdesarrollado que América latina, y ni hablar de comparaciones con el proceso Europeo. Estas regiones le han apostado a la integración y los resultados saltan a la vista. Obviamente las fortalezas nacionales son importantes en los resultados que observamos de crecimiento, reducción de la pobreza y niveles de desarrollo de Asia y Europa, pero la integración que se ha logrado en Europa con la Unión Europea y en Asia con el ASEAN, que es un proceso muy similar a la comunidad andina, ha sido un motor fundamental en el desarrollo de estas naciones.
Los latinoamericanos tenemos que dejar muchos paradigmas y temores que hacen que este proceso no avance como debería. Primero, la creación de una comunidad de naciones no representa la perdida de la soberanía, de hecho representa el fortalecimiento de ella. Las naciones van a tener la posibilidad de promover sus intereses en foros internacionales donde van a tener mayor capacidad de decisión, y aun mas importante, mayor capacidad de influenciar las políticas regionales y las de otros miembros. Los elementos más importantes para la soberanía de un país, que son su control sobre su territorio, su control sobre las relaciones internacionales y el control sobre sus recursos, no se verían afectados de forma alguna con la integración. Segundo, una comunidad de naciones no se convertiría en un gobierno internacional al que los países miembros deben someterse. La comunidad es un organismo que debe ser supranacional, es decir, por encima de los estados, pero está sometido a la voluntad de los miembros para ejecutar sus funciones. Es el compromiso de los miembros en acatar las decisiones comunitarias e integrar sus políticas bajo un marco comunitario, lo que le da poder a la organización. Si los estados miembros no se entregan a este compromiso, la comunidad no puede funcionar por si sola.
Ese carácter supranacional de una eventual comunidad suramericana de naciones es lo que la protegería contra los cambios políticos de los países miembros. En Europa los estados miembros tienen corrientes políticas y económicas que son muchas veces totalmente opuestas. Basta ver la política económica británica y la francesa para darse cuenta de las profundas diferencias que existen. Pero a pesar de esto, la comunidad europea funciona porque estas naciones, como miembros de la comunidad, han aceptado de manera soberana su autoridad en asuntos específicos. El carácter internacional de estos compromisos hace que las naciones los respeten y se sometan a los chequeos y controles de los otros miembros. Obviamente debe haber condiciones específicas para mantener la membresía a dicha comunidad y disfrutar de sus beneficios. Elementos como mantener un sistema democrático, el respeto por las libertades y derechos humanos, un manejo económico responsable, entre otras, son necesarios para que cualquier comunidad que se intente funcione y sea exitosa.
Finalmente, la comunidad debe dotarse de las herramientas y la autoridad necesarias para cumplir su labor, pero sobretodo, para hacerla atractiva y valiosas para sus miembros y otras naciones. Muchos países Europeos no-miembros de la unión europea tienen como objetivo principal convertirse en miembros de esta, porque es mucho más conveniente ser miembro que no serlo, así eso represente ceder algo de su soberanía a la comunidad. La comunidad Suramericana de naciones debe convertirse en una institución en la que los países miembros encuentren mejores oportunidades y ventajas que las que tendrían si están fuera de ella. Libre comercio, mejores economías de escala, crecimiento del mercado y mayor peso a nivel internacional, son algunas de las condiciones que harían de la pertenencia a la comunidad suramericana de naciones algo atractivo

La necesidad de consolidar el proceso de integración latinoamericana es apremiante. El mundo se esta llenando de bloques regionales que le están dando a sus miembros mayor capacidad de negociación a nivel internacional, dejándolos mejor preparados para enfrentar exitosamente los retos de la globalización. Aun los africanos han decidido seriamente trabajar alrededor de la unión africana, dándole herramientas para tener mayor autoridad y control, incluso en el campo de la seguridad transnacional y la defensa de los derechos humanos. Latinoamérica se ha quedado con varios intentos de integración en su historia, pero con pocos resultados. Demagogia acerca de la unión sudamericana como la que algunos gobiernos han utilizado, solo le hace daño al objetivo de consolidar un proceso serio, duradero y que convierta a la región en un actor de peso en la comunidad internacional.

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