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La contienda electoral norteamericana está en uno de sus momentos más candentes. Los republicanos ya escogieron su candidato y los demócratas están enfrascados en una lucha que al parecer solo está orientada a debilitarlos frente a las elecciones de noviembre. Sin embargo, lo que ya está claro en ambos lados son las diferencias ideológicas que van a enfrentarse en la carrera a la casa Blanca.
En este contexto, el mundo entero sigue con interés y expectativa los movimientos de esa contienda, básicamente tratando de entender que es mejor para el planeta. Es indiscutible que el líder de la potencia mundial tiene marcada influencia en los destinos de prácticamente todas las naciones del mundo. Frente a esto y al marcado deterioro en el sistema internacional y las relaciones de los Estados Unidos con el mundo durante los años de George Bush como presidente, se espera un cambio radical en las políticas, posturas y estrategias Americanas frente a la comunidad internacional.
La respuesta más obvia seria entonces que al mundo le conviene un presidente demócrata. Los años de Clinton son recordados en el mundo como años de prosperidad, paz y buenas relaciones de los Estados Unidos con el mundo y el sistema internacional de instituciones multilaterales. La postura de Hillary Clinton y la de Barack Obama es conciliadora, indica una reinserción de Estados Unidos en el sistema internacional, un deseo de cooperación con los aliados y de dialogo y diplomacia con los enemigos, y considera el uso de la fuerza como el último recurso posible para la solución de conflictos. Igualmente parecen querer disminuir el valor de la amenaza terrorista como instrumento de guerra e intromisión en naciones extranjeras. McCain, por otra parte, indica la continuación de las estrategias militares en Irak, Afganistán, e incluso ha amenazado a Irán con el uso de la fuerza, aunque para el y en general todos los candidatos, la reparación de la imagen norteamericana a través de la cooperación con el sistema internacional y la recuperación del liderazgo en dicho sistema es una prioridad.
Ahora bien, que es lo que le conviene a Latinoamérica? Durante los años de Bush la guerra contra el terrorismo relegó al continente a un tercer plano en la política exterior americana. Solo en los dos últimos anos de su presidencia Bush demostró interés por América Latina y sus conflictos ideológicos y políticos actuales. Solamente México debido a la inmigración ilegal, Colombia, como el principal aliado en la región y la lucha interna contra las drogas y el terrorismo , y Venezuela, como antagonista ideológico y político en la región, han mantenido un nivel de atención constante en la casa Blanca.
A pesar de esto, durante los años de Bush se han logrado notables cambios en las relaciones con Latinoamérica, especialmente a nivel comercial. Tratados de libre comercio fueron negociados y ratificados con Chile, Centroamérica y el Caribe y Perú. Ahora están en espera de ratificación los tratados con Colombia y Panamá para lograr un verdadero corredor del libre comercio desde Canadá hasta tierra del fuego. La asistencia económica y militar a los aliados de la región se incremento dramáticamente. El nivel de inversión Norteamericano en la región creció a niveles impensables hace 10 o 15 años, al igual que los niveles de intercambio comercial entre Latinoamérica y los EEUU. La población hispana en el norte se ha convertido en una fuente de divisas casi tan importante como todas las exportaciones en algunas de las naciones que reciben sus remesas, y los latinos han obtenido importante representación en el gobierno durante estos ocho años.
Frente a estos hechos y, más importante aún, el compromiso de McCain no solo de apoyar estas políticas comerciales y de apoyo a la región, sino también de trabajar para mejorar la situación migratoria y de control de fronteras, como lo hizo en el congreso aun en contra de las directrices de su partido, y promover más decididamente la inversión en el hemisferio, la opción obvia para América latina parecería ser un gobierno republicano. Esto es aun más evidente cuando se miran las ideas y propuestas de los demócratas
Hillary y Obama, con el objetivo claro de conseguir los votos de los poderosos sindicatos americanos y de apelar a los desbalances económicos internos culpando al libre comercio por ellos, han expresado claramente su intención no solo de congelar cualquier negociación de libre comercio con América Latina, sino de revisar y posiblemente anular cualquier tratado ya ratificado y vigente. Adicionalmente de manera constante dejan de reconocer los importantes avances logrados en países como Colombia, México y Perú en la consolidación de la democracia y la seguridad. Han incluso anunciado la revisión de la ayuda económica y militar a los países de la región que como Colombia necesitan de este apoyo. Los demócratas han anunciado la aplicación de políticas proteccionistas, no han enunciado claras políticas migratorias que permitan mayor claridad en el manejo de la inmigración ilegal y los derechos de los inmigrantes en el país y han expresado en general muy vagas ideas sobre la idea de su relación con América Latina, además de ignorar, en el mejor de los casos, la importancia de transformaciones ideológicas, políticas expansionistas revolucionarias y limitaciones a la democracia en países como Venezuela
La realidad es que nuestra región sigue siendo una baja prioridad en la política Exterior norteamericana. La importancia que América Latina debería tener para el gobierno norteamericano es evidente no solo geográfica y geopolíticamente, sino socialmente, ya que más de 40 millones de hispanos viven en los Estados Unidos y están transformando cultural, social y económicamente esa nación. Adicionalmente American Latina se ha convertido en el último bastión de la cultura occidental que debería ser promovido, desarrollado y apoyado para mantener esos valores democráticos y sociales que en otras partes del mundo se están viendo en peligro. A pesar de ello, Los líderes republicanos parecen entender un poco más esta realidad y es por ello, que aunque posiblemente para el mundo e incluso el mismo pueblo Norteamericano no sea lo mejor, para Latinoamérica, sus naciones y sus pueblos, un presidente republicano es la mejor opción.

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