Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Los últimos comentarios y escándalos de Hugo Chávez sobre la inevitabilidad de un ataque en su contra, ya hasta desde Aruba y Curazao, me hacen recordar de manera atemorizante la paranoia de otros dictadores, que justificaron las barbaridades de sus dictaduras en la misma razón: «El mundo o la oposición traidora, apatrida, quieren destruirme a mi a mi pueblo, así que tenemos que dominarlos, aniquilarlos primero». Este pensamiento fue la justificación de figuras como Adolfo Hitler, Hirohito, Ceaucescu, Pol Pot, Lenin y muchas otras siniestras figuras de la historia humana. Lo sigue siendo para dictadores actuales, como Kim-Jon Il en corea del norte o los hermanos Castro en Cuba.

Todos, de una u otra manera han tratado de justificar sus acciones, internas y externas, en el hecho de que una constante amenaza se cierne sobre sus revoluciones, que ellos tienen la razón y que están luchando contra el imperio que no los quiere dejar ejercer su poder, y que la única manera de mantener viva su lucha revolucionaria es armándose hasta los dientes y, eventualmente, atacar primero. Muchos de estos líderes lo hicieron, atacaron primero, sumiendo al mundo en algunas de las épocas más oscuras de su historia.

Lo preocupante de todo esto es que el líder venezolano parece estar siguiendo los mismos pasos. Y es que su paranoia ya llega a un nivel preocupante. Acusa no solo a Colombia de ser la punta de lanza de la invasión, a los Estados Unidos de estar interesados en su destrucción, a España y el reino Unido de colaborar, de ser cómplices del complot en su contra, y ahora a los países bajos de preparar el ataque desde el caribe.

Real o no, dicha paranoia le ha servido a Chávez para apretar aun mas el control sobre los medios de producción, financieros y de comunicación en su país, para adelantar un proceso de adoctrinamiento masivo, para justificar su inmenso y peligroso gasto en armamento y tecnología militar, e incluso hasta para mencionar que estaría interesado en tecnología nuclear. Mas preocupante aun es que el mundo parece no aprender de la historia y aun ignora de que pueden ser capaces este tipo de figuras. Así como Europa y el mundo le restaron importancia a las acciones y palabras de Hitler o Stalin antes de la segunda guerra mundial, Latinoamérica parece no importarle la inmensa amenaza a la estabilidad regional que representa Chávez. Los que están con el líder Venezolano, por dinero en su gran mayoría, ignoran sus ataques de paranoia y parecen apoyar su ideología. Los lideres regionales (Brasil y Estados Unidos) le restan importancia a sus amenazas, su inversión en armamento y su adoctrinamiento interno. Los que ven al líder venezolano y su país como lo que son, una seria amenaza a la estabilidad, la democracia y la paz en la región, se quedan solos, como se quedaron solos los Polacos y los checos hasta que Alemania decidió invadirlos y el mundo, demasiado tarde, se dio cuenta de las verdaderas intenciones del «Demócrata» alemán.

Si la historia tiene algo para enseñarnos, es que la paranoia y las ganas de poder han convertido personajes aparentemente inofensivos y «transformadores» en verdaderos dictadores, que convirtieron su paranoia en guerras, muerte y destrucción. Latinoamérica y el mundo tienen que reconocer los signos de Hugo Chávez, identificar sus acciones publicas y ocultas y tomar acciones inmediatas para prevenir que la historia, tan triste y destructiva de este tipo de personajes, se repita en nuestra región. Seria lamentable que en el siglo 21 el mundo vuelva a presenciar estas consecuencias catastróficas.

Compartir post