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La muerte de Hugo Chávez es un hecho que, en el ámbito personal, exige los sentimientos humanitarios de condolencia y respeto por la muerte de un padre, un hijo y un líder que hoy por hoy tiene el 60% de los venezolanos de su lado.

Pero su muerte ha abierto nuevamente la puerta para que Venezuela y la región abran un compás de análisis, una oportunidad para analizar el rumbo y el sentido de la revolución bolivariana. Chávez ha muerto, pero su revolución? Las declaraciones de la gente, de los líderes venezolanos hablan de la muerte de su protector, el padre de Venezuela, el defensor y proveedor de la patria. Este tipo de fanatismo muestra la intensa adoración por la persona de Chávez, más que por su proyecto político. Eso caracterizó la política venezolana bajo Chávez. Un líder que se encargó de controlar todos los estamentos estatales bajo el manto de la popularidad y la legitimidad del voto. Es por ello que la pregunta que hoy se hacen los venezolanos y el mundo es, que pasa ahora en Venezuela? Que pasa con su revolución? Para donde va Venezuela? Los confusos hechos en los que el Vicepresidente Maduro asumió el poder hace algún tiempo y la falta de información y claridad sobre el estado de Chávez, pero más grave aún, lo poco que Venezuela y el mundo sabe de aquellos llamados a liderar ahora la revolución genera incertidumbre y preocupación.

Adicionalmente, los constantes llamados de los líderes del gobierno y de la oposición a la paz y la tranquilidad dejan entrever un miedo inherente a que Venezuela y elementos desestabilizadores dentro del Chavismo, luchas por el liderato de la revolución, desencadenen una guerra sucia interna, o que elementos de la oposición aprovechen el vacío de poder para generar el caos. Una nueva puerta democrática con las elecciones que el gobierno debe organizar en los próximos 30 días se abre, y los Venezolanos, con la muerte de su líder todavía fresca en sus mentes y corazones, pueden tomar dos caminos: El primero apoyar a cualquiera que recoja sus banderas, pero sería por el dolor colectivo de haber perdido a su líder o por que el gobierno utilice la muerte de Chávez para generar la simpatía necesaria para evitar cualquier cambio político. El segundo camino es considerar la muerte de Chávez como la muerte de la revolución, y este es quizás el camino más complejo porque puede significar algo positivo, como un cambio de rumbo político dándole a la oposición el poder, pero también puede desencadenar un conflicto interno en el país, entre aquellos que quieren un cambio y aquellas fuerzas internas del chavismo que no van a permitir que el status quo y su control de la nación y sus recursos cambie tan fácilmente. Es un momento crítico para Venezuela. El temor histórico en cada elección alrededor de lo que pasaría si Chávez perdía, lo que pasaría con sus millones de milicianos de la revolución, lo que pasaría con los miles de agentes cubanos en el país, ese temor se materializa hoy, con su muerte y está en manos de los venezolanos y sus líderes evitar el caos. Chávez se fue pero Venezuela continúa, cómo lo hace está en manos de unos pocos líderes, pero la última palabra la tiene el pueblo.

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