Solo nuestros pueblos pueden cambiar la cultura de corrupción en América Latina
Hace poco estuve de vacaciones en otro país Latinoamericano. Al hablar con la gente del común, aquellos que trabajan en las tiendas, restaurantes, los que venden tours y excursiones o el conductor de un taxi, se logra percibir esa contradicción en nuestra manera de ver nuestros países. Todos pensamos que nuestro país es rico, absolutamente hermoso, lleno de recursos, de gente trabajadora, de una riqueza incalculable. Pero de igual manera, si se alarga la conversación un poco más, reluce nuestra frustración con la clase política, el dolor de la corrupción, de la inseguridad, de la desigualdad social. Con historias personales, noticias y hasta rumores, los latinoamericanos le echamos la culpa de todos nuestros males a la clase política, a los corruptos, y nos lamentamos de tener tanta belleza, tanta riqueza y tantos recursos desperdiciados, mientras todavía hay tanta pobreza y desigualdad.
La primera pregunta que a todos se nos viene a la cabeza es, Entonces porque los elegimos? O es que nuestras democracias son tan imperfectas que quienes son corruptos usurpan el poder con o sin el voto del pueblo? En los Estados Unidos y en naciones Europeas hay corrupción, pero la gente no se queja de esto como la razón de todos sus males. Si bien es cierto que un político corrupto en estos países pocas veces se sale con la suya, si lo hace es muy poco probable que vuelva a ganar unas elecciones. En nuestras naciones, hay candidatos a cargos de elección pública con investigaciones pendientes, y en algunos casos hasta con órdenes de detención, y aun así, son nuevamente elegidos para cargos públicos.
La segunda pregunta que nos hacemos es, de donde salen nuestros políticos? La realidad es que en nuestra cultura, si la oportunidad de tomar partido, de sacar ventaja de una posición de poder se presenta, la gran mayoría de la población haría algo similar a lo que los políticos corruptos de los que nos quejamos tanto hacen. En el 2013 una medición hecha en varios países latinoamericanos encontró que para la población del continente la corrupción y la inseguridad son los males que más aquejan a la región. Lo impactante fue que alrededor del 65% de los encuestados respondieron de manera afirmativa que si pudieran evadir impuestos, saltarse las reglas o quebrantar la ley para obtener una ganancia personal lo harían, que resulta ser la definición de corrupción. De ahí salen quienes dirigen los destinos de nuestros pueblos, ciudades y países.
Los gobiernos de nuestros estados tienen graves problemas administrativos, problemas de ética y de honestidad en el servicio público. Una que otra vez aparecen líderes a nivel local o regional que muestran que en América Latina si es posible gobernar con ética y con democracia, pero son lamentablemente pocos. Eso obviamente resulta en el detrimento de nuestra sociedad, incremento de la desigualdad, la pobreza, la inseguridad.
Podríamos usar miles de razones, todas con cierto grado de validez para explicar lo que ocurre, como luchas de clases, falta de educación, influencia extranjera, globalización, falta de un sistema judicial independiente y limpio que haga cumplir la ley, falta de control de poderes, democracias débiles y corruptas, etc… Todo eso es válido… Pero al final, para todos aquellos que vivimos en países que tienen un sistema democrático, tan imperfecto como este sea, nosotros, los ciudadanos, somos quienes tenemos la responsabilidad final por aquellos que hoy nos gobiernan, pues lo hacen porque les dimos nuestro voto, o porque simplemente no votamos por quien creímos que debía ganar. Es nuestro deber elegir de manera libre, inteligente y consciente, de otra manera pagaremos las consecuencias de nuestras acciones. Cuando nos dejamos comprar el voto, cuando fomentamos el fraude electoral y cuando buscamos beneficios personales al apoyar un político que sabemos no tiene los mejores valores éticos, estamos siendo corruptos, tanto como el político corrupto que logró llegar al poder con nuestro voto . Somos los únicos que podemos castigar a los corruptos y somos los únicos que podemos cambiar el rumbo de nuestros pueblos, ciudades y países. Algunas veces lo hemos logrado y el cambio ha sido dramático, o sea que si se puede.
Al final de mi conversación con un guía turístico, los dos concluimos que la culpa de la miseria y la corrupción que nos rodea recae en nosotros mismos, en los ciudadanos. Ojalá reconocer esto sea el primer paso para cambiar las cosas, porque de otra manera ese ciclo vicioso y corrupto en el que nos hemos embarcado no va a terminar.
Pues es unas narcocracias en donde reina la ley … o lo hace usted o lo hace su sucesor … o le compro a usted o le compro a la viuda … realmente eso no cabe. Las cosas estan tan corruptas que ya todo suena a excusa para quien no entienda … es muy facil tildar a un pueblo de apoyar a la guerrilla, pero es que no estamos alla cuando la guerrilla llegar a decir que el que no ayude sera degollado en el acto … muchos preferimos seguir vivos que ser heroes cuya imagen sera usada y desechada a los pocos dias … ademas, vease el documental hacking democracy para que vea que en eeuu no es diferente, Diebold era una empresa con un impresionante record de exactitud no se perdia un centavo en cuentas de negocios a nivel nacional, pero no fue sino que ganaran el contrato para hacer las maquinas cuenta votos electorales para que ahora las maquinas esten plagiadas de puertas traseras y maneras de manipular los resultados … ayayayayayyyy
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