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El régimen de Maduro ha decidido cerrar la frontera debido a los paramilitares y los contrabandistas Colombianos que están saqueando las riquezas de su país y alterando la inmensa paz y tranquilidad que reina en Venezuela gracias a su gobierno. Según el líder venezolano, sino fuera por los 1000 ó 2000 Colombianos que siembran el terror y se llevan todos los productos para contrabandearlos en Colombia, Venezuela sería un paraíso socialista

Ya se había demorado Maduro en usar a Colombia para expiar sus culpas, pero la presión de una posible derrota estruendosa en las elecciones y para evitar la necesidad de cometer fraude en las urnas, lo obligó a utilizar la carta colombiana, apelando al nacionalismo enfermizo que muchos líderes en el mundo usan para rodearse de su pueblo y demostrar que solo con ellos al mando, la nación está segura y libre de esas amenazas extranjeras.

Para empezar, debemos reconocer que si hay un problema de contrabando y de inseguridad en la frontera. El gobierno Colombiano no ha hecho lo suficiente para evitar que la ilegalidad proveniente de nuestras fronteras se filtre hacia los vecinos y viceversa. No solo pasa con Venezuela, también ocurre con Panamá y con Ecuador, aunque en menor grado. Las fronteras de Colombia son porosas, en algunas áreas son tierras de nadie donde el Estado tiene poca o ninguna presencia, y es responsabilidad del gobierno Colombiano que eso no sea así. El asunto es que en esta frontera específica, el problema se ha exacerbado debido al vecino, y el flujo de contrabando y violencia es mucho más complejo del que Maduro y su régimen quieren hacer creer al mundo.

En uno de los pocos medios independientes de Venezuela, un valiente político de San Antonio de Táchira fue capaz de reconocer el verdadero problema. El comercio y la industria venezolana en la zona fronteriza están paralizados y al borde de la quiebra. Lo que lo lograba mantener a flote, una frontera abierta, Maduro se los quitó. El 90% de la mano de obra calificada, preparada de la industria en la zona fronteriza venezolana es colombiana y la gran mayoría de los comerciantes y dueños de negocios en Táchira, de hecho viven en Colombia y cruzan la frontera a diario, por temor a la violencia y represión del gobierno venezolano. Al cerrar esas fronteras, no hay quien trabaje en el Táchira y no hay quien abra sus negocios. Hoy los venezolanos protestaban en la frontera pidiendo que los dejaran pasar a Colombia para poder conseguir leche y pañales para sus hijos.

El contrabando de Gasolina hacia Colombia es una realidad, gracias al desproporcionado subsidio de la gasolina en Venezuela y a que es lo único de lo que hay bastante en el vecino país, porque cada vez menos venezolanos tienen vehículos para usarla. Algunos productos también llegan a Colombia gracias a bandas delincuenciales que, organizadas con funcionarios venezolanos, roban productos al sistema de mercados del gobierno en Venezuela para venderlos en Colombia y obtener una mayor ganancia que la que tendrían regalándolos en el sistema socialista de su país. De hecho el problema del contrabando es también crítico hacia Venezuela. Debido al desabastecimiento ocasionado por las políticas del gobierno venezolano, Contrabandistas de ambos lados traen productos de Colombia que están alterando el mercado controlado de ese país, y se han vuelto una piedra en el zapato en la hegemonía del mercado que Maduro pretende mantener. Estadísticas independientes indican que el desabastecimiento en las zonas de frontera es menor que en el interior del país, debido a que los venezolanos tienen allí la opción de adquirir productos que vienen de Colombia, productos que los venezolanos necesitan para sobrevivir.

La pobreza y la violencia se apoderan de los pueblos y ciudades venezolanas porque su gobierno y su modelo económico están destrozando el tejido social y productivo del país, no porque haya unos pocos elementos indeseables que vienen de Colombia. No vamos a tapar el sol con las manos y decir que todos los colombianos que a diario cruzan las fronteras ilegalmente son inocentes inmigrantes buscando un mejor país. Hay una minoría delincuencial que está trabajando con grupos delincuenciales en Venezuela y con el beneplácito de funcionarios corruptos de ambos países, y que se aprovechan de la falta de control en una frontera con problemas bastante complejos. Pero lo que Maduro está haciendo es usar un problema migratorio en el que su país y su gobierno tienen una alta responsabilidad, para desviar la atención de su pueblo y la comunidad internacional sobre la realidad que vive Venezuela. Todo esto puede servirle a Maduro para vencer una vez más en las urnas, pero a los venezolanos les va a quitar un país hermano que ha abierto sus puertas a miles de ellos huyendo de su propia nación, y peor aún, les va a quitar lo poco que les queda de su país.

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