La nueva guerra del 2017: La guerra de las ideas
Estemos o no de acuerdo con el proceso de paz, ya ha pasado a la historia como una realidad. Dejando a un lado el conflicto con el ELN, la nueva guerra a la que se enfrenta Colombia, asumiendo que la desmovilización de las FARC y su transición a una fuerza política se produzca como se ha planeado, es la guerra que siempre debimos haber tenido. La de las ideas.
La oposición al acuerdo sigue viva, y las FARC y el gobierno lo defienden, a través de la discusión y de los escenarios adecuados para ello: los medios de comunicación, las redes sociales y los foros universitarios, públicos y sociales en las regiones del país. Es posible que el acuerdo de paz alcanzado genere otros fenómenos de violencia y que los compromisos alcanzados por las partes no se cumplan, o peor aún, que no representen un cambio positivo para el país. En ambos casos, el estado tendrá las herramientas necesarias para combatir nueva delincuencia y para reformar lo que haya que reformar. La oposición tendrá la oportunidad, a través de la democracia, de usar el poder constitucional para llevar sus ideas al pueblo, y buscar los cambios que proponen al acuerdo. Las FARC y el gobierno usarán el escenario político para continuar la implementación de lo acordado.
Los otros problemas del país continuarán esperando por una solución, pero menos problemas serán “debatidos” a través de las balas, y más problemas tendrán un nuevo escenario que no existía hasta hace algunos meses. El del debate y las ideas.
Una gran idea para la guerra (de ideas, se entiende) es la que reza ‘ No hay que montar antes de ensillar ‘. Aquí la primera guerra no ha terminado, por más que de guerra no tiene nada, pero es la que lleva el Estado acabando con la guerrilla. Que piensa que ya no pelea, con fusiles claro está, pero no estamos tan seguros de ello, pues las tienen todavía. Una guerra de ideas con ellos, que ya no tienen ideas, pues se les acabaron las que tenían y con las cuales nacieron, cómo va a prosperar, la gran incógnita. Tienen que tomar las que existen y por las cuales la democracia subsiste, a pesar de todo. Ideas democráticas que por tanto son de todos y a la vez de ninguno, ideas pasajeras porque no tienen trascendencia, van y vienen otra vez para alimentar el debate, que no es lo mismo que enriquecerlo, porque aquí los que se enriquecen son los políticos, mal o bien, pero ahí están. Qué les queda a las farc para guerrear en la arena politica aparte de las armas que todavía tienen? Ideas prestadas, todas prestadas, desde la izquierda más sutil, con las cuáles no ha podido trascender más allá del Congreso, desprestigiado, por supuesto, por falta de ideas novedosas, distintas a las de la democracia de siempre. Quiera Dios que no se quieran volver al monte por sus ideas, pero es lo más probable, porque esta guerra no es guerra sino un amago de guerra y es en eso en lo que han estado allá, pero con las armas.
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Apreciado Adolfo,
Estamos lejos de un debate de ideas. El proceso aún tiene que consolidarse y la restitución de las victimas debe ser evidente. Hay aún mucho ruido y pocas nueces, todavía es un acuerdo politizado, mediático y oscuro. Todos los sectores tenemos que avocarnos por una implementación justa, de lo contrario volveremos rápidamente al escenario que Ud. Ya cree superado.
Saludos
Estructuradamente.com
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