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Los enólogos expertos coinciden en que uno de los puntos clave para diferenciar un buen vino es su envejecimiento. Estaremos más que acostumbrados a ver a alguien pedir un vino de hace años, y es que cuanto más tiempo tenga la botella, mejor calidad tendrá el vino, de modo que conseguir una botella añeja nos garantiza un sabor extraordinario.

No obstante, no todo el mundo tiene la paciencia suficiente para esperar a que el vino alcance las propiedades perfectas en condiciones normales, y hoy por hoy existen múltiples métodos, cuanto menos curiosos, de añejar vinos. Se han ido experimentando varios procedimientos para conseguir el sabor idóneo para cada paladar, y estas son las 11 formas más extravagantes para envejecer vinos.

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Tirar las barricas al mar

El mar juega un papel muy importante en muchos de los métodos innovadores para envejecer vinos, y uno de los que más han utilizado es el de lanzar las barricas al mar. Este proceso se lleva especialmente a cabo en Noruega, y consiste en enganchar las barricas a un barco y tirarlas al mar, haciendo que el barco las arrastre por el mar durante varios días. Al parecer, el movimiento, la temperatura y la humedad consiguen que el vino adquiera un sabor mucho más intenso en menos tiempo, acelerando así su maduración.

Fondo marino

Como ya he comentado, el mar juega un rol imprescindible en más de un proceso. La idea de añejar el vino en el fondo marino surgió cuando descubrieron una serie de botellas que llevaban en el fondo del mar varios años, tras un naufragio. La fría temperatura del fondo marino había conseguido preservar las propiedades de la bebida de manera casi intacta, así que se consideró que colocar las botellas en el fondo del mar podía contribuir a un envejecimiento más rápido y eficaz.

Envejecer bajo del mar

Esta metodología va muy en la línea de las dos anteriores. Habiéndose probado ya las ventajas del añejamiento en el mar, no son pocas las empresas que han creado bodegas submarinas para envejecer el vino bajo el mar. Envejecer en esas condiciones hace que el sabor difiera mucho de las botellas que envejecen en la superficie, por lo que se trata de una técnica innovadora con resultados únicos.

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Lanzar el vino al espacio

Este es uno de los métodos más extravagantes y tal vez laboriosos que hemos conocido. Se lanzó una botella al espacio para probar suerte, y la tuvieron. Gracias a las diferencias de gravedad y, en general, de atmósfera del espacio, los componentes habían actuado de una forma diferente a cómo acostumbran a actuar en los procesos de envejecimiento más comunes (y terrestres). Si bien tarda mucho menos en alcanzar un sabor único, no cabe duda de que se trata de una apuesta algo arriesgada y probablemente muy cara.

Con un meteorito

Seguimos abordando temas espaciales. Un vino británico fue añejado guardándose en un barril de madera en compañía de un trozo de meteorito de más de 4 mil millones de años. La muestra de meteorito provenía de marte, y aparentemente le otorgó un sabor más vivo e intenso, lo que no deja de ser fascinante. Desde luego, una de las formas más originales de envejecer vinos.

Añejamiento en ánforas

Según nos dicen desde la empresa especializada en vinotecas a medida Caveduke, las ánforas son recipientes que ya se utilizaban en la antigüedad para envejecer y almacenar vino. Hoy en día, en algunos lugares, se siguen utilizando en lugar de los barriles de roble porque hace que el vino envejezca con un aroma más neutro, además de que el vino puede madurar sin que sea necesario incorporar otros componentes más allá de los naturales.

Barriles de hormigón ovalados

Otra forma de envejecer el vino que se centra en el recipiente en el que se añeja es el de utilizar barriles de hormigón ovalados. Como bien sabréis, por norma general se utilizan barricas de una madera muy resistente, por eso emplear recipientes de otros materiales y formas puede resultar llamativo. Tanto el material como la forma ovalada contribuyen a que las sustancias aromáticas del vino sean más fácilmente extraíbles, además de que eliminan la acidez. Una técnica perfecta para envejecer vinos y conseguir un resultado más suave.

Introducir un palo de madera

No es un palo cualquiera, evidentemente. Se trata de un palo cuidadosamente confeccionado, marcado por láser y dotado de numerosos poros y grietas. Su objetivo es transferir al vino las propiedades de la madera, lo que provoca un sabor mucho más añejo en menos tiempo. Es una técnica que también se utiliza con otras tantas bebidas, como el whiskey.

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Utilizar botellas de madera

A estas alturas es innegable que la madera juega un papel crucial en el envejecimiento del vino, ya que tanto los recipientes en los que suele añejarse como las herramientas que se utilizan para conseguirlo suelen estar fabricadas de este material. En lugar de recurrir a grandes barricas o a botellas de cristal, se emplean botellas fabricadas con madera de roble, y basta con introducir el vino en la botella y esperar un par de días, dependiendo de la intensidad que busquemos.

La llave del vino

Un invento cuanto menos revolucionario que viene dado por la marca Peugeot. Se trata de una llave especial que prácticamente hace magia, ya que es capaz de modificar las propiedades de todo tipo de vinos (tintos, blancos o rosados) con introducirlo en la bebida durante apenas un segundo. Aparentemente, es capaz de simular las características del vino como si hubiera estado envejeciendo durante un año, por lo que se puede controlar y conseguir el vino al gusto exacto del paladar. Además, reduce el ácido de manera automática, lo que consigue un vino también más suave.

Temperaturas elevadas

Aunque por norma general se ha recurrido al frío para conseguir un envejecimiento efectivo, como hemos visto en los métodos de lanzar las barricas al mar o de conservarlas en el fondo de éste durante un período de tiempo, hay una técnica que recurre a lo contrario. A este proceso se le ha dado el nombre de maduración caliente, y consiste, o bien en dejar el vino en estantes en lugares elevados como las buhardillas, o bien en situar el vino en recipientes de metal. El objetivo siempre es que el vino se encuentre a temperaturas altas, por lo que es indiferente qué metodología escojamos.

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