Colombia es un país que ha sobresalido en Latinoamérica por el porcentaje de cobertura de afiliación al sistema de salud de su gente. Hace 8 años por ejemplo ocupaba el segundo lugar con un 96% de la población afiliada al Sistema General de Seguridad Social y Salud (SGSSS), por detrás de Venezuela quien tenía una cobertura del 100% según datos del Atlas de los Sistemas de Salud de América Latina. (Revista Salud Pública de México, 2011).
Ya sea por medio del régimen contributivo, subsidiado o por régimen de excepción, en estos 25 años de Ley 100 la cobertura del sistema para los colombiano no solo se ha mantenido. También ha aumentado y eso no está mal. Lo malo es cuando ese indicador no es directamente proporcional con el acceso y tampoco con la calidad en los servicios para la población. Eso se llama inequidad.
No se trata de una discusión reciente, tampoco es un reto exclusivo de Colombia. La Organización Mundial de la Salud (OMS), junto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Grupo Banco Mundial han puesto el tema sobre la mesa en países de todos los niveles de ingreso con el informe Delivering Quality Health Services – a Global Imperative for Universal Health Coverage publicado en julio del presente año y donde una de sus conclusiones fue que los servicios de salud de baja calidad están frenando el avance de las mejoras en el ámbito de la salud.
Ha puntualizado el informe que todavía persisten: diagnósticos imprecisos, los errores de medicación, los tratamientos inapropiados o innecesarios, las instalaciones o prácticas médicas inadecuadas o inseguras, o los prestadores que carecen de suficiente capacitación y experiencia.
The Lancet, la revista médica británica también se refirió a esto en un editorial de septiembre donde señaló que las personas se han vuelto invisibles en las mediciones de calidad en los sistemas de salud de todo el mundo. La atención se ha centrado en los «insumos». Frente a la expansión de la cobertura universal de salud el documento es enfático en decir que será ineficaz a menos que se aborde la calidad.
La calidad en salud es un tema del que todos hablan, del que muchos opinan e inclusive es un discurso que vende. ¿Quién no quisiera ser atendido con calidad?
Conceptos de la calidad en salud:
La OMS la define como: «asegurar que cada paciente reciba el conjunto de servicios diagnósticos y terapéuticos más adecuado para conseguir una atención sanitaria óptima, teniendo en cuenta todos los factores y los conocimientos del paciente y del servicio médico, y lograr el mejor resultado con el mínimo riegos de efectos iatrogénicos y la máxima satisfacción del paciente con el proceso».
En Colombia, el concepto basado en el Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad de la Atención de Salud es similar al de la OMS, “se trata de la provisión de servicios de salud a los usuarios individuales y colectivos de manera accesible y equitativa, a través de un nivel profesional óptimo, teniendo en cuenta el balance entre beneficios, riesgos y costos, con el propósito de lograr la adhesión y satisfacción de dichos usuarios”.
El único criterio válido de todo sistema de salud debería ser la calidad en la atención
La conclusión de estas definiciones, es una sola. La calidad en salud debe ser un hábito no solo promovido por profesionales de la salud, sino también por las instituciones prestadoras de servicios de salud a través del mejoramiento continuo del Sistema Único de Acreditación (SUA) con sus líneas de enfoque de riesgo, seguridad del paciente y la humanización de los servicios de salud.
El gobierno también interviene. Muchas gracias por la cobertura, pero no basta con solo tener un carné de afiliación. La calidad en salud también abarca una atención médica oportuna e ininterrumpida en cualquier diagnóstico, disponibilidad y acceso de medicamentos, atención sin trámites burocráticos, entre tantas cosas más que se les ha confiado a las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y en donde no basta solo los dientes afilados de la Superintendencia de Salud o el discurso de la cartera de salud. Lo cierto, es que la garantía de calidad en salud debería impregnar todas las infraestructuras nacionales y es una pauta que marca el jefe de Estado.
Tanto salud, como calidad por separado son un concepto muy amplio y mucho más cuando las dos palabras se unen y se enfoca en las personas. La calidad en salud es bienestar, sostenibilidad financiera en el sector, prestación de servicios, salud pública, fortalecimiento del talento humano, es equidad, equilibrio e inclusive ética, por que sin ella como columna vertebral del sistema de salud, no hay calidad.
El único criterio válido de todo sistema de salud debería ser la calidad en la atención. Porque solo con ella, se podría cumplir el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS): garantizar vidas saludables y promover el bienestar para todos, en todas las edades.
Por: Alexander Tique Aguilar
En Twitter: @AlexanderTiqueA
Buen post
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