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Como una sombra, una nube negra, empezó a cubrirnos… No sólo el virus, sino nuestro egoísmo: mis eventos cancelados, mis planes, mi trabajo, mi vida, esa a la que estaba acostumbrada: «no me puedo encerrar porque vivo solo y no se cocinar», dice alguien o «yo no puedo vivir sin hacerme las uñas», «no puede ser peor el remedio que la enfermedad», dijo el  presidente de Estados Unidos. Cada quien con su mundo patas arriba, así lo enfrenta. A quienes tenemos empresas, «empresitas», nos empujó a cambios dolorosos, decisiones hasta hace unas semanas impensables. Claro es triste y muy difícil porque a muchos este virus los ha dejado sin trabajo… Pero se nos olvida que aquí se trata de gente muriendo solitaria, aislada, sin poder despedirse, de una enfermedad que nos invade … Mientras escribo esto ya son mas de 55 mil casos aquí en Estados Unidos y 436 mil en el mundo. Seguro cuando lo publiquen, ya la cifra se habrá multiplicado. Está aquí, allá. En todo el mundo. De este COVID-19 no se libran ni los miembros de la realeza.

Una crisis sin precedentes para estas generaciones que la estamos enfrentando. Por eso quizá nos hace falta perspectiva. Somos miopes ante una realidad inesperada que nos escupe en la cara y nos arriesga, nos enferma, nos angustia. No sabemos cómo reaccionar cuando no palpamos al enemigo, pero en cambio lo que sí vemos son estantes vacíos en el supermercado. Más temprano que tarde van a ser nuestros familiares o amigos lo que empiecen a caer, podemos ser nosotros mismos. Pero son los médicos y el personal de salud quienes están enfrentados a combatir esta pandemia y al menos en este país, en Estados Unidos, los estamos mandando como dice el dicho: a la guerra sin fusil, sin suficientes tests, sin material de protección… ¿Qué hay que sacrificar algunos por el bienestar de la economía? Me niego a creerlo y a seguir esa tendencia.

Por eso, en estos tiempos de este «cólera» como nos lo proponía Gabo, destaquemos el amor, ese de Florentino Ariza por Fermina Daza. Aquí, desde mi pequeño mundo, estas son algunas de las acciones que se me ocurren podemos adoptar para poner un granito de arena y dejar atrás el egoísmo:

Primero las obvias:

  • Acatemos las ordenes de aislamiento y cuarentena que aquí son un poco laxas, en Colombia mas estrictas, hagámoslo por los demás, protejamos a los médicos, al personal sanitario y a  la gente mas vulnerable. La ventana de tiempo es cada vez más angosta.
  • Si salimos de vacaciones o nuestros hijos lo hicieron, aislémonos completamente por los 14 días que recomiendan, no importa de donde vengamos.

Pero también desde nuestra acción política:

  • Si nuestros gobernantes no actúan con sensatez, demostrémosles que nosotros sí podemos hacerlo.
  • Votemos por personas calificadas. Los verdaderos lideres se ven por la forma en cómo reaccionan ante las crisis. Tomemos decisiones pensando en el bien común. Veamos quienes de verdad están anteponiendo los intereses colectivos, ante los personales. Puede que sean pocos,  pero se destacan.

Y con el ejemplo:

  • Si somos jefes, con el ejemplo, demos testimonio de nuestra fe o nuestros buenos principios.  Pero no solo con ‘posts’ bonitos o de dientes para fuera. Busquemos compartir, no acaparar, a veces por el instinto de protección, nos olvidamos el impacto de nuestras acciones en los demás. Que nuestras decisiones le den prioridad al bien común.
  • Demostremos con acciones en nuestra familia, con nuestros hijos, la importancia de la solidaridad, de la cordura, de acatar las ordenes. De la forma como enfrentamos esta crisis nuestros hijos están aprendiendo, no se nos olvide que somos sus modelos.
  • Seamos creativos. Reinvetémonos. Aprovechemos las bendiciones de la tecnología que nos permite hacer video chats con la familia, con los amigos y que permite que nuestros hijos puedan seguir estudiando.
  • Apoyemos a los maestros que les está tocando a la fuerza y con pocos recursos, en muchos casos, aprender nuevas tecnologías para enseñar por tele-conferencias o salones virtuales.
  • Respaldemos a los micro-empresarios que se esfuerzan por sobrevivir en esta nueva realidad.
  • Seamos solidarios con los más necesitados. Donemos a instituciones y bancos de comida
  • Pero comprendamos que la solidaridad con  jefes y lideres (sensatos valga la aclaración)  también es necesaria.
  • Y recordemos que el arte, la creación, la literatura y el ejercicio, nos brindan oportunidades maravillosas para relajarnos en tiempos de angustia. Compartamos artículos, noticias de acciones y ejercicios positivos de conciertos colectivos virtuales, de cantos esperanzadores.

Esto pasará. Vamos a salir fortalecidos. Por algo dicen que la fe mueve montañas. Será una nueva realidad, un nuevo mundo. Les propongo el amor y la generosidad frente al egoísmo. Llenemos el corazón y el alma de buenos contenidos.

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