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Mucho se ha dicho sobre el poema de Amanda Gorman en la posesión del presidente Biden. Esa muchacha de color, con su abrigo amarillo, su voz, su poesía, el movimiento de sus manos y todo su perfomance nos dejó a muchos con la piel de gallina. Sus palabras representaron la esperanza del cambio, representaron el hecho de pasar la página, la certeza de que estábamos finalmente frente a la posibilidad de la unión y nos dejó con una puerta abierta a la diversidad. Atrás quedó el bully.

Importante, me parece, reflexionar sobre el poder que tienen las palabras. La inspiración para su poema, según contó en una entrevista, no viene de imágenes sino de investigar palabras, de una búsqueda en los trinos, en la fuerza del teatro y de mensajes como el de Hamilton. Lo que no saben muchos es que esta joven poeta, de tan solo 22 años, en su época universitaria estuvo en Madrid estudiando español, se enamoró de nuestro idioma y de Garcia Lorca y escribió poesías usando las ‘rr’, interesándose por la voz de los marginados.

Gorman utiliza la belleza del ritmo, la cadencia y musicalidad para su activismo, para hacernos reflexionar, sus palabras resuenan, vibran:

“Donde una muchacha negra, delgada, descendiente de esclavos y criada por una madre soltera puede soñar con ser presidente, y encontrarse recitando para el presidente.”

Ese es el país que uno quiere para sus hijas y generaciones futuras. No el país del odio y el de los tipos con cuernos destrozando el capitolio y gritando palabras racistas. El país que recibe con alegría a la primera mujer vicepresidente, pero además de raza negra e india, hija de inmigrantes.

Si estamos aquí es porque creemos en las oportunidades. Ver a mi hija llorar de emoción durante la posesión del presidente representa la ilusión de que todo el sacrificio al emigrar valió la pena.

Creo definitivamente en la fuerza y el poder de la palabra ‘unión’. Por eso me emocioné cuando Gorman expresó:

“Y sí, estamos lejos de ser prístinos, sin mancha, lo que significa que no estamos luchando por la unión perfecta. Estamos luchando por una unidad con propósito, por construir un país comprometido con todas las culturas, los colores, personalidades y la condición humana”.

Unidad con propósito no significa estar de acuerdo en todo. Cuánta falta nos hace también en Colombia esa unidad con propósito. Parece que estamos empeñados en tener la razón, no importa a costa de qué.

“Obviamos lo que nos divide porque sabemos que por el futuro debemos apartar las diferencias”, expresa Gorman.

Ojalá la sepamos escuchar: los de aquí, los de allá, todos.

Me gusta la idea de reflexionar con palabras como verdad, esperanza, futuro, justo, justicia. Palabras cargadas de valor, de fuerza y significado.

Gorman nos invita también a valorar la historia, a aprender de ella: “Porque ser americano es más que el orgullo que heredamos. Es el pasado que nos calzamos y cómo lo reparamos”.

Otra lección de esas que calza no solo a los americanos, también deberíamos aprenderla los colombianos.

Pero no solo hay reflexión en las palabras de Gorman, también hay acción: “Si unimos piedad con poder y poder con deber, el amor será el legado que cambie los derechos de nuestros hijos al nacer. Así que dejémosles a ellos un país mejor del que nos legaron a nosotros”.

Soy consciente del poder que tienen las palabras. Por su responsabilidad quizá temo a veces retomar este blog, porque me asusta escribir palabras al viento, sin suficiente valor. Pero hoy quise utilizar apartes de la hermosa traducción de este poema realizada Gioconda Belli para recordar esas palabras poderosas y con fuerza de cambio.

“Porque siempre hay luz si sólo tenemos  suficiente valor para verla, suficiente valor para serla”.

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