La Copa Confederaciones que culminó este domingo dejó algunos puntos para la historia. Chile demostró que sigue siendo una selección élite y Alemania confirmó que tiene equipo para muchos años más. Por último, el proyecto VAR (Video Assistant Referee) dejó una sensación agridulce, con sus puntos altos y bajos. Aunque cumplió con su trabajo y evitó que algunas decisiones injustas trascendieran en el resultado, todavía existen muchas dudas en cuanto a su utilización.
En lo positivo, podemos decir que pasó la prueba, principalmente porque sus decisiones fueron acertadas y mostró su aporte al juego. Durante el partido entre Portugal y México en la primera fase, Nani abrió la cuenta en el minuto 21, pero Nestor Pitana anuló la anotación después de que el VAR le comunicara que había un fuera de juego. Como esta hubo varias jugadas (sobre todo aquellas relacionadas con penales) y, siempre que el árbitró utilizó la opción, el VAR acertó. Para eso lo inventaron y es bueno saber que cumple con su trabajo.
Pero, si bien pasó el examen, la ambigüedad y vaguedad en cuanto a la oportunidad de su uso siguen siendo enormes. Por ejemplo, no es claro cuánto tiempo, después de una jugada revisable, tiene el árbitro para solicitar la asistencia. Tampoco, y esto me parece más grave, qué sucede si entre la jugada polémica y la decisión del juez de revisarla hay un gol. El documento oficial que lo reglamenta dice que las sanciones disciplinarias ocurridas durante ese tiempo se mantienen, pero no hay normativa sobre qué hacer en caso de un gol. Hubiera podido suceder en el partido entre México y Rusia de la primera fase. Con el cronómetro en 16:45 minutos, Smolov cayó en el área mexicana después de un contacto con Araujo. El árbitro Al Mirdasi no pitó nada y la jugada siguió. Sin embargo, con el reloj en 17:32 (casi un minuto después, en el que hubiera podido suceder de todo) el juez paró el partido para revisar la jugada. Al final su decisión fue la misma y no se sancionó penal, pero quedó la duda de si debería permitirse tanto tiempo entre jugada y revisión y, en ese caso, qué sucede si hay un gol durante este lapso.
Por otro lado, si los asistentes de video pueden ver la jugada desde distintos ángulos y con repeticiones, ¿no deberían ser ellos los que decidieran si alguna debe ser revisada? Entiendo que es necesario respetar la autoridad del juez, pero es absurdo que quien tiene por momentos una visión limitada de la jugada sea el que decide si se revisa. Sucedió en la semifinal entre Portugal y Chile. En el minuto 112, el portugués Fonte pisó en el área al austral Silva. No hubo sanción ni revisión y la suerte (y Claudio Bravo) fue la que permitió a Chile llegar a la final. No pido que el VAR decida sobre el principal, pero sí que le anuncie cuando una jugada debe (en vez de puede) ser revisada. Después de usar la asistencia, el árbitro tendría la última palabra. Si el objetivo del VAR es disminuir los errores cometidos por los jueces, este es un punto a cambiar.
Más allá de esto, el experimento empezó bien. Además de corregir errores, añadió emoción a los partidos por el suspenso que, cuando no era por una situación absurda como las mencionadas, siempre agrada al aficionado. Claro que algunos protestaron porque el uso del VAR genera suspensiones y demora el trámite. Queda un año para el Mundial y es necesario ajustar varios detalles, porque para esa época el VAR ya no puede estar en estado de prototipo. Al fin y al cabo, el sistema puede terminar decidiendo, en una jugada polémica, quién es el próximo campeón del mundo.
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