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A Juan Carlos Osorio le han llovido críticas desde México por las actuaciones de la Selección local en las últimas copas. ¿Merece el técnico que lo despidan?

Juan Carlos Osorio no fue bien recibido en su retorno a México. Los resultados en la Copa Confederaciones y la Copa de Oro no gustaron a sectores de la hinchada azteca que piden su destitución inmediata del cargo. No es un simple asunto de nacionalismo: antecesores de Osorio que eran meros-meros mexicanos, también fueron abucheados. La afición y prensa de ese país nunca han sido fáciles: son muy pasionales y allí mismo donde un día mandan rosas, al siguiente entierran el cuchillo. En todo caso, haría falta analizar si la sonora bienvenida al colombiano es justificable y si México obtendría mejores resultados sin él.

Osorio ha cometido errores y horrores al mando de la Selección azteca. La goleada 7-0 frente a Chile el año pasado durante las semifinales de la Copa América fue la peor derrota sufrida por el cuadro ‘Tri’ en torneos oficiales. Ninguna caída con ese resultado salva al técnico de la culpa, salvo contadas excepciones en las que el derrotado es inmensamente inferior a su rival. Ese día, el ex técnico de Atlético Nacional no le pegó ni a la posición del arquero en la cancha y lo atacaron por todas partes.

Este año cayó en Copa Confederaciones, también en semifinales, contra una joven pero campeona Alemania por 4-1. En ese partido, Osorio erró en su estrategia defensiva por la banda y concedió dos goles. Logró corregirlo, pero con el marcador en contra y, con la mitad del tiempo agotado, le fue imposible superar a los bávaros, que demostraron solidez en todos sus aspectos. La derrota contra Jamaica en la misma instancia, pero por la Copa de Oro, fue por la mínima, con un equipo alternativo (obligado por el cansancio de la titular después de la Confederaciones) y en un partido que hubiera podido ser para cualquiera. Fue mala suerte.

Pero, si bien son 3 derrotas que duelen, hace falta ir más al fondo. Para considerar fracasos a los resultados es necesario mirar los objetivos. Si el hincha mexicano consideraba las finales de la Copa América y la Copa Confederaciones como los objetivos del conjunto azteca, entonces ha confundido algún número en la ecuación. México no tiene una mala nómina, pero no tiene el nivel para trazarse esas metas. Guillermo Ochoa no es el del Mundial en Brasil y lejos está de arqueros como Marc-André Ter Stegen o Claudio Bravo. Su defensa necesita un refresco, pues Rafael Márquez no es ya el que alguna vez condujo la zaga del Barcelona, y su mediocampo se está apenas reinventando.

Adelante está Javier ‘Chicharito’ Hernández, un buen goleador que sería un gran suplente en cualquier equipo grande de Europa, pero que anda por debajo de un Alexis Sánchez e incluso de un Timo Werner, la joven y nueva estrella en el firmamento alemán. A México le alcanza para ser favorita en la CONCACAF, pero afuera de ella hay selecciones con mejor nómina. No es imposible ganarles, pero perder contra una selección como la chilena o la alemana no es un fracaso. Después de todo, son dos selecciones campeonas, una del Mundial y otra de Suramérica.

Aparte de las copas, Osorio también ha dirigido a México en las eliminatorias a Rusia 2018. La tiene en el primer puesto del Hexagonal Final, a dos victorias de ganarse el tiquete a la cita mundialista, sin derrotas y con apenas dos empates. No es poca cosa. Por ahora el objetivo principal (ir a Rusia) está cumpliéndose y solo un huracán de malos eventos va a cambiar esta situación. Cumplido el objetivo, México debería poder llegar a octavos o cuartos de final en el Mundial. Eso depende de los rivales, el clima, la salud de los jugadores y lo que cada jugador desayune ese día (al fin y al cabo, todo influye en un torneo así).

Viéndolo desde esta perspectiva no parece justa la reacción de la hinchada mexicana. Puede que sin Osorio y sus rotaciones se hubieran ahorrado la noche de la goleada contra Chile. Pero otro técnico podría tenerlos afuera del Mundial, eliminados en primera fase de la Confederaciones y, dado el caso, también le estarían recordando a la madre. Todo eso es discutible, pero lo que es una realidad es que México no gana títulos porque no es su época, porque hay mejores equipos y porque la suerte, que también juega, no los acompaña. Juan Carlos Osorio ha mantenido al seleccionado en los puestos esperados y ha intentado dar alguna sorpresa y llevar a los aztecas a una final. A poco tiempo del Mundial y con unos jugadores que confían en él, sería un grave error relevarlo de su cargo. México no va a ganar el torneo, pero es más probable soñar con una hazaña si el colombiano se queda en su cargo.

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