El fin de semana pasado me fui a Cali con un grupo de amigos. Algo especial de esa ciudad, como todos sabemos, es la salsa. La ciudad, conocida como la capital de la salsa, está llena de bares tradicionales a donde los caleños van por la noche a rumbear.
El concepto de estos sitios me fascina: de nuevo, tiene que ver con la cultura de baile en Colombia, que simplemente no existe en mi país. Sin embargo, esto ya no me sorprende. De hecho, ahora es una de mis características favoritas de Colombia y me inspiró a escribir.
Claro, estoy lejísimos de ser una bailarina experta. Las clases que tomo cada semana son bastante básicas y se tratan más de bailar solo, frente al espejo, y después ponerlo en práctica en pareja. Nos enseñan una base de un número de bailes tradicionales de Colombia, principalmente salsa, luego bachata, merengue, cumbia y -a veces- un ‘regalito’ de reggaetón para soltarse al fin.
De nuevo, todavía me falta muchísimo por aprender pero, después de casi tres meses en clases: I´ve got the bug for it.
Cada martes llego a la escuela de baile cansada, después de un día largo de trabajo y normalmente la única cosa que querría hacer es acostarme en mi cama. Pero después de clase, garantizado, siempre salgo con cara de felicidad. No sé qué es pero hay algo acerca de la rumba que le hace a uno sonreír, sea cual sea el nivel en que bailas.
Aprender a bailar ‘latino’, de verdad, ha sido una de las cosas que más quería hacer cuando llegué a Colombia. De hecho, me hubiera gustado avanzar más en mis clases, pero aunque intenté lograr lo más posible durante mis 4 meses en Bogotá, no tuve tiempo para aprender los pasos más técnicos y complicados. El día en que vuelva a Bogotá, después de graduarme, me gustaría mucho prestar más atención al desarrollo de esta destreza tan bella y característica de acá.
En un aparte: son cosas sencillas y pequeñas como subirte a un taxi y pasar todo el viaje escuchando salsa, las que siempre voy a relacionar con este país y voy a extrañar.
Fuera de Latinoamérica, digamos en Europa, generalmente se cree que la salsa se baila del mismo modo en todas partes. Sin embargo, la salsa colombiana -o mejor, caleña- es muy diferente de los otros estilos. Le da a uno mucha más oportunidad de bailar unos pasos individuales (“pasos chéveres”, en las palabras de mi profesora). Mejor dicho, la salsa colombiana es, de pronto, el estilo más independiente de salsa en el mundo.
Por eso en Cali, sentada en el famoso bar ‘Zaperoco’, estaba contenta simplemente viendo (con la boca abierta) la rumba de los caleños: qué cosa tan impresionante.
Mi Semana en Cinco Puntos
- Algo nuevo que aprendí sobre Colombia: que el ‘costeñol’ es otra vaina. Gracias, Silvia.
- Algo que extraño de Inglaterra: El paisaje verde (!!!!)
- Nueva palabra colombiana: ‘Chucuchucu’ – “es un género de música” me dice mi amigo Moti.
- Momento difícil de la semana: Cuando me recordaron en la oficina que me queda un mes de práctica en EL TIEMPO. Tan triste.
- Mejor momento de la semana: Que una española (actriz ganadora del Goya, nada menos), elogiara mi español porque suena colombiano. Pura felicidad.
Hola Sophie! Sí que es un mal momento que se te acabe el tiempo en Colombia! :(( pues he disfrutado muchísimo la manera especial de contarnos acerca de tu experiencia, tan enriquecedora en todos los sentidos… Debe estar por llegar tu padre a visitarte y querré saber qué impresión tiene él, antes de irte! Por tanto no puedes dejar de regalarnos a tus seguidores esa visión…
Un besabrazo y un especial saludo.
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¡Mejor aprenda a bailar mapalé!
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Felicitaciones por tu Blog, tu español es muy bueno, escribes con el corazón.
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