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Al recordar los autos de los ochentas y principios de los noventas, me viene a la mente el precursor de la famosa y difundida sigla GTI, el mítico Volkswagen Golf. Su importancia se dio al ser el fundador de un nuevo modelo que a su vez creo, unido a las siglas, un nuevo segmento, el de los hatchbacks compactos de altas prestaciones, con un manejo ágil y divertido que transmitía sensaciones y dejaba una cierta sonrisilla en la comisura de los labios.

 

En nuestro país para la época, se vendían autos con alguno o todos los rasgos de GTI, pero en algunos casos sin cumplir exactamente con el requerimiento de carrocería Hatchback. Recuerdo cuando pequeño cómo me impresionaba el gran torque y ‘pique’ que tenía el Fiat 147, las prestaciones la pinta y el sonido del Fiat Mirafiori coupe de 2 litros (de los que pocos sobreviven en muy buen estado, con el motor ‘bialbero’ nacido en 1966 utilizado, con las respectivas evoluciones, por los Tempra).

 

Llega a Colombia el Renault 18 2 litros que con la música  y el rendimiento de su motor y de sus frenos acumulaba suficientes argumentos para crear casi una leyenda. Los Mazda 323 en especial el coupe, tenían una base interesante pues daban y dan aún para modificarlo levemente, o entrar a fondo a configurar a discreción  desde la imagen hasta todo el motor suspensiones y carrocerías.

 

Ya a principios de los noventas tenemos a  los Peugeot 306 y Citroen ZX que con sus motorizaciones de 2 litros y cajas de 6 mecánicas(al final de su vida en el Peugeot), y de 1.9 lts en los primeros ZX terminando con un buen 2 litros parecido al del Peugeot llegaban a la aún pequeña legión colombiana de GTI´s.

 

Cómo podemos olvidar el auto más rápido  -hasta ese momento-,  de la producción local, el buen Chevrolet Swift GTI que ensamblado por GM Colmotores se convertía en  un auténtico GTI no sólo por  tener mayor aceleración que el R18 2 litros, sino por su ligereza y agilidad al girar el timón? Remataba  a cabalidad con todos los ‘requisitos’, al llevar una linda carrocería hatch de 3 puertas (coupe), que acompañaba al melodioso motor que se disparaba sobre las 5000 revoluciones, y tocaba con propiedad las 7500; iba, y nos hacía sentir muy rápidos, y es de eso de lo que  trata el concepto GTI.

 

Teniendo en cuenta las excelencias dinámicas de los GTI´s actuales tipo Seat leon Cupra, Honda Civic SI, Mazdaspeed 3, Subaru Impreza WRX etcétera, hay un aspecto que para nosotros los gomosos puede ser causa de decepción. Me explico. Un modelo deportivo que haga alarde en su denominación de siglas como «GTI» o similares, no sólo debe ofrecer unas prestaciones excelentes y un comportamiento y estabilidad impecables.

 

Adicionalmente, debe ser capaz de transmitir a su conductor unas sensaciones que le permitan sentirse ‘piloto’, incluso al margen de su eficiencia dinámica. En definitiva, que corran, pero sobre todo, que lo parezca. Bajo este enfoque, los «GTI´s» actuales son más eficaces, seguros, confortables y rápidos que los de hace quince años, pero han perdido su carácter.

 

Los controles de estabilidad no desconectables y los chasis en los que el sobreviraje  (la divertida asomada de cola como en los 306, Citroen ZX, y Mazda 323 o Allegro por acá), se evita como la peste, disminuyen estas sensaciones subjetivas de forma significativa, convirtiendo a esta generación de GTI´s en unos compactos extraordinariamente rápidos pero poco ‘cómplices’ con su conductor. Eso les vuelve ‘aptos para todos los públicos’, pero creo que desvirtúa el ‘mito’ que convirtió a los GTI en el objeto de deseo de los conductores más exigentes; repito los ingredientes: bajo peso que redunda en buenas aceleraciones, estabilidad  y agilidad no solo al cruzar, sino al dejar asomar la cola en desaceleraciones súbitas al entrar en curvas o en fase de frenado ligero, y hacernos sentir que vamos más rápido de lo que se viaja.

 

Me acuerdo de mi primera ‘montada’ en un Golf GTI, prácticamente, no tenía rivales. Con su inyección, el pequeño GTI no se ahogaba, arrancaba instantáneamente,………ni siquiera gastaba lo que un vehículo con la mitad de potencia. Un verdadero GTI actual, como ejemplo, fue mi primer auto probado para éste espacio (gracias a mi amiga Aida Posada de Honda a quien le deseo se recupere pronto de una enfermedad), un bonito Honda Civic SI de 197 caballos capaz de remontar ligeramente por encima de las 8000 vueltas. Al arrancar en frío  el ralentí se fue a cerca de las 2.000 rpm. Pensé algo está mal, o que estaba en lo más cercano a un F-1 para transportarme con otras 3 personas y un baúl decente.

 

Estiré cada  marcha, escuché esa música de su motor más allá de las 5.000 rpm y quedé perdido. Puede que no seduzca a algunos con su tacto, pero… …así son los GTI de ahora, rápidos, no abusadores; eficaces, no temibles  -no sobreviran-,  fáciles y, en algunos casos, prácticamente confortables.

 

Simplemente queda por envidiar, con envidia de la buena, a los felices usuarios que aún tengan la fortuna de conducir uno de estos ‘especímenes’ así sea  yendo a trabajar pues una vez se descargue la adrenalina y se estacione, tendrá motivos suficientes para tener la cara opuesta a la de todos sus compañeros de oficina que lidiando con la rutina, no pueden sonreír como usted pues no tuvieron la oportunidad de exprimir sobre las 8000 rpm en primera y algo en segunda, el ‘molinilllo’ que supone su motor, con los ‘primerasos y segundasos’ vividos en su GTI en medio del tráfico……….GTI´s por siempre!!!!

 

*Mi twitter: http://www.twitter.com/@MASERAGRANTURI

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