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Cinco razones, cinco acontecimientos del pasado domingo para volver a creer en los procesos de elección popular en Colombia. 

[Prólogo]  El reiterado perdedor de las elecciones regionales en Colombia: Las encuestas.

Faltando apenas ocho días para las elecciones a la alcaldía de Bogotá en 2003, la encuesta de Datexco daba como ganador a Juan Lozano por casi un 8% sobre Lucho Garzón. El día de las elecciones, en las toldas de Garzón la incertidumbre era el denominador común hasta pasado el mediodía. Sin embargo, las tendencias se definieron temprano —como siempre— y la ventaja de Garzón se fue consolidando rápidamente contra todo pronóstico. Salvo pocas excepciones, las encuestas desde 2003, como en esta última jornada electoral, fueron las grandes perdedoras. Bogotá, particularmente, se torna impredecible.

¿Qué pasó esta vez? Incluso la encuesta en la que más fe tenía por su talante académico, la de la Observatorio Electoral de la Universidad Nacional, también falló en reflejar la verdadera intención de voto, especialmente el último lugar de Miguel Uribe Turbay. 

¿Un electorado rebelde que no confiesa su verdadera intención de voto? ¿Una gran masa de indecisos que mutó en intención el último día? ¿Serían los votantes primerizos en los que se concentró la campaña de los Verdes y el Polo? Todas son explicaciones plausibles, pero en ningún caso justifican los resultados tan lejanos de las cifras del domingo como los de Guarumo, por ejemplo. Una vergüenza.

Razones para alimentar la esperanza.

Los ganadores de la gobernación del Valle, Arauca, Bolívar o los santanderes son ejemplos de que la política tradicional sigue viva y presente en nodos claves del poder en Colombia. No obstante, hay razones para la esperanza, aquí les cuento algunas y ojalá vengan muchas más.

Esta lista de acontecimientos electorales va ordenada del quinto al primero, que considero el más importante. Aún así, todos los casos representan una respuesta clara y contundente de un electorado que gana en autonomía y le prueba a los temibles barones electorales que no la tienen fácil y que, obvio, no todo es con plata:

5 .  Antioquia y Caldas se desmarcan de los partidos tradicionales

Los electores castigaron a los partidos tradicionales en gobernaciones y alcaldías en estos dos departamentos, tradicionalmente conservadores. El apoyo a candidatos independientes en territorios clave para ganar elecciones presidenciales, certifica un nuevo revés para Álvaro Uribe y el Centro Democrático. También habla bien de la ciudadanía joven que salió a votar porque quiere proteger el medio ambiente y las libertades civiles.

4 . Cartagena está harta de la corrupción

Ganó el outsider William Dau. A pesar de que le critican el no conocer la ciudad y tener poca experiencia en administración pública, el mero triunfo de una propuesta netamente anticorrupción en una de las ciudades más afectadas por las malas prácticas  —ya lleva más de una docena de alcaldes cesados por corrupción— debe ser leído con atención por el ejecutivo de Iván Duque y valorado como un triunfo de la democracia local. Cartagena ganará mucho solo con detener la hemorragia de recursos del erario distrital.

3 . Una fuerza alternativa se consolida en Magdalena

La gestión social de Carlos Caicedo y su esfuerzo por romper con los caciques regionales le representó tanto el favor de los ciudadanos, como la inclemente oposición política de la poderosa familia Cotes, a quienes derrotó (su contrincante era Luis Miguel, el exgobernador) por más de 100 mil votos. La fórmula de Caicedo a la alcaldía, Virna Johnson, también ganó sobrada y después de las elecciones, el partido Fuerza Ciudadana será ya una alternativa política consolidada en el departamento. Esta dupla tiene ahora la oportunidad de mostrar qué tan importante es realmente para la izquierda colombiana el medio ambiente y la mitigación del cambio climático.

2 . Primera alcaldesa y Concejo renovado: Bogotá ratifica su voto independiente.

«Ganó una mujer, humilde, independiente y diversa» dijo Claudia López en su discurso en la noche del domingo. Es cierto, Bogotá ha probado tener aún la cabeza en orden a pesar del caos tenebroso en seguridad, movilidad y medio ambiente en el que vive. Más allá del género o el color de sus candidatos, sus electores evalúan a sus gobernantes con altos estándares. Quieren bienestar, salud, calidad de vida, transparencia, coherencia y franqueza.

¿Por qué es de destacar el Concejo Distrital también? El último gobierno alternativo en Bogotá que logró conseguir mayorías en el parlamento local fue el de Samuel Moreno. Lo tenía todo para hacer una administración transformadora y en cambio le dio una puñalada mortal a la capital, le dio carta libre a la corrupción, el transfuguismo y el «todo vale».

Bogotá se recupera de a poco, y por eso vale la pena celebrar la entrada de nuevos concejales del partido Verde y varios de la lista petrista. Prometen una gestión interesante y representativa de una ciudad rebelde que frente a temas como el aborto, la legalización de la dosis mínima, la tauromaquia, el cambio climático, la guerra, la justicia o la política social piensa distinto al resto del país.

1. Víctor Vidal: El triunfo de la protesta popular en Buenaventura.

El principal, el más importante de los triunfos que vale la pena destacar en esta jornada es el de Víctor Vidal en Buenaventura. Víctor gerenció con eficiencia el paro cívico y el movimiento popular que se tomó las calles del puerto malquerido de Colombia para lograr que los ciudadanos se ganaran a pulso un lugar en la mesa de negociación con el gobierno. Ese será el próximo alcalde de la ciudad, apoyado por un movimiento independiente. Déjenos creer en la autonomía regional otra vez Víctor, haga una gestión inteligente.

Adenda I: ¿Qué le pasó al uribismo?   

¿Cómo entender el descalabro de Uribe? Iván Duque y su «gobierno improductivo», como lo bautizó recientemente una revista extranjera, parecen habernos traído a un posturibismo, en el que Centro Democrático intenta buscar otras caras a las que asociar sus tradicionalmente exitosas banderas políticas pero se tambalea, de pronto Uribe ya no es suficiente. A pesar de que la agenda antifarc/antipaz sigue muy presente en el corazón de miles de colombianos, al expresidente parece haberle afectado el haber sido llamado a indagatoria y las acusaciones de tráfico de testigos, entre otras graves sospechas.

Adenda II: Galán.

Hace bien C.F. Galán en aceptar la curul en el Concejo. Buen comienzo si lo que quiere es construir un movimiento político como lo manifestó en su discurso al final de la jornada.

 

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