En los Emiratos Árabes Unidos el señor Owaidah Ahmed Al Qubaisi es el homólogo de la ministra colombiana de vivienda, la barranquillera Elsa Noguera. El funcionario emiratí fue quien adjudicó en Abu Dhabi las primeras mil casas a habitantes nativos, en un conjunto residencial llamado Al Falah City Residential Project.
Todo esto hace parte de un plan para entregar 50.000 villas a un buen número de ciudadanos locales en los siguientes 20 años. Se le da prioridad a mujeres divorciadas, viudas y familias numerosas, cuyo espacio con el tiempo se les ha reducido significativamente.
Como se puede ver, las señoras casas parecen gozar de todas las comodidades habidas y por haber con una característica muy del contexto árabe cuando se trata de construir una vivienda: ser generosos en cuanto al espacio a otorgar.
Las dimensiones de las villas son de entre 311 a 470 metros cuadrados con cinco habitaciones y dos garajes. Comodidades adicionales como piscinas y jardines corren por parte del propietario, y facilidades como clínicas, centros comerciales o educativos y demás, se encuentran a solo diez minutos de distancia, si usted decide caminar.
Los líderes emiratíes tienen un larga tradición en cuanto a generosidad y desprendimiento a la hora de otorgar techo a su gente. Gestos como estos fueron iniciados por el gran líder y fundador de los Emiratos Árabes Unidos, el gran jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan de quien se dice fue el primer dirigente árabe en regalar casas a sus súbditos y tener un decidido e inquebrantable corte social.
Claro está que los colombianos no aspiran a las suntuosidades emiratíes –esto acá es a otro precio–, pero sí a que sus casas gratis sean dignas.
Para comenzar, dignas en espacio, que a los propietarios no se les quede en la mano el pestillo de la puerta después de dos meses de uso, y que no se les agrieten las paredes por materiales de baja calidad. Todo por el cruce y arreglo de algunos insaciables contratistas para sacar tajada.
En Abu Dhabi no hubo alharaca para la entrega de las villas de Al Falah. Bueno, acá no existe el afán del voto y la encuesta.
Me cuentan que en Colombia el día de las adjudicaciones echan discursos desde el señor presidente hasta el alcalde local, y me imagino que hay frías y voladores por montón. Bien por la celebración, pero me reitero: que sean casas sobre la tierra, no en el aire, para que el viento las desmorone.
Las casas en el aire son solo las del maestro Rafael Escalona. Son las únicas con escritura y (ahora) estampilla propia avaladas por todos los colombianos.
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi mayo de 2016
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