¿Te preocupa constantemente obtener la aprobación y la aceptación de los demás?, ¿cuántas veces te has encontrado a ti misma(o) priorizando las necesidades y los deseos de otros por encima de los tuyos?
Todos los días hablo con personas que vienen a mi sintiéndose estancadas, inseguras, y sobre todo frustradas, porque no logran accionar y ser coherentes con lo que quisieran ser en su vida.
Me cuentan que a menudo tienen dificultades para decir no, y establecer límites con otras personas, esto hace que asuman trabajos extra, o responsabilidades no deseadas, y al final, se queden con la sensación de que se han aprovechado de ellas o ellos. Llevan un peso enorme pero invisible que no logran explicar, y les cuesta caminar con seguridad hacia sus objetivos.
¡Lo que veo que tienen en común estas personas es la preocupación por decepcionar a los demás!
Las personas complacientes a menudo descuidan sus propias necesidades y bienestar para complacer a los demás. Esto genera agotamiento emocional, estrés, y, sobre todo, resentimiento. También afecta en su capacidad de toma de decisiones, pues su miedo más profundo es el rechazo o la desaprobación, y muchas veces, perseguir sus propios intereses puede parecer una amenaza, incluso para ellos mismos.
¿Crees que es posible que estés dominada(o) por la complacencia?, ¿te has hecho esa pregunta?
A mi me llevó varios años entender esto, y reconocer que la complacencia era parte de mi repertorio. Vivimos en contextos donde se espera que seamos coherentes con las expectativas culturales y el valor que se le da a complacer a los demás. Sin darnos cuenta, normalizamos esto, y terminamos adoptando este comportamiento como una estrategia inconsciente para encajar y cumplir con las expectativas de otros.
Sin embargo, el riesgo que corremos es el de dejar en manos de otros nuestra autoestima, nuestro autoconcepto, y muchas veces nuestra dignidad, pues al vivir con la necesidad de validación y aprobación de los demás, empezamos a sentir que nuestras propias opiniones y deseos no son importantes, ¡nos acercamos más a otros, pero nos alejamos de nosotros mismos!
En mi experiencia y la de mis clientes, la razón más común para ser complaciente es la necesidad de evitar conflictos, sin embargo, siento que esta expectativa es una ilusión. Si algo tendremos con seguridad en la vida, son desacuerdos, discusiones y problemas. Creo que nada nos mantendría a salvo de esto, pues es inherente a la experiencia humana.
La vida es una constante resolución de problemas, una constante toma de decisiones, y con el tiempo, tenemos la responsabilidad de volvernos mejores en ello.
Al final aprendí que es irreal pretender tener la validación y aprobación de los demás, que la aceptación, el autocuidado, y el amor incondicional deben venir de mí misma.
Las personas que hacen parte de tu mundo son muy importantes, al igual que tú, es necesario encontrar ese balance. ¡No busques que alguien más te reafirme quién eres, no busques afuera lo que solo podrás encontrar adentro!
Tu trabajo más importante en la vida es encontrar la manera de priorizar tu autocuidado, abrazar a tu ser auténtico, tratarte con dignidad y respeto, y solo así, entenderás que es necesario tener el suficiente amor propio para darte todo lo que tu necesitas.
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