Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Mientras en el Congreso de la República miembros de Cambio Radical y del Centro Democrático hacían lo posible para ponerle palos en las ruedas a la Justicia Especial para la Paz, a 295 kilómetros de allí, en el caluroso municipio de Uribe, Meta, estaba empezando a cambiar la historia del campo colombiano.
En el Congreso se veían solo corbatas el 9 de octubre, y en Uribe, Meta, solo personas en camisa, con sombreros, ‘desabrochados’, con rostros de esperanza que reflejaban nuestra patria campesina, esa que tanto decimos querer, pero que tanto hemos abandonado por décadas y décadas.
En Bogotá se estaban debatiendo los artículos de la JEP y en Uribe el presidente Juan Manuel Santos y parte de su equipo, acompañados de campesinos y empresarios, estaban anunciando el comienzo del fin del marginamiento de los campesinos colombianos.
Allí, en ese municipio que fue refugio de las Farc, en donde casi por medio siglo no hubo paz, se divulgó el listado de los 344 municipios que desde ese momento entraron al listado de las Zonas más afectadas por el conflicto (Zomac), que conforman el 53 por ciento del país, y en donde se harán las inversiones necesarias para que sus gentes puedan progresar en paz, para que tengan un futuro, para que sus pueblos renazcan, algunos, y salgan de la pobreza, los otros.
Se trata de una verdadera revolución económica, que nació de los acuerdos de paz con las Farc, y que consiste en que el Gobierno y el sector privado se unirán para generar trabajo a sus habitantes, para construir fábricas, hacer vías terciarias, ayudar a los campesinos con sus cultivos, o con sus otros productos, darles educación, salud y terrenos en los que puedan forjar una vida.
Es, nada más ni nada menos, que una Reforma Rural Integral, como se le llamó en los acuerdos de paz, que ya inició y que el lunes 9 de octubre fijó sus horizontes en los municipios escogidos.
Y es que así es que se construye la paz. La gente en las regiones afectadas por el conflicto es la que sabe lo que está pasando, porque lo está viviendo. Ha visto el cambio y lo seguirá viendo y sintiendo.
Así lo hizo saber Jaime Pacheco, alcalde de Uribe, quien después de su intervención protocolaria en el acto de divulgación de los municipios Zomac, pidió permiso para dirigirse a los colombianos que seguían la transmisión y dijo:
“A nombre de millones de campesinos que han tenido que sufrir en carne y hueso los estragos de la guerra, este mensaje es para esos otros millones de personas, ciudadanos colombianos que han vivido esta guerra a través de la radio o de la televisión, sentados cómodamente en sus salas.
Para ellos seguramente no ha cambiado nada o ha cambiado muy poco y por eso piensan que este proceso no sirve. Yo les digo que millones de colombianos como ellos, para estos millones de colombianos, sí ha cambiado algo y mucho.
Es un cambio como de la noche al día. Que ustedes no lo han sentido allá pero nosotros, los que sí hemos vivido en estos territorios, sí lo hemos sentido.
El solo hecho de que para algunos colombianos, que somos millones, haya mejorado la calidad de vida, que podamos por fin tener la esperanza de la paz, debería ser motivo suficiente para que todos los colombianos estuvieran de acuerdo con este proceso de paz.
Hay que acabar con la indolencia. Eso es lo que pasa en nuestro país. La paz sí vale y vale mucho y para nosotros ha valido muchísimo”.
¿Usted qué opina?
@VargasGalvis