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Aquí está la Isla Maravilla, bajo las olas del mar. Solo se ve esto, como símbolo de que allí hubo vida una vez. Foto de Ignacio Galán, publicada en Red Prensa Verde

Aquí está la Isla Maravilla, bajo las olas del mar. Solo se ve esto, como símbolo de que allí hubo vida una vez. Foto de Ignacio Galán, publicada en Red Prensa Verde

La Isla Maravilla, hogar de pelícanos, gaviotas, alcatraces, garzas y otra infinidad de especies, desapareció bajo las aguas del mar Atlántico, en pleno archipiélago de San Bernardo, a un poco más de 50 kilómetros de Cartagena. Quedó sumergida por el cambio climático que amenaza al mundo entero.

No pasó ayer, ni hace una semana. Nadie sabe la fecha exacta. Unos dicen que fue hacia el 2017 y otros, que entre 2006 y 2007, pero el hecho es que de las 10 islas del archipiélago ya no quedan sino nueve. Y una de estas, la isla Panda, también está en peligro. “Panda colapsa”, dice dramáticamente un artículo de Redprensaverde.org, publicado en noviembre de 2022.

El artículo agrega que la isla Maravilla, de menos de una hectárea al final de sus días, quedó hundida entre 30 y 50 cm. Y muestra a un hombre parado en el agua, sobre lo que una vez fue un territorio rocoso, llamado coloquialmente “la isla de las aves’, porque allí anidaban, hasta que el mar las desalojó.

El punto rojo señala la ubicación del Archipiélago de San Bernardo.

Pero ¿cómo pasó eso? Fue un proceso lento, por supuesto, en el que mientras va aumentando el nivel del mar, el terreno se va inundando poco a poco y va desapareciendo.

Le pregunté al chat Gemini (inteligencia artificial) qué islas se han hundido por el cambio climático y, primero, me regañó, porque no se dice que se hundieron, sino que quedaron sumergidas. Y luego, al mostrar ejemplos de islas que han desaparecido o están a punto de hacerlo, mencionó entre ellas al archipiélago de San Bernardo, en Colombia, y aseguró: “Pequeñas islas de este archipiélago están sufriendo los impactos de la erosión y el aumento del nivel del mar”.

¿Cómo hacemos entonces para que no aumente el nivel del mar y se salven muchas islas alrededor del mundo? La respuesta es trágica: no podemos hacer nada. Lo único que podemos lograr es que lo haga más lentamente. Y mientras tanto, proteger lo que más se pueda no solo las islas sino las costas.

¿Y por qué aumenta el nivel del mar? Le pregunté a Gemini y explicó que cuando el agua se calienta, se expande y ocupa más espacio. Y el mar se está calentando. ¿Por qué? Porque la quema de carbón, petróleo y gas natural libera mucho dióxido de carbono y genera lo que los expertos llaman ‘gases de efecto invernadero’, entre los que se incluyen también el metano (que emite el ganado), el óxido nitroso, y los llamados gases fluorados (que se usan en refrigerantes, aerosoles y otros productos industriales).

El dióxido de carbono no es malo. De hecho, lo producimos nosotros cuando respiramos y luego exhalamos dióxido de carbono. También las plantas y los animales. Lo malo es que haya exageradas cantidades. Y las hay por culpa de la quema de petróleo, carbón y gas natural, que lo producen en cantidades y lo lanzan a la atmósfera; y las industrias siderúrgica y química, entre otras causas.

Así quedó la Isla Maravilla, al punto que se puede caminar sobre las aguas que la cubrieron. Foto de la investigadora Karen Acero, publicada en Red Prensa Verde

Así quedó la Isla Maravilla, al punto que se puede caminar sobre las aguas que la cubrieron. Foto de la investigadora Karen Acero, publicada en Red Prensa Verde

Esos gases, dice Gemini, “actúan como una manta que envuelve al planeta, permitiendo que la luz solar entre, pero dificultando que el calor se escape al espacio”. Es decir, ‘atrapan’ el calor en la atmósfera terrestre.

Por eso se aumentan las temperaturas en el mundo, se producen más frecuentemente huracanes, sequías e inundaciones, como estamos viendo; se derriten los glaciares y se convierten en aguas que elevan el nivel del mar; y los océanos absorben el dióxido de carbono, por lo que se vuelven más ácidos (poniendo en peligro el equilibrio de los ecosistemas marinos).

A eso se le puede agregar la deforestación. Porque los árboles absorben dióxido de carbono y nos ayudan a eliminarlo, pero si los queman, los talan, los derriban para una u otra cosa, dejan de ser nuestra mano derecha para controlar el cambio climático.

¿Qué podemos hacer las personas que vivimos lejos del mar, para evitar el cambio climático, para evitar que el mar crezca y tratar de que no se aumenten las temperaturas?

Aunque no lo creamos, sí podemos contribuir, haciendo, entre otras cosas, lo siguiente (con ayuda de la Inteligencia Artificial):

  • Apagar las luces que no necesitemos
  • Utilizar bombillos led
  • Bajar el consumo por electrodomésticos
  • Desconectar los equipos cuando no se estén utilizando
  • Reducir la utilización de aires acondicionados
  • Reducir los residuos
  • Reutilizar y reciclar
  • Reparar las fugas de agua
  • Usar ahorradores de agua en los grifos y duchas
  • Recoger el agua lluvia para regar las plantas
  • Evitar el uso de productos desechables
  • Reutilizar las bolsas de tela
  • Reciclar, separando los residuos
  • Optar por el teletrabajo, evitando así los desplazamientos
  • Imprimir solo lo necesario y por doble cara
  • Utilizar menos el transporte particular y recurrir al transporte público, la bicicleta o la caminata.

Otra contribución, que es polémica y que no le gusta nada a los ganaderos, ni a los carniceros, ni a personas carnívoras como yo, es comer menos carne, porque el ganado come pasto y heno, que se fermentan en su interior, produciendo así metano, que expulsan al aire a través de sus eructos. Ese metano, dicen los expertos, es mucho más dañino para el ambiente que el propio dióxido de carbono.

Con que usted haga una sola cosa de lo que mencionamos, estará ayudando a nuestra generación y a las que vienen, para que no se nos acaba tan rápido el mundo.

 

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