Venga le cuento

Por: Roberto Vargas
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La dictadura Parking

El letrero decía 30.000 pesos. Se suponía que esa era la tarifa máxima que podía cobrar ese día el parqueadero de Parking, ubicado en la Clínica del Country. Sin embargo, al salir, 7 horas, 51 minutos y 57 segundos después, me informaron que la cuenta era de 41.600 pesos....

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¡Es inocente!

Todos los dedos lo señalaron: culpable. Los medios de comunicación lo dijeron: culpable. Las viejas chismosas del barrio fueron las primeras en empezar a tejer historias sobre una u otra cosa que habían visto en ese hombre que, sin duda alguna, para ellas, daban mayor certeza...

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Por Roberto Vargas y Pedro Vargas Recuerdo aquel día en que mi padre, Julio Roberto Vargas Álvarez, llegó al colegio donde estudiábamos con mis hermanos, casi a la hora de las onces, a llevarnos de comer. Años después, ya mayor, entendí que aquel día debió de haber sido...

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Hay días grises. Muy grises. A pesar de que el sol esté radiante. Porque lo gris no está en el horizonte, sino en el corazón. Hoy es uno de esos días grises. De esos en los que uno se levanta y no tiene ánimos de hacer muchas cosas. De esos en los que uno parece […]

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No fue necesario que alguien dijera algo. Solo se escuchó como un pequeño golpe. Como si se tratara de un corto. Los niños, que estaban en la sala mirando televisión, quedaron de pie. Uno de ellos alcanzó a decir ‘Nosotros no tocamos nada’. Los adultos, que...

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Llegué un viernes a las 10:30 de la noche a mi casa. Todos estaban despiertos. Particularmente Iván, mi hijo de tres años, que a veces me sorprende cuando llego a la media noche del trabajo y sale corriendo por el pasillo, abriendo sus bracitos y gritando ¡papi! Pero esa...

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Salgamos a rumbear

Se llama Estelle. Cuando la vi se movía como un pez entre cerca de dos decenas de personas, al ritmo de la salsa. Tenía cerrados los ojos y parecía estar en estado hipnótico. Se distinguía de los demás por su rubia cabellera. Su cuerpo se dejaba llevar de la música pero el alma parecía estar […]

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Mi hijo Esteban se despidió de mí en el parqueadero y caminó hacia el ascensor. Volteó a mirar y se detuvo un instante. ‘Hasta luego Pepito’, dijo, mirando a nuestro Chevrolet Sprint Blanco. No recuerdo qué llevaba en sus manos, pero las recogió contra sí y...

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