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Me fue difícil escribir este Post, la verdad quería hacerlo lo más corto posible, pero las ganas me ganan, las imágenes y los videos hablan por sí solos el fin de semana fue impresionante, el rock se tomo a Bogotá con un excelente comportamiento por parte de la gente, pero el clima una vez perjudicó el festival, creo que llego la hora de replantear el mes en que se realiza para ver si esquivamos un poco el invierno. Lo siguiente es una pequeña muestra de lo que sentí como un rockero más.

 

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Lo que presenció la mancha negra

 

Mientras registraba con mi cámara lo largo y ancho que se veía el parque Simón Bolívar con todo el pueblo metalero reunido para la comunión musical, me preguntaba la importancia que tiene el rock en muchos de los que habitamos el país, las conclusiones las tengo claras y no son muchas. Me baje de la carpa solitaria en donde había algunos equipos de una emisora que brillaba por su ausencia pero que promulga pasar buen rock, mi destino, ver a una legendaria banda en vivo que a pesar de reunirse nuevamente hace unos meses, sigue haciendo metal de grandes ligas. Una vez ubicado y enfundado en un impermeable que me protegía de la lluvia que a mis espaldas se mezclaba con el sudor de la mancha negra, vi en medio del sonido prolongado de melodías, el momento justo en que el telón se abrió, habían dos tablones con figuras humanas confusas y elementos quirúrgicos estampados sobre una tela, dos minutos después aparecen uno a uno los actores que cerrarían el festival, con los instrumentos afinados el silencio se rompió, e inicio el viaje por el mundo de Carcass, el viaje por las astucias Goregrind, Death y hasta Melodic metal, con dos guitarristas invitados y oriundos de Arch Enemy la fiesta nos sumergió en medio de una perfecta estructura musical, en años de ensayo y ensayo, en el amor por el ejecutar de la mejor manera un instrumento, en la exterminación de todo los agentes inmediatos de protagonismo, la búsqueda de la perfección a todo pulmón.

 

 

Las vibraciones resonantes rompieron el silencio saturado de sonidos artificiales e inmediatos, en muchos rostros el asombro de presenciar de que esta hecho el metal actual, fue tan evidente que parecía que hubiesen visto algo extraterrestre, pero no solo se vio este sentimiento, también el de alegría, que gusto sentirse sacudido por estas ondas que circularon por todo nuestros cuerpos durante 55 minutos, mientras Jeff Walker alzaba su mano y tomaba un sorbo de licor celebrando estar ante tamaña multitud. Los punteos, golpes de tambor y tonos de voz, terminaban el ciclo de la primera jornada anual, una cita en la que se acude con cabeza y oídos grandes para imprimir sonidos que luego contando la historia evoquen en nuestros rostros, felicidad. Con mi cámara y mis pies un poco mojados, salí rumbo a casa, escuchando conceptos de lo que acabábamos de presenciar, por mi parte sigo aprendiendo de este mundo rockero, por otra, ¿no se? pero si los que vimos, no pone a pensar a los protagonistas de la escena local en donde estamos parados y cuál es el camino, seguiremos siendo flor de un festival más.

Que despidida tan guitarrera

 

Los dioses si existen

 

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A las 6:38 minutos de la noche del 3 de Noviembre de 2008, con la canción Dawn Of Creation y el destello del traje de Rob Halford, la espera de casi 36 años llego a su fin, con ella tal vez la más impresionante presentación de metal de este año, me atrevo a decir y sin querer herir susceptibilidades, mejor que la de Maiden. El argumento, los casi 110 minutos que duro el concierto de los Dioses del Metal, Judas Priest, en donde con un magnifico sonido y un escenario con telones que cambiaban mostrando las tapas de los álbumes según la canción que sonaba, el hechizo de los ingleses se hizo realidad. Poco a poco Halford nos fue tragando con esa voz de gigante que aún conserva, sencillamente descomunal, sin embargo, sus movimientos lentos al caminar denotan la huella que ha dejado el paso del tiempo. Los que si conservan esa velocidad y punteos perfectos son Tipton y Downing, quienes sacudieron el inmenso C.C. Bima además de hacerlo temblar a causa de los saltos de todos nosotros.

 

Hasta que la motocicleta retumbo…..

Los Metal Gods incluido el del cielo, nos dieron ese brillo tan poderoso que produce el Heavy Metal, el día de ayer, brillo que invadió nuestros cuerpos con 17 canciones llenas de historias, letras, representadas por 5 personajes que decidieron algún día forrarse en cuero y taches para decirle al mundo, que clase de música tocarían el resto sus vidas, melodías que resplandecieron por todo el espacio Bogotano y que dejaron en la mente de tres mil personas el sello del pasaporte Priest.

 

A capela con Rob, ¡qué emociónante!

 

Para la próxima les tendré una galería con más imágenes de todos los conciertos de la semana que paso y algunos videos, ya que ha sido tedioso subir los videos por temas de conexión.

 

Permanezcan Rockosos

 

 

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