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Sobre el asfalto una locomotora con dos décadas de historia, nos subimos por una noche a la cabina y hablamos con su director, un pequeño homenaje a una institución digna de emular, furgones inmersos en Rock And Roll.

 

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Unos minutos antes de las nueve p.m. bajo un frio calador, la figura de un hombre vestido de chaqueta negra y jeans cruza la puerta de la estación, en la maleta trae el plan de viaje, parte en su computador y el resto trazado en su cabeza. Algunos pasajeros ya abordaron, ellos esperan pacientemente, pues hay varias millas por recorrer. Posicionado el piloto conecta todos los sentidos y dispositivos, se pone entonces en marcha toneladas del más puro rock, transportados en vagones amplios y cómodos, esta vez el encargado de ambientar el viaje es David Bowie, presente en las pantallas, el camaleón de la música mutara por varias episodios en voz del director de esta masa de fierros y sonido. Así es como inicia los jueves en la noche el señor Andrés Durán, con varios de sus colaboradores entre ellos Juliana Amado, encargada de la promoción y además de la supervisión de tickets; la conducción de un Expreso que lleva recorriendo diversos lugares del mundo hace 20 años, regalando a la gente cultura musical tan necesaria en medio de la ausencia de espacios; el lugar La Hamburguesería en Usaquén, donde ha programado una serie de entregas con los mejores representantes del genero, que irá hasta el 29 de octubre cuando finalizara con el maestro Bob Dylan, aquí toda la programación

Desde la época cuando La Superestación 88.9 aún existía en el dial como emisora Rock y Pop (finales de los ochenta, aunque inicio antes), este aparato transporta múltiples vivencias encaradas por Andrés, quien por aquel tiempo exponía en el programa del mismo nombre, las tendencias más variadas. Poseedor de un tesoro invaluable en vivencias, sin contar la cantidad de discos, pero a juzgar por su expresión posiblemente lo más importante sea la asistencia a conciertos, se ha encargado de mantener encendido el motor por un periodo bastante considerable, tal vez en ocasiones a punto de frenar, pero esa pasión y responsabilidad de transmitir de una manera elocuente y como suele decir el mismo «certera» una historia contada a medias, no le ha permitido agotar el combustible. Generaciones nuevas desconocen el significado de una las pocas columnas que aun se mantiene en pie, luchando en un mar de obviedades y estereotipos de rock superficial demasiado nocivo, acuñado en los medios. Estos nuevos jóvenes exploradores tienen una ventaja amplia antes inimaginable para sus ancestros, llamada era digital o nuevas tecnologías cuyas proporciones son más veraces y al alcance de casi todos, además para ellos su manejo es tan simple como hablar, por eso no existe excusa para subirse al menos por un instante a conocer el confortable sentimiento producido por las sillas de una máquina bien aceitada, y con brújula orientada en dirección correcta, simplemente conectamos los audífonos y nos dejamos llevar al próximo portal. Otras generaciones como la mía tuvimos la fortuna de conocer al antes y el después de las radioestaciones, es decir escuchamos el Expreso en sus inicios, por eso entendemos a este «dinosaurio» que se niega a morir, símil del viejo Chuck Berry, Los Stones, Jerry Lee Lewis,……todos leyendas vivientes.

Los invito a observar pequeños extractos en video de lo sucedido el pasado jueves, pero lo más importante, los conceptos del conductor de esta nave veloz, conceptos claros, contundentes y que invitan a reflexionar…

 

 

Dibujada en la red mundial los vagones de este metro se encuentran alojados en el ciberespacio, con noticias, conteos y emisora online.

 

Una voz diáfana, generadora de tranquilidad, ubica en  tiempo y espacio a los viajeros, año 1984, en las ventanas

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Bowie con su show Serious Moonligth, entre las sonadas «Golden Years«, rompiendo las barreras del tiempo ahora nos dirigimos a Live Aid (1985), saboreando un cerveza fría, sobre la atmosfera navega «TVC 15″. Luego los ojos del piloto destellan, al recordar el momento real bajo la tarima viendo a David derramar múltiples facetas musicales en su tour Glass Spider, del cual narra detalles solo a quienes comparten la consola de mando e indica el próximo pasó del camaleón. Dentro de la estela quienes no han perdido el rumbo permanecen soportados en este tren, que a mi modo de ver ha superado etapas y ahora es más sabio, afirmaciones como: » se aprende cada día» o «el mundo del rock es infinito», en palabras de Andrés, son difíciles de adoptar pero a la hora de comprar el ticket debemos por lo menos tener en cuenta, aprendices somos muchos, no se es más gigante cuando cerramos el conocimiento para convertirnos en iconos, en compartir y transmitir lo aprendiendo esta la grandeza, y El Expreso sí que sabe de eso, sobre el frio acero receptor de su peso corren desde Mamie Smith hasta Mastadon, o desde Neil Young hasta Opeth, no hay confusiones pero si asoman, tenemos la seguridad a dónde acudir. Con la vieja guitarra acústica obsequiada por sus padres cuando eran niños, varios músicos han regalado al mundo piezas imprescindibles, la reunión de cuatro adolescentes en un garaje, haciendo ruido, ha deslumbrado al universo, de esta magnitud es El Expreso del Rock, de una manera consiente continua sobre rieles firmes, sin inmediatez farandulera, lejos de acudir a rutas fáciles para llegar más rápido, construye pero exige, ofrece más de lo posible.

El motor se apaga hay que descansar, la aguja regresa a su puesto y el acetato lentamente se detiene, el olor de Rock And Roll permanece en el ambiente, saboreado promete mañana llevarnos a otro lugar libre de compromisos, donde la onda en boca de su conductor nos llene de felicidad.

 

Permanezcan Rockosos

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