Dentro de la locura y la cordura de Ozzy

La semana Mayor desde hace un par de años se ha caracterizado por tener entre sus días sendos conciertos, hace dos años Kiss cerrándola y ahora Ozzy Ousbourne abriendo. Tal vez muchos religiosos ven esto como un sacrilegio, incluso los vecinos del parque, además de la incomodidad por los mismos vándalos de siempre que pretenden entrar a las malas y que dañan una fiesta impecable dentro del lugar. Adornado por esa aura de oscuridad, el viejo Ozzy llegó a Bogotá en medio de una estricta seguridad. Poco se supo de su arribo horas antes y el contacto con algunos fans privilegiados se dio en camerinos antes del show. En un sábado normal y con el temor al borde por la lluvia incesante de esta época, muchas personas se vieron obligadas a prepararse para un aguacero descomunal en medio del concierto. Sin embargo las supuestas tinieblas de rayos y centellas que acompañan al vocalista, nunca aparecieron, ni con él, ni en la ciudad, el clima fue benévolo con quienes deseaban disfrutar de este sorbo añejo del rock, la primera apuesta se ganó. Las filas para entrar no vislumbran buena asistencia, y una gran porción de gente ya se encontraba dentro del parque Simón Bolívar, a eso de las 5:30 de la tarde. La agrupación bogotana The Brand New Blood ya estaba sobre la tarima desplegando su propuesta, haciendo alarde de su reciente producción donde se destaca la presencia de los teclados, además de la voz, sonido aceptable. Al parecer su vocalista se fue bastante inconforme. Sigma salió a escena, viejos conocidos también por ser apertura de bandas internacionales de renombre, lograron atención y arrancaron aplausos gracias al talento en guitarra de Andrés Álvarez.

La ansiedad se empezó apoderar del lugar, Platino y Vip ahora una sola localidad, General dividida en dos flancos para evitar la torre puesta en la mitad donde se ubica la consola. Pero para fortuna de ellos en realidad de todos, las dos pantallas eran de suficiente calidad para observar a gran distancia. Dos años atrás, la primera entrega Sabbath nos daba la esperanza de pensar, que la voz más tenebrosa del metal podía estar entre nosotros, a punto estábamos de enlazar para completar dicho capítulo.

Los ojos anclados en el escenario, rostros que avisaban felicidad, varias generaciones, parejas, solitarios, músicos, adolescentes izando camisetas y cámaras apunto, todo un paisaje inmarcesible. Faltando apenas tres minutos para las 8 pm las paginas subvaloradas de la historia rockera de nuestro país, recibían en vez de la tinta, la tecla obturada, archivos digitales empezaban la carga con las primeras palabras de Ousbourne: «vamos a la locura» y el riff de Bark At the Moon nos

succiono directo a su mente, todos podían escapar, pero nadie pretendía hacerlo. La tierra temblaba, los cimientos de la plazoleta sentían el choque incesante de los miles de cuerpos saltando, y solo hasta que el teclado ‘eriza piel’ sonó anunciando el tercer acto, todo ceso. Canción atravesada en la garganta y en ese solo de Randy donde quedamos atrapados desde entonces, Mr.Crowley. Por fin el llamado al misticismo sonaba y aunque con falta de aire y quebrada voz al momento de iniciar, no importo, porque el perdón antes insinuado por la ausencia de tan larga espera, ya estaba redimido. Vimos la cara real de esa pieza tan cautivadora e infinita apoderada en las cuerdas de Gus G quien no desentono, tampoco el entorno aplicado de toda la banda. Menos lo hicieron al introducir I Don´t Know segundo tributo a los 30 años del Blizzard of Oz se nota que si la sabían.

El aroma de las bases del metal ya se inhalaba, empezó a descender cuando los ojos teñidos de negro de su creador, miraron al horizonte, recordando posiblemente ese perfume longevo de nombre Black Sabbath. Como único amigo fiel, el micrófono hacia mella con la salida de Fairies Wear Boots, dentro del juicio más profundo un trozo de aquella historia era nuestra, más con la invitación a perseguir el coro. Encajo Suicide Solution bastante coreada, sin embargo la sentida Road to Nowhere puso en movimiento sentimientos, de una letra tal vez cierta para algunos, cuando se mira hacia atrás y no se llega a ningún lado. La sirena anunció una guerra dentro la cabeza de Ozzy, una guerra real a las afueras del parque, con los protagonistas del desorden y de no ser porque la policía andaba ocupada tal vez hubiesen entrado, pues era atronador su sonido. War Pigs levantó los brazos de Mr. Madman y aunque lerdo en sus movimientos invito a la masa a cantarle a esos cerdos que destruyen y lavan nuestros cerebros con guerras inventadas, mientras se esconden viendo la carne en el asador, la furia dibujada en el rostro de él, convido a saltar, gritos de emoción visibles. Rat Salad la más «fiestera» del set, sonó deliciosa y desemboco en los solos de batería y guitarra respectivos. Los pasos del hombre de acero empezaron a ingresar, seguíamos dentro de la cabeza mojada de espuma y agua, buscando la locura pronunciada por su autor en varios pasajes de la noche, dispersos en los conscientes retratos de su líricas, florecimos en gestos de alegría. Iron Man con arreglos un tanto cambiados, fue el coro más unisonó del show sin descontar I dont Want to Change the World. Pero tal vez uno de los momentos más intensos pudo ser cuando los vagones de Crazy Train fueron abordados, la locomotora se echo andar olvidando el freno y ese Riff-Randy, nos trago en emoción. Los ochenta aparecieron frente a nosotros, cantados, bailados y llorados, la llovizna hasta ahora asomaba, fundida quedo.

«Millones de personas viviendo como enemigos. Tal vez no sea demasiado tarde para aprender a amar y olvidar como odiar» Crazy Train.

Apenas alcanzábamos a soltarnos y el retorno supuso la balada más esperada y el premonitorio regreso a casa donde nuestras madres aguardan para arroparnos con su incondicional cariño, Mama I´m Coming Home fue la más clara muestra de amor de una pareja que seducida por su melodía, sello el momento con un tierno beso, lejos Ozzy, de imaginar la propina de su canto. Creo que todos sabíamos del epilogo, el último recuerdo de Sabbath sería encarnado en Paraniod, por esto se dejo todo allí, saboreando el equilibrio, salimos poco a poco de aquella mente libre de locura. La luz subió totalmente a eso de las 9:30 pm y en el escenario los rodies empezaron la tarea del retorno, la espuma y la humedad en los rostros de algunos aún permanecía, otros llenos de felicidad contaban la proeza, mientras tres jóvenes se peleaban en un tira y jale por una baqueta. En cambio, envueltos en la bandera con el nombre del invitado de honor, «el parche» salía con la sonrisa puesta. Padres de familia llevaban abrazados a sus hijos y una solitaria mujer cubierta de negro de arriba abajo, caminaba rumbo a la puerta con asomo de grandeza. El desfile a casa de la mancha negra iniciaba en la tranquilidad de las afueras.

Cuando la gente mira con recelo el rock y lo ejecuta vilmente por su apariencia debería observar a Ozzy Osbourne, para entender muchas cosas. La manera potente como canta, como permanece. Aun cuando al moverse y apoyarse en su viejo cómplice, amplificador de sus ondas le cueste. Ingenuo quien pensó verlo cantar Mr.Crowley en los mismos tonos de hace 20 años. Este genio vocal, fue salvado sin duda por la música, lerdo y tembloroso camina tan cuerdo como nadie, sabe que la única manera de mantenerse en pie es cantando, utilizando esa poderosa voz evocadora de hazañas, pero con presente digno de admirar. Arropado de una gran banda, cada uno preciso en su instrumento y virtuoso en ejecución, la lozanía está asegurada además ese sonido único. No se necesita saber de rock para entender, y a pesar de todo lo que se diga, que Ozzy es un ejemplo de cómo no quedarse en casa y echarse a morir. Grande Ozzy, eres un grande!!!

 

Los mejores momentos con Ozzy…

 

————————————————————————————

Para cerrar debo comentar que el sonido fue óptimo, el ingreso no tuvo mayores percances, buenas pantallas. El lunar, «la gente» que pretendió ingresar a la fuerza, también el revuelo generado por la unión de las dos localidades, algo que se debió prever para evitar inconformismo. Sin embargo hay que esperar las razones del porque de esta decisión que esperemos sean entregadas. Esto ya sucedió igualmente en Scorpions y entiendo que no es con mala intención, no obstante hay que buscar alternativas cuando se tenga que recurrir a unir dos localidades por cuestiones de espacio. No sé si es viable pero por ejemplo, cuando suceda esto en pleno concierto, se podría llegar a un acuerdo con la gente que compro la localidad más costosa, para que obtenga un descuento en algún evento de su preferencia. Esperemos que todo se solucione.

Más imágenes en este lado y videos por este otro. No olviden seguir las novedades a través de Twitter, y por último visitar la nueva publicación de Retina al Aire.

 

 

***********************************************************************

Helloween y Stratovarius todo un éxito

Con agrado se recibe la noticia de la venta total de entradas para este concierto. Los seguidores demuestran gran fidelidad una vez más con estos dos iconos del Heavy Metal. El próximo martes en el Royal Center se podrá vivir toda una fiesta rockera. Las siguientes son algunas recomendaciones para tener en cuenta:

 

Permanezcan Rockosos