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Por A. Moñino

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El atentado a Charlie Hebdo el 7 de enero, en sí, no merece ningún debate: matar gente indefensa es algo asqueroso que no tiene justificación alguna, luego en mi opinión sobre eso no hay discusión, sólo repudio y condena total al acto que, además, tampoco debería relacionarse con una religión ni región del mundo, ni raza, sólo con unos dementes criminales, como los hay de todas las razas, religiones y países. Pero ese repudiable hecho no me obliga necesariamente a ser Charlie Hebdo, porque tampoco comparto su línea editorial.

Esa lógica binaria, bajo la cual quien no diga “Yo soy Charlie Hebdo” es visto como simpatizante de los asesinos o quien no condene a los musulmanes en su totalidad es un “terrorista”, me atrevería a decir que es la que en parte tiene al mundo en esta guerra de bandos, de blancos y negros, de buenos o malos que sólo contribuyen a la estigmatización y la incomprensión; los colombianos sí que lo sabemos bien. Y si no sabe de qué hablo, vale la pena que vea este video que da cuenta de cómo nos informamos y cómo se va moldeando “la opinión” por cuenta de ignorantes, en varios casos, o mezquinos en muchos más:

https://www.youtube.com/watch?v=KQZza2hKx7M

Pero si hay algo fundamental para los líderes ante estos hechos es ponerse la máscara de “bueno”, para que por oposición, a punta de etiquetas fáciles y desinformadas, se vaya llenando el costal de los enemigos y así justificar luego la guerra contra los “malos”, que termina siendo un paquete indiscriminado de cosas a las que se les debe temer, atacar y aniquilar y allí entran árabes, musulmanes, el islam, entre otros, que son cosas diferentes, pero que muchas veces nos venden como iguales, nuevamente por ignorancia o mezquindad, con el pretexto de acabar con la amenaza. Y por supuesto, al momento de poner la cara de demócratas, de respetuosos, de libertarios, acuden compungidos a la gran Francia, a esa potencia mundial para que los vean solidarios y clamando libertad de expresión aunque en sus propios países sean la mordaza para quienes los cuestionan en la prensa. Acá 20 ejemplos de la pantomima.

Y en ese contubernio de gobernantes, más la difusión que le da la gran prensa se mueve el mundo y parte de la opinión, radicalizando sus posturas para combatir a los “terroristas”, obviando que en otras partes ocurren cosas igualmente aterradoras, pero que por no ser en países poderosos de occidente pasan más bien desapercibidas. Para la muestra, la tragedia sin precedentes en Nigeria, casualmente a pocos días de la de Francia. Amnistía Internacional calcula que fueron 2.000 muertos en menos de un mes, y alguno pueblos borrados del mapa, aunque el gobierno dice que fueron sólo 150, y hasta ahora la noticia no ha tenido mayor difusión. Para hacerse una idea, este método más bien fácil y tal vez burdo resulta lo suficientemente demostrativo: los resultados de la búsqueda por “Charlie Hebdo” en Google son 226.000.000. La búsqueda “Nigeria Boko Haram” sólo muestra 60.300.000. Algo así como una masacre histórica y aterradora sobre la que no se ha dicho mucho y que no parece importar lo suficiente.

Y esto podría dar para pensar que lo que moviliza, sobre todo a los indignados de redes sociales que cambian su avatar y posicionan hashtags, no necesariamente es la vida o el asesinato, sino ciertos muertos que parecerían más importantes que otros, como si los homicidios fueran más o menos preocupantes dependiendo del país donde ocurren o si el muerto se dedica a uno u otro oficio. Pero ese parece ser el juego que proponen y han propuesto siempre. Todos son Charlie Hebdo, pero parece que Nigeria sólo son los nigerianos, al fin y al cabo parecería que una masacre en África, donde los poderosos siempre juegan a su antojo, no es suficiente pretexto para armar guerras o “combatir el terrorismo”.

Netanyahu

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