Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Teólogo Fabián Salazar Guerrero.  Directo Fundación para el diálogo y la cooperación interreligiosa INTERFE

A lo largo de varios años he tenido la oportunidad de acompañar a muchas personas que llegan en búsqueda de asesoría espiritual. Algunas de las principales dificultades tienen que ver con dolores que encuentran su origen en los desengaños del desamor y por otro lado la tristeza por sentir una profunda soledad. Pero para superar estas situaciones que hieren la autoestima, el corazón y hasta el alma, es necesario aceptar primero que se está viviendo ese sin sabor existencial.

Dejo algunos “espejos” de ese desamor para la propia reflexión

Muchas personas sufren en silencio y aunque externamente parecen personas exitosas, en el fondo sienten profunda tristeza que se oculta tras una sonrisa, una expresión de dureza o una actitud de orgullo para que nadie las descubra.

Lloran en privado y muchas veces sus almohadas se empapan en la noche o dejan caer sus lágrimas en la ducha donde nadie las escucha. En esas ocasiones sienten que no tienen amigos, que la gente que los rodea solo son los compañeros de trabajo, de rumba o de interés con quienes en realidad no se puede contar.

Buscan distractores en la vida cotidiana, se sobrecargan de labores y responsabilidades para cansarse y no pensar en sí mismas, para no llegar temprano a casa. Están conectadas a celulares y computadores, se llenan de ruidos y alocadas carreras que al final únicamente dejan agotamiento.

 

En ocasiones se sienten invisibles como si sus problemas no les importaran a los demás o no fueran relevantes para su familia. Dedican mucho tiempo a cuidar a sus cercanos, a cubrir las necesidades de las personas de su alrededor y apoyarlos en sus dificultades, pero ellas mismas se descuidan, gastan sus recursos y tiempo, pero al final se sienten vacíos y en muchas ocasiones ni siquiera reciben un gesto de agradecimiento.

 

Por la situación que se vive aumenta su temor por el futuro, y se ven proyectados a sí mismo en soledad, en tristeza y hasta en fracaso. La confianza en el porvenir se ve desdibujada por temores que se acumulan y por eso se dedican a coleccionar dinero, “amistades”, cargos o algo que pueda presentar “seguridad” y que pueda asegurar compañía. Y esto las lleva al stress, al cansancio y la enfermedad.

Los logros alcanzados parecen perder sentido pues sienten que no tienen con quien compartir sus triunfos, que no son suficientemente reconocidas, que las oprimen las envidias y los rumores de los otros y aunque se esfuercen, piensan que no logran ser lo suficientemente buenos en lo que hacen. Estas personas se sienten especialmente solas en los momentos de fracaso, pues no cuentan con el apoyo, el consuelo y el afecto sincero. Para evitar los juicios se cierran sobre sí mismas o recurren a las adicciones.

Con dolor se echan la culpa de la soledad o el desamor y dictan frases muy duras contra sí mismas; se maltratan y recriminan y hasta sienten que son “feas” pues juzgan que no son merecedoras del amor. Con desconcierto piensan que hicieron “algo tan terrible” que ni ellas mismas saben lo que es y hasta lo acreditan a causas sobrenaturales. Aparecen preguntas como ¿Por qué yo? ¿Qué malo hay en mí? ¿Por qué si soy buena persona estoy sola? ¿Estoy pagando algo? ¿Algún día encontraré a alguien que me ame?

 

En paradójico que esta sensación de querer ser amado y amar, se enfrenta al mismo tiempo a dos situaciones contradictorias;  por una parte aceptar la compañía de una persona que no la hace feliz y soportarla con tal de no quedar sola aceptando maltrato o indiferencia. Por otra parte,  desconfían de toda muestra de afecto y cualquier propuesta de amor por temor a que les hagan daño. Y en ambas sienten el dolor del desamor.

Pregúntate si algunas de estas descripciones hacen parte de tu cotidiano. En próximas entradas hablaremos de algunos consejos desde lo espiritual que pueden ayudarte a vivir esta situación.

Recomiendo mirar también una entrada anterior  «Cuanto duele la soledad»

Cuánto duele la soledad

 

teologosalazar@gmail.com

www.teologosalazar.com

@teologosalazar

Compartir post