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Y no me refiero a vivir en un mundo de fantasía que sea ajeno a la realidad, me refiero a regalarse una jornada de salud mental sin hablar del covid-19 ni de sus implicaciones.

Le pregunto: ¿hace cuánto no pasa un día sin que hable sobre la pandemia?

Si hacemos memoria, podemos recordar que incluso desde antes de que empezara el primer simulacro de aislamiento ya todos teníamos como tema de conversación principal al coronavirus. La noticia estaba en China, pero también en España y en Italia, y lo único que se escuchaba en pasillos de universidades y oficinas era sobre cifras de contagios y muertes.

Hoy estamos ya ad portas de septiembre y sumamos seis meses de nuestra vida en los que, difícilmente, hemos pasado un día completo sin hablar sobre la pandemia y sus consecuencias. ¿No está esto alterando nuestra salud mental? ¿Estamos acaso normalizando el vivir con zozobra y el conversar con todos nuestros allegados sobre la misma preocupación común?

¿Podremos vivir al menos un día sin hablar de la pandemia o ya habremos olvidado cómo se siente no ser monotemáticos?

Por su salud mental, le propongo un reto: 24 horas sin hablar, sin escuchar y sin leer sobre el covid 19 y las terribles consecuencias que ha traído para todas las esferas de nuestra sociedad. ¿Se siente capaz de hacerlo?

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Empiece desde que se despierte. No encienda la radio para escuchar noticias, ponga algún vídeo que le guste en YouTube. Durante el desayuno, cuéntele a su familia su motivación y pida que nadie hable en la mesa sobre la pandemia, así se sientan escasos de tema de conversación (algo que nos está pasando tan seguido últimamente). Y manténgase firme durante el día.

Quizás tenga que cerrar sesión en redes sociales, así evitará el acto reflejo de abrir Facebook, Twitter o Instagram cada vez que tiene cinco minutos de procrastinación. En redes sociales solemos enterarnos, queramos o no, de todo lo que está pasando. A cambio de eso, lea algunas páginas de un libro que haya tenido represado durante el caos de estos meses.

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Y ni hablar de los grupos de Whatsapp en los que abundan noticias alarmistas y remedios caseros inútiles, a esos también deles una pausa por 24 horas. Quizás su tío se moleste si no responde en el grupo, pero créame que su salud mental le estará eternamente agradecida por este break. 

Si no debe salir de casa ese día, no lo haga, así también evitará escuchar conversaciones en la calle al respecto y, de paso, le bajará un poco al nivel de angustia que todavía suele dar cuando vemos que la nueva normalidad está llena de tapabocas y de establecimientos cerrados.

En la noche apague el teléfono y no vea noticias, ni se ponga a pasar automáticamente entre canales. Mejor vea una serie en Netflix o algún video en YouTube que lo entretenga. Antes de dormir, no hable con su pareja sobre el covid, sobre la crisis económica, sobre el conocido que está contagiado, ni sobre sus opiniones de la gestión de nuestros mandatarios.

¿Se siente capaz? Yo sí. A pesar de que estoy escribiendo esto en un medio de comunicación, este mismo diario estará en mi rutina de detox mental de 24 horas. Quizás tendré que decirle a mi familia y amigos cuál es mi propósito, porque últimamente se me hace imposible escapar del mismo tema de conversación que todos manejan.

Esto no es una propuesta insulsa de autoayuda para ser felices por un día. Le aseguro que no será fácil. Quizás sienta ansiedad al pensar que se está perdiendo de alguna noticia importante o al ver sus grupos de whatsapp llenos de notificaciones. Pero ya los abrirá al día siguiente y ya se enterará de lo que haya pasado cuando se despierte y vuelva a su rutina de radio, redes, noticias y conversaciones llenas de preocupación.

Mientras tanto, regálese un día sin hablar de la pandemia.

Lo espero en mis redes sociales:

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