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Recientemente se celebraba en el país la primera versión de la Semana Nacional de la Movilidad Sostenible, organizada conjuntamente por el Ministerio de Transporte y las agencias de cooperación GIZ y USAID, con el propósito fundamental de seguir promoviendo el uso de medios de transporte no motorizados -como la bicicleta- entre la población colombiana.

En total, fueron nueve las ciudades que principalmente se vieron beneficiadas con jornadas de formación, encaminadas a ampliar los conocimientos y fortalecer las capacidades técnicas de funcionarios públicos, empresarios, docentes, investigadores, estudiantes, representantes de la sociedad civil, y ciudadanos comunes y corrientes interesados en este tema en particular.

Tales actividades, estuvieron a cargo de varios especialistas que, a su vez, lograron reunir una serie de recomendaciones puntuales en materia de reglamentación, infraestructura, y participación ciudadana, a fin de que, por encima de todo, se pueda facilitar el acceso a aquella información determinante que cualquier entidad, organización, o persona, en nuestro territorio, necesita saber a la hora de poner en marcha iniciativas de esta categoría.

Pero, ¿cuál es entonces el futuro de la bicicleta en Colombia? ¿Cabe la posibilidad de que algún día nuestras ciudades puedan darse el lujo de contar con tantos ciclistas como ocurre desde hace más de cuatro décadas en ciertas ciudades europeas? ¿Qué factores nos pueden ayudar a cumplir con tal fin?

En primer lugar, vale la pena recordar que históricamente ha quedado comprobada la relación positiva que hay entre el crecimiento del PIB per cápita y la tasa de motorización de las ciudades; es decir, que a medida que aumenta su ingreso, aumenta también el número de vehículos en circulación por sus calles, con las graves consecuencias que tal circunstancia trae consigo: contaminación atmosférica y auditiva, accidentes de tránsito, embotellamientos, pérdidas de productividad, etc.

En segundo lugar, valga decir que a nivel nacional contamos con experiencias dignas de ser replicadas y que, en este sentido, casos de éxito reconocidos internacionalmente como los de Bogotá y Medellín pueden convertirse en el referente idóneo para que otras ciudades aprendan, desarrollen, e implanten sus propios modelos.

En tercer lugar, hay que resaltar que desde mil novecientos ochenta y nueve, con la entrada en vigencia de la Ley 86, institucionalmente se viene trabajando en la aplicación de normatividades que desestimulen el uso superfluo del vehículo particular. En este sentido, los sistemas de transporte masivo y no motorizado juegan un papel protagónico.

No cabe duda que la bicicleta en Colombia tiene un futuro promisorio. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer si es que verdaderamente queremos potencializar el uso de un medio de transporte económico, no contaminante, saludable, e incluyente que favorece los viajes de puerta a puerta.

Para ello, es importante que aparte de la construcción de ciclorutas y del suministro de servicios asociados a la red de infraestructura -como los sistemas de bicicletas compartidas- se trabaje fuertemente también en campañas de pedagogía y de respeto a la norma para que cada día sean menos los ciclistas lesionados y muertos en la vía.

Igualmente, es importante fortalecer el rol que la sociedad civil juega en todo este proceso ya que ha quedado ampliamente demostrada su enorme capacidad como generador de cambios positivos en la conducta de viaje de los ciudadanos en varias ocasiones. Casos de colectivos como BelloCicleta (Bello, Antioquia), BiciNavengantes (Villavicencio, Meta), Ciclopaseos de los Miércoles (Bogotá, Cundinamarca), Siclas (Medellín, Antioquia), sólo por mencionar algunos, son más que elocuentes. Sin embargo, hay que darles más respaldo.

En resumidas cuentas, las condiciones están dadas para hacer de la bicicleta nuestro medio de transporte cotidiano. Fueron los altos precios del petróleo y los accidentes de tránsito los factores que llevaron a Holanda a estar hoy en dónde está. Es este sentido, es indudable que esfuerzos como los del Ministerio de Transporte apuntan en la dirección correcta.

¿Quién con tres dedos de frente quisiera seguir perdiendo tiempo precioso de su vida en medio de un trancón?

Twitter: @AJARAMORENO.

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Politólogo de profesión, postgraduado en Economía. Amante de los libros, los discos y la deriva urbana. Urbícola de nacimiento y convicción.

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